Para qué están las cámaras de seguridad
El Centro de Monitoreo local tiene doce cámaras en funcionamiento, en puntos estratégicos de la ciudad. La Opinión tuvo acceso a un compilado de imágenes que el Gobierno tiene a disposición de los medios para difundir la tarea. Son nueve episodios cuyas grabaciones permiten establecer qué sucedió en cada uno de ellos.
Las cámaras de seguridad son parte del reclamo de los vecinos que manifestaron con marcada presencia la semana pasada. En la ciudad funciona desde mayo pasado un grupo de cámaras y un espacio para el monitoreo, cuya puesta en marcha plena fue en agosto pasado, cuando el Ejecutivo firmó el decreto correspondiente de creación del “Centro de Monitoreo y Vigilancia Urbana de la ciudad de San Pedro”, dentro de lo que denominan el “Plan de Protección y Seguridad Ciudadana”.
En la marcha del jueves pasado se escucharon voces que plantearon al Intendente dudas respecto del funcionamiento de las cámaras y de su colaboración para la resolución de casos. Por ello, el Gobierno municipal puso a disposición de los medios un compilado de nueve episodios que, en casi diez minutos, muestra para qué sirven las cámaras.
El Centro de Monitoreo tiene cuatro empleados municipales. Uno por turno y otro para cubrir francos, encargados de ver lo que sucede en cada una de las once cámaras. La restante es la que los vigila a ellos, que firmaron un estricto convenio de confidencialidad (ver recuadro).
Su responsabilidad ante la observancia de un hecho es la de dar inmediata intervención a la policía y a la Guardia del Hospital, si corresponde. En el compilado ofrecido hay accidentes de tránsito, asaltos y peleas callejeras.
Accidentes en vivo
De los once casos que aparecen en el compilado, cinco son accidentes de tránsito y en todos hay motos como protagonistas. El resto son un asalto en la vía pública, un robo a un auto estacionado, una pelea entre un motociclista y un automovilista, y la aparición de caballos por una avenida.
El 20 de julio, a las 11.36, un Renault Clio estaba estacionado en avenida 3 de Febrero a metros de su intersección con Mitre en sentido hacia Pellegrini. Estaba sobre la línea amarilla. Cuando se fue, llegó detrás un Chevrolet Corsa rural gris. Un hombre en moto, con una niña detrás, ambos sin casco, doblaron desde Mitre. Justo en ese momento, el conductor del auto abrió la puerta, por lo que la moto lo chocó.
Dos motos chocaron entre sí el 09 de agosto en la esquina de General Pueyrredón y 11 de Septiembre. Eran las 11.48 de la mañana cuando un mensajero intentó cruzar a toda velocidad la avenida, sin observar que a su izquierda venía otra moto, con dos pasajeros.
El 17 de agosto llovía. A las 20.06 ya estaba entrada la noche y las luces encendidas de la ciudad. Sobre 11 de Septiembre, pasando Ayacucho y en dirección al río, un auto estacionado salía hacia la calle. A toda velocidad, una moto que venía en la misma dirección lo chocó. Su conductor tampoco tenía casco.
El 28 de agosto, las cámaras registraron un accidente, también en Ayacucho y 11 de Septiembre. Eran las 9.07 de la mañana cuando una camioneta Peugeot blanca atropelló a un joven que cruzaba la avenida en bicicleta.
A la 01.17 de la madrugada del 23 de septiembre, pasada la medianoche de un día sábado, una moto chocó contra un Fiat Regata. El rodado menor golpeó contra el auto cuando intentaba cruzar Mitre, por 3 de Febrero en dirección hacia 11 de Septiembre. El choque se produjo porque el automóvil iba a doblar en U por la avenida.
El 25 de septiembre hubo un accidente en el centro, recordado por el debate que disparó. Fue en la esquina de Mitre y Ayacucho, donde una moto que circulaba por la calle principal de la ciudad fue embestida por un auto. El motociclista, que no tenía casco, no pudo ver al otro rodado, ya que un automóvil estaba estacionado sobre Ayacucho, en la línea amarilla. De cualquier manera, la moto tenía el derecho a paso.
Robo y arrebato
A las 4.00 de la mañana del 26 de agosto, la ciudad vivía una noche de sábado más, con mucha actividad. En la cuadra de Mitre entre San Martín y Oliveira Cézar había nueve autos estacionados. A esa hora, las cámaras registraron a dos jóvenes que caminan por la cuadra impar. A mitad del trayecto, uno de ellos, encapuchado, “tantea” la puerta de un Peugeot 206, que estaba cerrada. Acto seguido hace lo propio con un Fiat 147, que estaba abierto. Dentro del auto no encontraron nada, a excepción de una botella de agua mineral que el joven se lleva, abre y toma un trago, para luego ofrecerle a su compañero.
