Para los Súperchinos no hay kriptonita que valga
Un décimo supermercado chino se instalaría en la ciudad y a 50 metros de otro que fue comprado hace poco a emprendedores sampedrinos. Los comerciantes del barrio muestran su preocupación, el Centro de Comercio culpa a las autoridades y el Estado sólo puede hacerse eco de lo que regula la ordenanza que los propios comerciantes y sus representantes reclamaron cuando un hipermercado quiso instalarse en la ciudad en el año 2000.
Los supermercados chinos son parte del paisaje local. Muchos son los sampedrinos que los eligen por sus bajos precios, a pesar de tener ciertas reservas por mitos y realidades acerca de los orientales que forman parte de la colectividad supermercadista.
Por estos días, los vecinos de Avenida 11 de Septiembre entre Balcarce y Boulevard Moreno están preocupados por lo que llaman “la invasión china”. El supermercado “Juanse” fue vendido a capitales orientales y, a 50 metros, en la esquina frente a la sede de los Boy Scouts, un grupo de chinos trabaja junto a obreros de origen boliviano para acondicionar el galpón en el que instalarían un nuevo supermercado.
“El supermercado de estos muchachos sampedrinos lo compraron los chinos. Echaron a todos, yo no voy a ir más ahí”, se quejó una vecina. Los comerciantes de la zona están levantando firmas para presentar un pedido a la Municipalidad, donde reclaman que “revisen la habilitación (si existe)” y denuncian la ausencia de “Nº de expediente de obra”, según el texto que entregarán a las autoridades, con los que ya tuvieron algunas reuniones.
Desde la Dirección de Obras informaron que no ingresó expediente alguno ni solicitud de obra. En el lugar ya sacaron el techo, demolieron algunas paredes y trabajan día y noche para el acondicionamiento. La Opinión mantuvo una breve conversación con los trabajadores —tres chinos y dos con rasgos bolivianos—, quienes dijeron no saber para qué estaban trabajando y se excusaron en “el dueño no está”.
Los vecinos relataron que unas noches atrás, en la esquina de Güemes y 11 de Septiembre, se escucharon gritos. Se trataba de una pelea entre chinos: “Estaban a las trompadas y a los gritos, eran los tres de acá contra otros chinos, vino la policía y todo”.
A cincuenta metros, en el ex Bataraz y Autoservicio Juanse, otros orientales que compraron el lugar trabajan sin descanso. Habrían logrado obtener el negocio luego que los antiguos dueños decidieran vender por considerar que no podrían competir con los supermercados de origen oriental.
En las paredes del predio donde se instalaría el décimo superchino puede verse una serie de inscripciones en mandarín. Siempre la misma frase, en varios sectores del lugar. Incluso han sido tapadas y vueltas a escribir. Los habitantes chinos de la ciudad consultados, tras leer el texto, movían la cabeza y se excusaban: “No se mete, no sabe”. Ninguno quiso explicar en castellano lo que las letras pintadas en incursiones nocturnas gritan en mandarín moderno.
Los comerciantes de la zona están preocupados: “Es imposible competir con ellos. Ya hay uno en la otra cuadra, ahora este otro, nos matan, tenemos que cerrar”. “No puede ser, el Centro de Comercio debería tomar cartas en el asunto. Acá va haber desafiliaciones masivas”, se quejó otro.
Desde el Centro de Comercio explicaron su posición: “Nosotros venimos luchando contra esto desde hace mucho. Hemos presentado propuestas para copiar ordenanzas de otros Municipios, pero en el Concejo no nos dieron bola y en la Municipalidad tampoco”.
La entidad que representa a los comerciantes locales exhibe una serie de misivas enviadas al HCD cuando uno de sus cofrades y ex Presidente, Heriberto Juan Bennazar, presidía el Concejo. En esas cartas —seis, desde 2003 a 2005— solicitan entrevistas a fines de hacerle conocer las propuestas que la entidad tiene sobre el particular. “Nunca nos respondieron”, dijeron. Una verdad “a medias” porque fue la propia entidad la que propició una ordenanza de “emergencia” para parar la llegada de La Anónima al predio de los silos de calle 3 de Febrero y por el que existe un juicio contra el Municipio.
La legislación vigente sobre la instalación de supermercados es la Ordenanza 5.144, que reglamenta y completa a nivel local lo dispuesto por la Ley provincial 12.573, en cuya redacción participó el ex Diputado sampedrino Germán López.
La Ley provincial impide la instalación en la zona urbana de superficies comerciales mayores a 1000 Mts2. La ordenanza municipal contempla aquellos que se ubican entre los 300 y 999 Mts2.
Los supermercados chinos están dentro de ese universo. Muchos de ellos no cumplen con algunas prescripciones de la ordenanza, tales como “lugar para guarda y estacionamiento de vehículos automotores, dentro del predio la que no podrá ser menor a los ciento cincuenta metros cuadrados (150 m2) por caja habilitada por la AFIP”.
Los supermercados de capitales orientales también se han visto envueltos en episodios que llamaron la atención de la opinión pública y motivaron investigaciones por parte de la Justicia. Venta de leche en polvo de planes sociales, etiquetas arrancadas en las botellas de aceite cuyo precio correspondía al acuerdo con el Gobierno nacional, peleas entre dueños de distintos comercios, empleados indocumentados, entre otras.
En la provincia de Buenos Aires hay unos 14.000 locales como estos. Muchas ciudades han sentido la marca que la presencia indiscriminada deja en los comerciantes locales. Por ello, se promulgaron ordenanzas que regulan la actividad.
En muchas localidades, los Concejos Deliberantes decidieron que los locales de estas características no pueden estar a menos de 300 Mts. entre uno y otro, deben demostrar cinco o dos años —según el caso— de residencia en el lugar tanto de los dueños de la firma como de quienes les alquilen el predio.
“Acá los que alquilaron, vendieron y habilitaron a los chinos son sampedrinos, no nos hagamos los pavos”, dijo un comerciante. Otros opinan que hay connivencia entre muchos para que la situación haya llegado hasta estas instancias: “Hay diez supermercados chinos, algo pasa. La Municipalidad y los Concejales tienen que empezar a defender al pueblo, vamos a terminar comiendo arroz con palitos”, describió otro. “Esto se sabe desde antes de las elecciones, pero si decíamos algo nos iban a decir que estábamos metiéndonos en la campaña”, expresó un vecino del barrio de la Escuela Normal.
Mitología china
Los supermercados chinos y sus miembros son víctimas de muchas consideraciones populares que rayan la xenofobia. Se dice que son sucios, desordenados, que duermen en los propios locales sobre los cajones de leche, apagan las heladeras a la noche para ahorrar, maltratan a los empleados, pagan poco y en negro, compran cosas robadas, perciben beneficios impositivos por debajo de la mesa, tienen relación con piratas del asfalto, presionan a los autoservicios de las ciudades donde se instalan para que les vendan, maltratan a sus mujeres, están indocumentados, que el gobierno chino los exporta con beneficios para solucionar problemas de superpoblación…
Ninguna de esas cosas se comprobó fehacientemente, pero la desconfianza ganó la calle y muchos consideran verdades a esos mitos que alimentan la discriminación. Aún así, los supermercados chinos siguen siendo los favoritos a la hora de cuidar el bolsillo para hacer las compras cotidianas.
El Centro de Comercio está adherido a la Federación de Almaceneros y Autoservicistas; sin embargo la ciudad carece de Cámara que nuclee a esos comerciantes y no falta quienes opinen que los almaceneros no sólo arremeten contra los chinos sino contra el propio almacenero de la cuadra siguiente.