Por interés de España, preparan consorcio de exportadores de batata
La embajada del país europeo mantuvo contacto con funcionarios locales y el Municipio desarrolla un censo de productores para cruzar datos con Inta. Proyectan ampliar la producción, diferenciar las variedades y potenciar la capacidad de inserción en los mercados externos. El Ministerio de Agricultura evalúa financiamiento para mejorar la tecnología del sector.
La Secretaría de Desarrollo Económico, Cultural y Turístico que conduce Pablo Ojea comenzó un relevamiento de los productores de batata desde que la semana pasada el Intendente Guacone recibió una llamada de la Embajada de España en Argentina que puso de manifiesto la intención de ese país de generar vínculos de comercialización para la exportación de ese tubérculo a Europa, a requerimiento de una empresa.
A su vez, Inta lleva adelante un censo sobre ese cultivo, que permitirá cruzar los datos para establecer la capacidad que tiene la zona para cumplir con las expectativas de la Unión Europea, cuyos estándares son elevados a la hora de plantear requisitos para la importación de alimentos, independientemente de dónde provengan.
“Hay una demanda específica desde el mercado europeo”, confirmó Ojea a La Opinión y anticipó que preparan una agenda de trabajo con los productores, ya que el fin es crear “un consorcio de exportación” para cumplir con la solicitud española y cristalizar la extensión de la producción más allá del mercado interno, que es importante.
Un lugar privilegiado
San Pedro es una de las máximas referencias en el país respecto de la batata. Los informes del Mercado Central dan cuenta de que el 73 por ciento de la producción que llega allí para ir hacia los consumidores proviene de lavaderos locales. Aun así, es importante señalar que el volumen de ingreso a ese mercado decayó un 57 por ciento entre 1999 y 2013.
En Argentina el área plantada de batata es aproximadamente de 10.000 hectáreas, con una producción de 120.000 toneladas y un consumo por habitante y por año de 3 kilogramos. En los años 80 era de 20.
San Pedro, junto a Baradero y Zárate, concentra el 85 por ciento de las 1.600 hectáreas de batata cultivadas en la provincia.
“A principios de los 90 había en nuestra ciudad 150 productores, número que ha disminuido en la actualidad, variando las superficies cultivadas entre las 10 y 300 hectáreas, con una producción diversificada”, detallaron desde Inta en un informe.
La iniciativa española está relacionada con el expertise local. Buscan tener canales comerciales, “con el conocimiento de que San Pedro es la zona de mayor producción de batata, lo reconocen ellos, lo que es muy importante”, señaló Ojea.
En esta región, los cultivares de mayor relevancia son Arapey, batata de pulpa amarilla y textura seca, cuyo rendimiento promedio es de 20 toneladas por hectárea; y la denominada Morada Inta, de pulpa anaranjada y textura más húmeda, que rinde en promedio unas 17 toneladas por hectárea.
Además, en los últimos años tiene una presencia importante el clon denominado “Selecta”, cuyos rendimientos son altos y con muy buena forma, aunque su sabor es ostensiblemente menor al de las otras variedades.
Entre los privilegios de los cultivos locales, un informe de Inta y el Mercado Central destaca que San Pedro es el lugar con menor incidencia respecto de un problema sanitario producido por el ataque de un virus, que afecta sobre todo a las provincias de Córdoba, Santa Fe y Corrientes.
La necesidad de diferenciación
El proyecto en el que trabajan desde Producción tiene como horizonte la estimulación a los productores para que comiencen a reconocer la importancia de las variedades a la hora de definir su cultivo, más allá del rinde de cada una. Para ello, se apoyan en los informes de Inta respecto del consumidor, que señala que “hay un público al que le gustan las batatas de pulpa anaranjada y textura húmeda, cuya oferta es mínima en los mercados de la región”.
“En el Mercado Central no hay diferencia, las batatas van todas juntas”, informó Pablo Ojea y destacó: “A la hora de exportar, se necesita. Es un planteo que hemos hecho en los organismos y el Ministerio, para que se promueva la diferenciación”
Incluso, la distinción entre variedades es importante a la hora de pensar las posibilidades de industrialización. Aquí nomás, un emprendedor logró importantes resultados con el “chipeado”, es decir la producción de batatas fritas de copetín, con la ventaja frente a las papas de que este tubérculo no absorbe grasas, algo que una sampedrina aprovechó también en sus estudios universitarios (ver recuadro).
Por ello en el área de Producción se entusiasman con la posibilidad de que haya una interrelación más fluida entre toda la cadena a partir de esta posibilidad que se abre con la demanda europea.
“Las alternativas de industrialización son innumerables: chips fritos, puré de batata para bebés, congelados, batata seca en bastones y en lonjas, seca y congelada en cubos”, indicaron desde Inta.
El ingeniero agrónomo Héctor Martí, investigador de la Estación Experimental local y experto en batata, asegura que “puede cultivarse con éxito económico en pequeña y mediana escala” ya que “se adapta muy bien a condiciones marginales de suelo y clima y es un cultivo considerado amistoso para el medio ambiente”.
Cuidar el producto
Los estándares de importación de la Unión Europea exigen calidad, un tratamiento postcosecha delicado y una estética de packaging sobre la que hay que trabajar. En ese sentido, el Ministerio de Agricultura de la Nación ya recibió algunas propuestas para la generación de líneas de financiamiento que permitan mejorar la tecnología.
Uno de los puntos importantes es el lavado, en procura de que ese proceso no insuma la cantidad de agua actual. “Hay modelos en Holanda, donde se hace con ventiladores y cepillos”, detalló Ojea, quien sostuvo que “hay muchos temas en agenda relacionados con la batata, sobre todo con la cuestión del empaque”. “La Unión Europea tiene una normativa específica en la que establece por ejemplo un límite de residuos, y uno de los temas es cómo aguanta la batata esos 20 o 25 días de viaje”, manifestó el funcionario.
El puerto como eslabón
Las experiencias locales de exportación de batatas son pocas y, en general, tuvieron una relación con el puerto de Campana. El local, a raíz de la experiencia en frutas y cereales, es considerado un “puerto sano” para el transporte de alimentos, por lo que bien podría formar parte de este proceso iniciado con la demanda española.
La infraestructura portuaria estaría en condiciones de canalizar esa demanda, aunque una vez que comience el proceso de comercialización propiamente dicho será la empresa europea la que tome decisiones.
En el Gobierno esperan una visita de los representantes españoles para llevarlos a recorrer las plantaciones y lavaderos, por un lado, y el puerto, por otro. “Hay un productor que exportó batata, pero por otros canales portuarios y planteó por qué no desde acá. Para eso hay que organizarse”, indicó Ojea.
“La batata es un cultivo con múltiples oportunidades para crecer: hay un mercado de exportación en fresco (Canadá, Alemania, Inglaterra, Bélgica y otros) en el que la zona podría participar”, aseguran desde Inta.
“Batatka”, vodka con sabor sampedrino
La última edición del concurso Innovar del Ministerio de Ciencia de la Nación premió una iniciativa de ingenieras de la Universidad de Mar del Plata para la producción vodka y snacks a base de batatas, entre ellas la sampedrina Manuela Briones.
Junto al crédito local, Estefanía Eleno, María Mejail, Silvina Pérez y Juliana Segretín obtuvieron “una bebida destilada con un 40 por ciento de alcohol, que el código Alimentario Argentino define como Vodka” con “restos y subproductos” de la elaboración de snacks de batata. La llamaron “Batatka” y fue parte de su trabajo final en la carrera de Ingeniería en Alimentos.