Positivo – Negativo
Paaaaa… Qué semanita la que hemos pasado, ¿eh? Mientras en Pellegrini al 100 se preguntaban si “el cumpa” había traído alfajores de EEUU y los concejales de la oposición juegan pa’ la "tribunita", al pueblo le afanan por todos lados. Noooo, no lo digo por el impuestazo, lo digo por la inseguridad, un tema del que en esa cuadra nadie habla.
Cada vez hay más robos de bicicletas, cada vez hay más robos de motos, cada vez son más las mujeres que vuelan por los aires por culpa de los motochorros que van tras sus presas a cualquier precio… ¿Eso no puede ser calificado como violencia de género?, me pregunto nomás.
En estos últimos días los de Saavedra al 200 aceleraron sus preocupaciones por las series de Netflix porque hay muchos casos que resolver y de ahí pueden sacar alguna idea. Lo del bebé en el basural tiene más dudas que
“Palermo pateando penales”, y lo de la parejita que robó el jueves a un repartidor de caramelos ni hablar. Los chinos de Caseros y Litoral se gastaron todo poniendo las mejores cámaras de seguridad pero resulta que fue al divino botón. A los chorros les hicieron un primerísimo primer plano pero no alcanzó, hay que ver que están medio lentos los del Juzgado de Garantías.
Ahora, la pregunta de la semana es… ¿Puede ser que nadie haya visto cómo se llevaban las rejas de la escuela San Roque? Les robaron 16 en total y nadie vio ni escuchó nada. Desde la comisión de padres aseguraron que la mitad fueron arrancadas y a las otras las sacaron a “pico y masa”. Pero lo peor fue que con el hecho ya consumado y denunciado los ladrones volvieron en horas de la tarde y se llevaron otra reja que había quedado.
El fin de semana “los dueños de lo ajeno” pretendieron llevarse un par de motos desde el depósito municipal pero el sereno se defendió y hubo disparos de arma de fuego. El tipo se salvó de milagro porque uno de los tiros dio en la garita donde pasa la noche.
Como la semana anterior un grupo de delincuentes rompieron la vidriera de un negocio del centro. Fue en Punto Surf y como sonó la alarma no se pudieron llevar nada.
Por estos días las motos sirven para todo. Son los mismos que se juntan en la esquina del club La Esperanza. Nadie sabe por qué, ni tampoco hubo denuncias, pero varios pibes corrieron a otro que caminaba por el lugar y lo
golpearon por todas partes. Los vecinos contaron que estos “cobardes” lo hicieron cruzar por un descampado con barro y agua. A propósito, nunca se supo más nada de los motoqueros que apedrearon la casa del Intendente Salazar pese a estar identificados en las cámaras de seguridad.
El del joven que apuñalaron en el boliche Club Zero es otro asunto delicado. “Le metieron” cinco puntazos y no pasó nada. El chico de 15 años que lo hirió sigue libre, estuvo un ratito en la Comisaría y después lo largaron. Los que lo conocen dicen que sigue haciendo de las suyas.
Tal como les señalé, el Juzgado de Garantías estaba medio lenteja y si no pregúntenle al fiscal Marcelo Manso, que hace más de una semana pidió la detención de Bruzzone, el compinche de Branto y Morel en el asesinato de Nelson Lillo, pero por ahora nadie le dio bolilla y no hay pedido de captura. Parece que hay sobradas pruebas pero a la jueza no le alcanza y "¡quiere más!”.
Una vez que se hizo pública la resolución de la Justicia, el excamarada Comisario Benavídez salió a defenderse. “La gran falencia de la causa, avisarle al fiscal del herido, lo cual se produjo a las 8.27, no era mía, y así lo declaré”. “Con el mismo sumario condenaron a 25 años de prisión a Kapp. O sea que para la Justicia no tuvo problema cuestionable la causa”. “Trabajaron siete años en una causa, pidiendo seis años y logran dos en primera instancia. ¿Tantas falencias hay?”, dijo Benavídez. Eso sí…, de la causa por corrupción en San Nicolás no dijo nada.
El lunes por la tarde Prefectura San Pedro detuvo a un tipo de 43 años que “a lo Daniel Boone” navegando en piragua por el riacho San Pedro y a la vez le tiraba a los patos y gansos que veía en la zona de islas. Cuando lo pudieron arrimar a la costa el muchacho tenía de todo, estaba armado hasta los dientes. Una escopeta, un rifle, cuchillos y machetes, y un poco de marihuana como para pasar a tarde. ¡Ah!…Quedó preso.
Me olvidaba de agradecer la ayuda que nos mandó “el Dani” Pérez, que ahora es el capo máximo de la Policía Vial. Le dio varias motos a la policía pero les pidió una sola cosa: que frenen en las esquinas.