Lealtad no es adulación ni obsecuencia. Es coherencia de vida y pensamiento con una causa noble que se haya abrazado. Nadie da la vida por alguien sino por un ideal, una razón de vivir. Cuando el pueblo peronista caracterizó la Lealtad como distintivo del Movimiento, resumió en la figura del Líder la causa popular. Dar la vida por Perón fue para muchos dar la vida por el Pueblo, por el conjunto. Algo mucho más concreto, vital que aquello de “dar la vida por la Patria”, que generalmente termina siendo una entelequia abstracta que cada uno corporiza como quiere. Por ejemplo, para la Patria sojera, el propio bolsillo o la cuenta bancaria.
Anoche (N. de la R.: por el 16 de octubre pasado) pude acompañar, desde mi rinconcito brasilero, a los jóvenes que aguardaban la medianoche en la Plaza de Mayo para festejar el Día de la Lealtad. No lo podía creer. Si de joven no hubiese vivido situaciones semejantes, no aceptaría que estaban allí por idealismo, por entrega a una causa común.
Con todo respeto, y aceptando que otros piensen distinto, les pido que nos respeten, aunque no nos entiendan. Para nosotros la felicidad del pueblo es tan importante como la grandeza de la Nación. ¿Será que no da para vivir en una sociedad menos traumática, más sincera y generosa?
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