Por unanimidad, prisión perpetua para Ulises Fernández por el crimen de Ariel Gomila
El jurado ciudadano que participó del juicio lo halló culpable de “homicidio criminis causae”, que prevé la pena máxima. Además, fue condenado por venta de drogas. Cuando se conoció el veredicto, Fernández amenazó al fiscal Manso en el recinto. Hubo un careo con el testigo clave del caso, que ratificó el relato que involucró al condenado. “Ariel comienza a descansar en paz”, dijo la familia.
Pasaron tres años y medio desde aquel 6 de febrero de 2016 en el que un grupo de delincuentes entró a robar a la casa del viverista Ariel Lido Gomila en El Espinillo. Tres años y medio de aquella madrugada en la que el productor, de 77 años, llegó de cenar en San Pedro, junto a su esposa, y se encontró con los ladrones, que lo asesinaron a balazos. La semana pasada, tres años y medio después, el único imputado fue condenado y deberá purgar una pena de prisión perpetua por el crimen.
Ulises Fernández fue hallado culpable por los 12 integrantes del jurado ciudadano que durante miércoles y jueves de la semana pasada escucharon a más de 25 testigos, entre ellos al de identidad reservada que fue clave para ubicar al acusado en la escena del hecho. El alegato final del fiscal Marcelo Manso fue contundente y en menos de una hora de deliberación los vecinos que tenía la responsabilidad de decidir sobre la causa dieron su veredicto, de manera unánime y sin dudas.
Fernández fue hallado culpable del delito de “Homicidio criminis causae”, es decir un asesinato cometido para “facilitar, consumar, procurar impunidad o por no haber logrado el finpropuesto” en ocasión del robo a la familia Gomila.
Esa calificación penal tiene como pena la prisión perpetua, máxima prevista en el Código. Además, Fernández estaba acusado de tenencia de drogas para su comercialización, delito por el que también fue hallado culpable por unanimidad por el jurado ciudadano.
Las audiencias del juicio por jurados por el crimen de Ariel Lido Gomila tuvieron momentos tensos entre miércoles y jueves, desde la apertura de las sesiones hasta que se llevaron a Ulises Fernández del recinto, luego de conocerse el veredicto que lo halló culpable por unanimidad. Fernández habló durante el juicio para asegurar que era inocente del crimen que se le atribuyó. Nunca miró a la familia Gomila, que estuvo presente en ambas jornadas. Sólo se dirigió a los vecinos de la región que integraron el jurado.
“Ariel comienza a descansar en paz”, dijo el jueves, apenas conocido el veredicto, el nieto de Gomila, Juan Manuel. La familia agradeció “de corazón, a todos los que nos acompañaron en este largo caminar” y “a los que no lo hicieron por temor, complicidad o conveniencia, le dejamos el ejemplo de que la verdad se conquista con verdad”, señalaron.
Tras el veredicto, no dejaron de recordar que en el hecho participaron al menos dos personas más, de las que nunca se supo nada.
El jueves, antes de los alegatos de Fiscalía y Defensa, hubo un careo entre el acusado y el testigo clave de la causa, el empleado municipal que lo ubicó en la escena del asesinato. En ese careo, Ulises Fernández intentó, una vez más, poner de relieve una vieja rencilla que tuvo con el testigo, relacionada con la venta de una moto, y pretendió exponer que ello nunca se había dicho durante la instrucción de la causa. El fiscal Manso lo interrumpió para recordarle que ese dato siempre estuvo presente.
Cuando el jurado ciudadano leyó su veredicto, el imputado se enojó y amenazó al fiscal. “Esto no va a quedar así”, le dijo, entre otras cosas, adelante de los integrantes del Tribunal Oral en lo Criminal Nº 1, presidido por la jueza María Belén Ocariz, que tomó nota de la situación para denunciarla
El fiscal Manso confirmó a La Opinión que él mismo radicó la denuncia contra Ulises Fernández a raíz de la amenaza recibida por parte del reo, proferida luego de que el jurado ciudadano atendiera el alegato del representante del Ministerio Público Fiscal.