Otro hecho de robo fue registrado en la esquina de 11 de Septiembre y Ayacucho. El 23 de septiembre, ya domingo, a las 2.22 de la madrugada se ve a dos jóvenes que observan hacia Ayacucho. A mitad de cuadra, sobre la avenida, camina una pareja que es abordada con fines de robo por uno de los dos jóvenes, que los corre, les roba y escapa junto al otro.
Cosas raras
El 22 de agosto a las 12.58 sucedió una extraña situación en la que intervinieron una moto conducida por un mensajero con casco y sin chaleco refractario, y un Ford Focus. Al parecer, algo sucedió antes de que ingresaran en el plano de la cámara, ya que el del auto se bajó y fue a increpar al otro, que le asestó una trompada. Al separarlos, el primero corrió hacia su vehículo y se fue. Otro episodio raro registrado por las cámaras sucedió en 11 de Septiembre y Nieto de Torres. Fue el día once del mes pasado, cuando a las 08.30 de la mañana cuatro caballos corren a toda carrera por la avenida, en contramano.
Para el análisis
Las cámaras permiten ver con claridad cómo sucedieron los hechos. En los casos de accidente, posibilita establecer las responsabilidades, detectar las patentes y dar inmediata intervención a la policía, Inspección y la ambulancia.
En los de robo, hay casos donde los rostros de los delincuentes son pasibles de reconocimiento, lo que puede contribuir a su identificación en el marco de la causa judicial correspondiente.
Identidades reservadas
La Opinión había adelantado en agosto pasado que el texto del decreto que puso en marcha oficialmente el centro de monitoreo establecía especificidades respecto del personal afectado a la percepción de las imágenes, que mantiene “una relación de subordinación laboral y jurídicamente con la Municipalidad de San Pedro” y que debe cumplir “con los requisitos propios de tan delicada tarea en cuanto a su deber de discreción y formación técnica, de modo tal que permita la ejecución de las tareas encomendadas de manera eficaz y eficiente”.
Este semanario consultó a la Subsecretaría de Recursos Humanos sobre el tema. Su titular, el Dr. Daniel Porta, señaló que el personal fue capacitado y que el Municipio mantendrá en reserva sus identidades, con el fin de proteger a los trabajadores.
“Están expuestos a que, si se conoce su identidad, puedan ser pasibles de algún tipo de represalia por quienes sean denunciados por la aparente comisión de algún tipo de delito y que para su esclarecimiento se requieran las imágenes obtenidas, por lo que es preferible no dar las identidades”, dijo Porta.
El funcionario explicó que “el responsable del centro de monitoreo es el Estado local, cuyo representante máximo es el intendente” y agregó: “De cualquier manera, el contrato de confidencialidad es muy estricto respecto a lo que pueden hacer o decir los empleados que están ante lo que graban las cámaras, que tienen obligación de guardar secreto “aun cuando finalice la relación de empleo”.
La información registrada por las cámaras es considerada “confidencial y de estricta reserva”. Sólo serán entregadas bajo resolución judicial fundada. Lo que no esté relacionado con causa alguna, es destruido 30 días después de la filmación.
Una propuesta opositora
El bloque Frente de Todos elevó ayer un proyecto sobre seguridad ciudadana al Secretario de Gobierno Javier Silva. Allí señalan que el municipio debe ¡adoptar una firme decisión política para prevenir y combatir el delito”.
En se sentido, proponen crear un Consejo Municipal de Seguridad” cuyos objetivos serán “analizar, controlar, estudiar y proponer todo lo concerniente a las estrategias referidas a la prevención del delito” como organismo “colaborador de la Secretaría y/o Dirección de Seguridad”, municipal, algo que el Concejo recomendó hace tiempo a través de un proyecto de Casini y Mosquera.
Proponen disponer de los recursos que cada secretaría pueda afectar “sin alterar los servicios esenciales”, confeccionar un mapa de delito sobre lo denunciado y lo no denunciado; crear una patrulla preventiva con agentes retirados de las fuerzas; sumar más cámaras de seguridad; crear un “mapa de riesgo social de la ciudad” que incluya “personas excluidas del sistema” e “involucrados en casos de delincuencia, compra y venta de drogas, violencia social y familiar”.
Además, propone “organizar a los vecinos a través de un plan que permita implementar acciones precisas con el fin de disminuir el delito a través de una intensa actividad preventiva”.
Los recursos para todo ello saldrían de “afectar un porcentaje de las partidas presupuestarias de Publicidad y Propaganda que recauda el Municipio”.