Por un San Pedro en donde valga la pena vivir… y visitar
He pensado como encarar esta nota y poder reflejar mi opinión sobre un tema que me preocupa bastante, que es nuestra ciudad y el turismo. Durante mucho tiempo estuve leyendo varias notas que salieron en dicho semanario, sobre los distintos puntos que tiene que ver con la explosión que está sucediendo en nuestra ciudad, referente al turismo y los emprendimientos que se están llevando a cabo, para de esta manera poder brindar al turista lo mejor; y esto me llevó a hacer unas reflexiones en voz alta. Nadie puede dejar de aceptar que la fisonomía de nuestra ciudad fue cambiando con el transcurso del tiempo, para hacer de esta, una ciudad acogedora al turista. Pero es entonces donde me surge el primer interrogante: “Existe una planificación adecuada para poder combinar el crecimiento de San Pedro como alternativa turística, y el de no alterar en forma IRREPARABLE, lo que la naturaleza nos dio y que permitió que nuestra ciudad, fuese una de las más sobresaliente en lo que hace a bellezas naturales? Claro está, que no se puede ser una alternativa turística si no presentamos mejoras que permitan al turista sentirse “cómodo”, pero esa comodidad conlleva una responsabilidad meridiana de quienes tienen la obligación de hacer que lo que tenemos no lo veamos modificarse al extremo de perderlo. Desde mi infancia y mi adolescencia siempre supimos que podíamos disfrutar de nuestras barrancas en forma totalmente libres, como así también que la ribera tenia grandes extensiones donde el sampedrino podía disfrutar, sin que les cobren entradas. Hoy la realidad me deja pensando lo contrario. Grandes emprendimientos (en pos de brindar una mejor atención al turismo) nos fueron quitando esos derechos que teníamos. Cada vez se ve más, cómo se modifica el entorno en pos de estas obras, obras que apuntan a brindar “comodidades”, pero también van socavando lo poco que nos queda de lo que antaño supimos disfrutar. Quede claro que no es mi intención desconocer las mejoras que están a la vista, simplemente creo que es necesario ver si dichas “mejoras” van acompañadas con lo que al principio de la nota dije: una correcta planificación. A lo largo de varios meses, ví como las barrancas eran cercadas para que el turista que va a un hotel disfrute de un espacio verde “propio”, lugar al que antes podíamos acceder con total libertad. Pero claro que esto no es lo más sobresaliente, hay otras cosas más importantes y preocupantes que un simple espacio verde. Pero estas reflexiones no terminan en lo hasta acá expuesto, también es importante destacar que este crecimiento demográfico en lo que respecta al turismo, trae aparejado otros inconvenientes que cada vez se ven más, y uno de ellos es ver por un lado el poco control que hay por parte de quienes corresponda (será la municipalidad?), en lo que se refiere al control urbano. Un amigo platense que estaba de visita en nuestra ciudad, se quedó asombrado del poco control que se hace sobre quienes en plena calle Mitre (esquina del Butti) corrían verdaderas “picadas”, sin que nadie tome cartas en el asunto. ¿Será necesario un accidente?, ¿estarán esperando que alguien se meta con el coche en el Butti, provocando una tragedia? Esto también tiene que ver con el turismo, dado que la paz pueblerina, que buscan los eventuales visitantes quedará en el olvido y así no regresaran a nuestro querida ciudad, la cual reitero se había caracterizado por la tranquilidad de sus calles y de sus barrios. Queridos coterráneos, no debemos dejar de pensar que nuestra ciudad sea un foco importante de turismo, dado que ello permite ingresos económicos de quienes viven de los que visitan nuestra ciudad, pero tengamos presente que sin control y sin proyectos urbanísticos y ambientales acordes a dicha transformación, perderemos lo que la madre naturaleza y el esfuerzo de varias generaciones de sampedrinos supieron cultivar para las generaciones futuras entre las cuales nos encontramos. Por último y no menos importante, es de destacar que debemos ser coherentes en lo que se refiere a la gastronomía y hotelería de la ciudad, dado que es evidente que nuestros empresarios gastronómicos y hoteleros pretenden suculentas ganancias en escaso tiempo, a tal punto que en ocasiones veraniegas o turísticas llegan a duplicar las tarifas que habitualmente exhiben, haciendo que muchos visitantes y oriundos de San Pedro presenten quejas en las oficinas que tiene la Dirección de Turismo de la comuna. Si no logramos revertir esto, serán pasibles de las sanciones que para el caso suelen hacer los turistas, que es simplemente “no concurrir más a los lugares en donde se han sentido maltratados en cualquier sentido, o en su defecto, realizar propaganda adversa”. Esta no es más que una opinión de un sampedrino en carácter de oriundo como así también de turista, dado que vivo en la ciudad de La Plata, pero siempre vuelvo a mi querido pueblo en forma constante. Construyamos un porvenir sin destruir nuestro pasado, sin olvidarnos de nuestra infancia, y nuestra adolescencia, donde enriquecimos nuestro espíritu disfrutando de la naturaleza como se nos presentó. No prioricemos las obras faraónicas, sobre las bellezas naturales. No expulsemos a nuestros visitantes, ya que hemos tenido el honor de haber sido elegidos por numerosas familias para su paz y tranquilidad en el reposo de un pueblo. No nos abusemos de la buena voluntad de nuestros turistas (éstos no son tontos y se cansarán). En síntesis: tengamos una ciudad en donde valga la pena vivir o visitar, de lo contrario será tarde para los arrepentimientos. David Pujol - DNI: 16.598.003