Durante toda la instrucción de la causa, Ulises Fernández buscó deslegitimar la labor del fiscal Manso, que desde el primer momento, a raíz de la tarea investigativa inmediatamente posterior al hecho, consideró que la hipótesis de Fernández como partícipe del robo en el que asesinaron a Gomila tenía asidero.
El ahora condenado llegó a denunciar que había recibido una oferta para “demorar el trámite de la causa” a cambio de dinero, una situación que no sólo nunca pudo ser probada sino que, además, tenía poco sustento: dijo que le habían pedido 150.000 pesos, una cifra irrisoria.
A Marcelo Manso, como fiscal de la causa, Ulises Fernández como presunto partícipe del robo y asesinato en la casa de Ariel Lido Gomila en El Espinillo le llegó a través de un oficial de la policía, quien refirió que gracias a su labor como exjefe de calle “muchas personas se acercan a brindar datos”.
El policía dijo que en el marco de las tareas investigativas conjuntas con la DDI, una persona del barrio Hermano Indio, cuya identidad dijo desconocer, señaló como presuntos autores de un robo en zona rural a cuatro personas: uno de ellos, dueño de una camioneta negra; otro, Ulises Fernández.
Luego, un efectivo de la DDI aportó que un hermano de Fernández tendría dos pistolas 9 mm en su casa. El allanamiento de urgencia dio negativo. Cuando llegaron los efectivos, el dueño de casa ocultó algo entre sus prendas y huyó sin acatar la voz de alto, saltó un tapial y escapó. Las armas nunca aparecieron. Aquella de la que salió el disparo que mató a Gomila, tampoco.
El testigo clave del caso contó que la noche del crimen volvía de Gobernador Castro, donde había ido a visitar a su hija. Habitualmente, el recorrido que transitaba con su Renault 12 incluía esos caminos rurales internos. Cruzó el paso a nivel y dobló en la curva del camino de El Espinillo, tras pasar una especie de santuario del Gauchito Gil y la casa abandonada que se ubica antes de la casa de los Gomila.
Aseguró que escuchó varias detonaciones y que al pasar por la casa de Ariel Lido Gomila vio dos personas que corrían desde la entrada, “a unos 15 o 20 metros de poste de luz” y en dirección al camino.
“Uno de ellos era Ulises Fernández, al cual pude reconocer enseguida porque lo conozco de antes y era gordito, petiso y peladito”, refirió.
Para la condena de Ulises Fernández, el jurado tuvo en cuenta, además, que sus relatos resultaron contradictorios y que sus coartadas nunca cerraron.
Sampol espera su juicio
El juicio oral y público a la expareja de Ulises Fernández, la exconsejera escolar electa por Cambiemos en la lista del intendente Cecilio Salazar, Silvina Sampol, estaba previsto, también, para la semana pasada pero el fiscal Manso pidió que se postergara.
La fecha prevista era el martes 3, un día antes de que comenzara el de Fernández y la reprogamación fue solicitada teniendo en cuenta que muchos testigos debían pasar por ambos debates.
Silvina Sampol desistió del juicio abreviado recomendado por su abogado particular, Hugo Lima (h), y decidió someterse a un debate oral y público que, en su caso, no será con jurado ciudadano sino “técnico”.
La acusación en su contra es de “tenencia de estupefacientes con fines de comercialización”, es decir por venta de drogas.
Quedó imputada el día en que la policía allanó la casa que compartía con Ulises Fernández y encontró unos 55 gramos de cocaína. Ella dijo que desconocía que esa droga estaba en su vivienda. El fiscal no le creyó y ahora será el Tribunal el que defina sobre su futuro, cuando se disponga la nueva fecha para el debate.