Paralizaron la obra en la Escuela Normal
La obra está nuevamente desierta después que la firma CYK de la ciudad de Rosario decidiera renunciar, porque la provincia no envía los fondos. El Consejo Escolar dice que desconoce los motivos de la demora y hay preocupación porque era la única empresa que se presentó en la última licitación. Es la tercera vez que la obra se suspende y nadie se hace responsable por los posibles riesgos. En el Jardín de Infantes, las filtraciones del techo impiden que se dicten clases cuando llueve.
“Parece que el gobierno tiene suerte porque hace mucho que no llueve”, reflexionó la directora sobre la situación del Jardín de Infantes que funciona en el edificio de la Escuela Normal, resumiendo la angustia e impotencia por la demora que sigue sufriendo la obra que estaba dispuesta para ese establecimiento.
El gobierno provincial, vía de departamentos de Infraestructura, había aprobado un presupuesto de $ 400.000 para que se terminen las reparaciones de los techos visiblemente deteriorados. Una primera licitación quedó desierta a principios de año por algunos inconvenientes técnicos que después fueron superados y finalmente, resultó ganadora la misma empresa que el año pasado tuvo la responsabilidad de llevar a cabo la primera etapa de los trabajos. La satisfacción fue general porque a lo largo de toda la tarea que desarrollaron para reparar el sector donde funciona el EGB, la empresa había recibido diversos elogios por su desempeño.
Sin embargo, la semana pasada la firma CyK oriunda de Rosario envió una carta al Consejo Escolar con copias a La Plata y a las autoridades de la Escuela Normal en la que anunciaba su renuncia a la obra por la demora de la provincia en enviar la aprobación y los fondos necesarios para empezar a trabajar. La empresa no sólo consideró “una falta de respeto” el tiempo que se toman los organismos del estado en responder, sino que adujo una importante pérdida económica porque desde que ganó la licitación tiene personal contratado para trabajar a quien le tiene que abonar un sueldo.
“Hace más de un mes que se mandaron todos los papeles a La Plata pero no hay ninguna respuesta”; explicó el presidente del Consejo Escolar Alberto Boettner reconociendo que la única explicación posible sería alargar al máximo la emisión de una suma de dinero tan importante como la que se destinará a esta obra.
El problema es que CyK no sólo es la única firma que cumple los requerimientos técnicos para semejante trabajo sino que ante la falta de otra similar, la próxima licitación seguramente resultará desierta y a partir de entonces no se ocupará más el Consejo Escolar sino directamente el área de Infraestructura en La Plata. Ni hablar de plazos en el tiempo.
Días de angustia
El año pasado, los fondos enviados por la provincia alcanzaron para reparar un ala completa del edificio de la Escuela Normal que no recibía mantenimiento casi desde su construcción, a principios del siglo pasado. Los techos del patio cubierto y galerías de la escuela primaria fueron terminados, y para este año se disponía a terminar una labor similar en otros dos sectores que se supone iba a demandar unos seis meses. Uno de los lugares en peligro es el Jardín de Infantes que presenta el mayor riesgo por las filtraciones de agua que provienen del techo cada vez que llueve.
De hecho, este año debieron suspenderse las clases un día de tormenta porque las autoridades entendieron que los chiquitos no podían permanecer en esas aulas.
“En este sector sólo se hicieron trabajos de zinguería, y por eso nos explicaban los arquitectos que se movió todo y esto hizo que empezara a lloverse.
Cada día de lluvia se llueve más y más”, explicó la directora Silvia Actis.
El Jardín había terminado hace poco tiempo trabajos de pintura pero ahora las paredes se tornaron amarillentas por la humedad, y el deterioro es progresivo. El principal peligro es la parte eléctrica porque la instalación es tan vieja como el edificio.
“Lamentamos que se pierda además a una compañía que hizo todo bien. Y la seguridad con qué trabajó. Porque nadie te asegura ahora que no haya peligro para los chicos, nadie se hace responsable”, dicen angustiados los docentes.
Los padres, dicen, acompañan continuamente la preocupación de los docentes con un fundamental apoyo ante cada inconveniente pero el sentimiento generalizado es de impotencia, porque entienden que la responsabilidad ya excede incluso las gestiones del Consejo Escolar. La frase con la que todos sintetizan lo que se siente y vive es una sola: “Estamos muy angustiados, pero no sabemos qué más hacer”.