Pensar el pasado para construir un mejor futuro
Allá por fines del siglo XIX las potencias europeas encontraron un momento de saturación de sus mercados que llevó a una etapa superior del capitalismo llamado imperialismo. La Argentina se vio beneficiada dentro de este contexto mundial por ser un espacio abierto con una tendencia agro exportadora ya puesta en marcha unos años atrás. Fue así que la llamada oligarquía local llevó a la argentina a su posición de “Granero del mundo” siendo este sector, junto con los otros sectores de la sociedad, el más beneficiado económicamente hablando. Fue con la crisis mundial de 1929, y tras las heridas dejadas por la primera guerra mundial que todo este sistema encontró su techo entrando en una etapa de recesión. Luego vino una etapa de industrialización que fue de menor a mayor en la llamada década infame y se desarrolló aún más con el Peronismo, lo que permitió una sustitución de importaciones importante para la época. Luego de la llamada Revolución Libertadora en 1955 la Argentina estaba inmersa en una dicotomía entre proscribir el peronismo o convivir con él, finalmente los militares lograron lo primero. Ministros de economía como Álvaro Alsogaray con su nefasta frase “hay que pasar el invierno”, Krieger Vasena y Alfredo Martínez de Hoz, se preocuparon por hundir la economía del país congelando los salarios de los trabajadores, produciendo inflación y devaluando la moneda argentina hasta más no poder. La historia contemporánea de nuestro país muestra que amplios sectores de la sociedad han sido golpeados, algunos más otros menos. Por su parte, y teniendo en cuenta las cosechas perdidas a lo largo de la historia- factor que debe tenerse en cuenta- la oligarquía terrateniente de este país ha podido vivir satisfactoriamente y algunos hasta han sacado provecho en los momentos mas negros de nuestra historia. Ante el conflicto gobierno- campo debemos encontrar una posición media centrista entre ambos sectores. Ninguno tiene la razón. El campo defiende lo suyo y es entendible: a nadie le gusta que le toquen sus ingresos y menos si es a gran escala. Yo controvertiría la metodología de protesta, creo que el corte de ruta no es una forma lícita de manifestarse, el corte de ruta o el llamado piquete es un delito federal y anti-constitucional sea este llevado a cabo por pobres, piqueteros, comerciantes, albañiles o ruralistas. En lo que confiere a la metodología con que el gobierno ha venido encarando el conflicto, tengo una posición algo herética, no creo que los tonos ni los argumentos que este utiliza sean los apropiados en medio de una tormenta como la que se ha desatado en estos 90 días de conflicto. En política hay muchas verdades que no pueden decirse y estas sacadas a la luz usando los medios de comunicación pueden traer mucha tela para cortar y generar cariños esquivos por parte de la sociedad. El gobierno ha anunciado en los últimos días las políticas de redistribución de la riqueza a seguir. Todo muy lindo, todos los argentinos esperamos que esa política sea aplicada a rajatabla y más cuando estamos hablando de ingresos provenientes de la sociedad, en este caso del campo. Queremos saber dónde va cada peso que le retienen al campo, para eso estamos nosotros (la sociedad) para certificar que nuestros gobernantes hagan todo con cuentas claras; y si no, nosotros debemos estar ahí para denunciarlos. No nos olvidemos que detrás de todo esto esta la gente. Esto es algo que ambos sectores a menudo olvidan. Me parecía interesante hacer la breve reseña histórica de nuestro país en el siglo XX, porque quien no conoce la historia corre el riesgo de volver a repetirla y con todas las cosas que hemos pasado como sociedad es este un riesgo que definitivamente no debemos correr. Augusto Constantin (estudiante de ciencias de la comunicación UBA)augustoconstantin@yahoo.com.ar