Perverso: reclaman a un paciente de Pami al que le amputaron las piernas que vaya a retirarlas
El drama de la familia Silva comenzó en diciembre sin médico de cabecera. Diagnóstico tardío, estudios que no llegaron, internación de urgencia, terapia intensiva, traslado a San Nicolás, pedido de 200 mil para anestesia y amputación de sus dos miembros inferiores fueron parte de recorrido del paciente. El lunes llamaron a su hija para que vaya a buscar las piernas de su padre porque el sanatorio nicoleño no puede hacerse cargo.
Tras varios días en Terapia Intensiva y una operación que le costó la amputación de sus dos piernas, José Luis Silva permanece internado San Pedro pero su cuadro no hubiera llegado a tal extremo si hubiera sido atendido y diagnosticado a tiempo. Desde que La Opinión conoció su historia y la familia recibió varias “sugerencias de silencio” porque los medios se hicieron eco de una situación que se repite a diario con pacientes de Pami, la calidad de vida del paciente se deterioró y la contención para él y su familia fue profundizando una tristeza que quita energías para ponerle voluntad a la recuperación.
Como último eslabón de esta historia, Liliana, su hija, recibió el pasado lunes el insólito pedido de retirar las extremidades amputadas a su padre en un centro asistencial de San Nicolás porque la clínica no cuenta con el servicio de deposición de residuos patogénicos.
“En diciembre comenzó la peor historia de la vida de papá“, contó su la hija de Silva quien padecía una trombosis aguda de la aorta. En diciembre se jubiló su médico de cabecera y tuvo que esperar mucho tiempo para que le asignaran uno nuevo en pleno verano. “Tuvimos que esperar a enero, hasta que PAMI central designara un nuevo profesional. Mientras tanto, no aguantaba más el dolor y todavía caminaba. El 24 de enero comenzamos con la primera consulta. Pedimos turnos a distintos especialistas y no hubo uno que lo atendiera en menos de 15/20 días, por falta de turnos o vacaciones”, relató por entonces la mujer que sentía la presión de la urgencia a la que Pami no le respondía.
Luego necesitó un Eco-Doppler pero los turnos eran para marzo. Finalmente el diagnóstico llegó con muy malas noticias y la necesidad de un traslado urgente que demandó hacer público el caso.
“Después de casi un día esperando para el traslado, mientras las horas pasaban y el dolor era insostenible, llegué con el a la clínica San Nicolás, donde el cuadro cada vez fue peor. “Si lo hubiese traído antes, le salvaban las piernas, incluso la vida”. Textuales palabras del médico de guardia y otros médicos. Nadie entendía por qué lo dejaron pasar tanto”, lamentó.
En la clínica de San Nicolás les explicaron que debían abonar 200 mil pesos para pagar el anestesista y materiales descartables, por lo que iniciaron una colecta. Las hijas de José Luis fueron a PAMI San Nicolás para consultar por el pago extra, puesto que les sorprendió que la obra social no cubriera la operación. En la dependencia del organismo nacional le informaron que “no deberían cobrarles nada” y les pidieron que hagan “una queja” formal. Lo operaron, pero nadie se privó de recriminarle que el caso haya llegado a los medios: “vos sos Silva”, les decían en cada ocasión que necesitaban asistencia.
De regreso en San Pedro, donde el Pami no tiene convenios de internación más que con el Hospital Público donde se atiende toda la población, Luis empezó su recuperación con un trance que cuesta mucho superar para alguien que “nunca había tenido nada”.
“Parece chiste, pero hace dos tardes atrás estaba en el hospital y recibo una llamada de la clínica de San Nicolás, atiendo y me dicen: “mire yo le tengo que contar que el doctor parece que se olvidó de informarle que ustedes tienen que venir a retirar los miembros que le amputaron a su papá” y tiene que venir a retirar las piernas. Además le informaron que el trámite se hace una casa de sepelio o que el familiar debe ir en persona para trasladarlos.
Según argumentaron, “aparentemente ellos no tienen los residuos patológicos para desechar esto”. Allí averiguó que el trámite costaba 20 mil pesos. “Una empleada de la clínica me dijo: Eso se crema y se pone en una urna, entonces cuando su papá termina de morirse usted junta todo en una urna. O se ponen las piernas en un ataúd chiquito y cuando su papá termina de morirse lo ponemos todo junto. Yo le dije: “¿Usted me está diciendo en serio?””, agregó, en una conversación que parece salida de una tragicomedia.
Hasta hoy, poco se sabía del drama que puede afrontar cualquier persona que sea sometida a una amputación. Las consultas de este medio lograron establecer que si no existen medidas judiciales que hagan necesaria la preservación de los miembros amputados, cada establecimiento sanitario debe encargarse de su eliminación. “Muchas veces el problema es con los neonatos”, advirtieron desde el Hospital porque “muchas veces los papás quieren sepultarlos y no los podemos entregar sin una orden judicial”.
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