Para Marta Pascual
Comenzó cada día con la sonrisa más grande del mundo. Se sintió feliz de tenernos y nosotros de tenerla a ella. Nos enseñó a soñar y a volar un poquito, aunque en la realidad nuestros pies toquen la tierra. Por eso hoy, querida Martita te pedimos que llores cuando la nostalgia o tristeza te lo pida, una lágrima no es debilidad. Verás que ayudará a recuperar una sonrisa, esa sonrisa que nos brindaste durante bastantes años. Te pedimos que cantes bien alto la canción que te emociona, que no termines de construir puentes... puentes de amistades, puentes de ilusiones, puentes de esperanza, puentes de confianza y sobre todo.... puentes de amor. Te pedimos que extiendas los brazos para tocar las estrellas, te pedimos que aprietes fuertes puñados de enseñanza… que pintes con vivos colores tu escuela, tu soñada escuela, te pedimos que encuentres la magia de las personas más cercanas... nosotros intentaremos guardar cada enseñanza recibida, cada afecto compartido como tesoro, que siempre nos hará sentir vivos. Trataremos de rescatar todo lo que nos permita crecer y ser felices ahora que ha llegado el momento de despedirte... te damos las gracias por todo lo que nos regalaste día a día, te decimos gracias por estar siempre y te decimos gracias por escucharnos y respetarnos. Siempre te vamos a recordar porque tenemos mil corazones para hacerlo, deseando de nuestro profundo corazón que siempre, siempre, Dios te acompañe... Viviana Costa