Paula Cantero: la mamá de “Lalo”, el policía asesinado en un asalto, espera justicia
El 27 de abril de 2023, el policía Osvaldo Cantero fue abatido por delincuentes que perpetraron un asalto con toma de rehenes en una finca donde funciona una carbonería en Zárate. Hubo homenajes, sepelio en el Salón Dorado, llegado del Ministro Sergio Berni y cortejo fúnebre hasta el cementerio Jardín de Paz. “Hubo de todo” en esas primeras cuarenta y ocho horas de conmoción en la que el hijo de Paula fue noticia nacional y se sumó al número de efectivos fallecidos en cumplimiento del deber.
Lejos de la repercusión Paula espera explicaciones y una reconstrucción que permita establecer quiénes fueron, cómo actuaron, qué datos tenían y por qué ejecutaron a su hijo. Acaso, ese llamado al 911 que se disparó cuando una de las rehenes pudo escapar, fue la antesala de lo que sucede cuando los cálculos de los delincuentes no contemplan la llegada rápida de las fuerzas de seguridad.
“Estoy como puedo, sobrellevando todo esto. Que es muy triste y muy doloroso para mí”, dijo en Sin Galera y agradeció el afecto y sostén de vecinos, familiares, amigos y compañeros de ella y de su único hijo: “mucha gente que no conocía y de gente que no pensé que me tenían tan en cuenta, que tenían a mi hijo tan en cuenta”.
“Nació, acá en San Pedro, en el hospital. Cuando me acuerdo de todas esas cosas lindas de mi hijo obvio que me rí, me acuerdo de cosas bellas de él” y aclaró: “Yo era muy jovencita, tenía 15 años. Sola, con la ayuda de mi papá, siempre apoyándome y mis hermanos. Así nació “Lalo” y se crió entre ellos. Yo siempre trabajé. Los abuelos fallecieron hace 5 años, mi hermano también. Quedamos mi hermana y yo nada más”.
Paula trabajaba en el campo “juntando fruta, yo juntaba durazno, naranja porque era chica y no podía acceder a otro trabajo y en Río Tala ese es el trabajo. Me ayudaban mis papás, mi familia siempre”.
De ahí en más relató con pormenores esa relación que construyó “a la hora de la merienda”, la comida que sirvió siempre para compartir confidencias y planes. Paula logró terminar el secundario y más tarde obtuvo su título de maestra. Viaja a diario en moto para cumplir tareas como auxiliar de educación en San Pedro.
“Siempre pensando en darle un ejemplo a él, de que él también podía estudiar porque éramos de familia humilde. Todo lo que pude lograr yo lo hice con mucho sacrificio y él viendo eso y también lo que él logró era con mucho sacrificio”.
Fue al jardín de infantes en Río Tala, la escuela primaria y la secundaria también en Tala. Después empezó un año una carrera en Baradero, una carrera de profesorado, pero no le gustaba. Él quería siempre la fuerza, siempre pertenecer a la fuerza, algo que yo no quería, siempre fui reacia a eso, siempre intentando que no se anotara, pero bueno se inscribió, yo nunca me enteré”, confesó Paula en torno al destino que tiempo después lo encontraría atrapando a ladrones que escapaban de un robo durante un día en el que estaba fuera de servicio o la jornada en la que le salvó la vida a un joven que intentaba tirarse de un puente.
La madre también compartió una situación conmovedora que vivió: “El día del velorio se acercó un chico de las fuerzas armadas y me contó una situación que no sabía, que hacía dos años el chico se había escapado de un lugar donde estaban chicos que no tenían donde vivir, tenía 16 años entonces y que mi hijo lo había encontrado caminando al costado de la ruta en una noche muy fría. Mi hijo lo llevó al hospital, le dio un abrigo y le compró comida y me dice que es ese gesto a él como que le había tocado mucho porque ese día estaba muy mal. Ese sí quedó en contacto con mi hijo porque dice que siempre hablaban y se iban a encontrar a comer un día. Apareció en el velorio para contarme”.
Esa y otras vivencias transcurrieron en los treinta minutos en los que Paula se tomó un rato para recordar cómo fueron estos 25 años con su hijo. Los vaivenes de la vida y la esperanza de recibir datos precisos sobre lo ocurrido aquella trágica noche.
La noche de la tragedia
“Lo que me dijeron esa noche es que fue en un enfrentamiento, obvio que se me desarmó la vida. Quería ir y ver dónde estaba. A mí me avisaron 22:45 y eso había ocurrido temprano, pero me avisaron tarde porque dicen que la gente de Zárate no encontraba donde yo vivía. Después fui al hospital, ahí ya lo tuve que reconocer, fue muy fuerte para mí. Esa noche o el día después todos me decían: sí, te van a llamar de fiscalía. No, yo me presente al martes siguiente para hablar con la fiscal para ver que tenían en la causa, que novedades tenían”.
Hoy Paula cuenta sólo con el acompañamiento de quienes la quieren y de los miembros del departamento de servicios sociales de la policía. “Me ofrecieron contención psicológica también”.
El único detenido, apodado “el correntino” fue puesto en libertad el viernes. Nadie lo reconoció. En cuanto a la hipótesis sobre lo que pudo recomponer, dijo: “Yo pienso que fue una banda que hizo una logística con un conocimiento previo del lugar. Que no eran cualquier ladrones, eso lo tengo muy en cuenta por la manera de actuar, por la manera de cómo se escapan. También me llama mucho la atención que no hayan reconocido a este delincuentes en la rueda de reconocimiento, mientras que anteriormente la misma persona que no lo reconoce en esta rueda pudo dar datos claros, tan precisos para armar o dibujar ese identikit, pero bueno esta persona tiene sus abogados particulares”, reflexionó.
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