Poda de árboles: cómo solicitar el permiso y qué hacer con las ramas
Una ordenanza establece la reglamentación para llevar a adelante la poda de otoño e invierno. La Municipalidad es quien habilita las tareas. Los vecinos son responsables de la limpieza posterior. Hasta qué fecha se puede y cuál es la sanción en caso de no tener autorización.
Comenzó la poda de árboles en diferentes sectores de la ciudad en las últimas semanas y para algunos frentistas se convierte en una solución porque evita la barrida constante de hojas. Tal vez, para otros, es el momento propicio para mejorarlos con vistas al próximo verano.
Tras la poda, se aprecia que no todos se dedican a limpiar los desperdicios de las veredas, y con ello incluimos el retiro de las ramas, que en algunos casos se dejan sobre la calle, erróneamente.
De todos modos, cabe consignar que no es libre la poda en forma particular. En San Pedro rige una ordenanza que indica que el plazo establecido para realizar estas tareas abarca desde el 1 de mayo al 31 de agosto. Además, se debe contar con el permiso correspondiente y respetar el período consignado.
El procedimiento indica que los vecinos deben tramitar la autorización en la oficina del área, ubicada en Arnaldo 150, sede de la Secretaría de Obras Públicas.
Si esto no sucede, la letra fría de la normativa señala que “los frentistas podrían ser pasibles de una multa”. De igual manera, podría darse una sanción si no levantan las ramas, porque deben retirarse de la vía pública una vez terminada la tarea.
La tarea en otoño e invierno significa que la planta tendrá, posteriormente, mejores condiciones de rebrote y una estructura acorde, porque durante la poda se quitan las ramas dañadas.
No hacerlo de manera correcta puede provocar más daños. Pero, si recorremos la ciudad, se percibe que cada podador adopta criterios diferentes.
Si se autoriza, ¿quién controla? Es elemental sostener el arbolado urbano, pensar en lo qué nos depara el clima hacia el 2050 (la temperatura global subiría 1,5 ºC), y a su vez ser mejorado.
Como bien se señaló desde La Opinión en 2024, con más de 140 viveros y viveristas, con una Estación Experimental de INTA, ingenieros agrónomos, paisajistas, ambientalistas y arquitectos, “parece mentira que el arbolado público y los espacios recreativos hayan quedado dentro del largo listado de deficiencias para las que no se necesita invertir dinero”.
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