Padre e hijo heridos por un tiroteo en El Caserito
La víctima es Miguel Angel Arriola, ex titular del SEDA, y su hijo de 26 años. El motivo sería un enfrentamiento de largo tiempo entre una pandilla de menores y mayores que deambula por las 150 viviendas y sus barrios aledaños. El viernes atacaron al joven y le dispararon en un pie. El domingo, descerrajaron varios disparos e hirieron al padre cuando regaba la calle frente a su casa. “Tengo miedo y en mi casa nos turnamos para dormir”, dijo Arriola a este medio.
“Los chicos malos de siempre”, dicen en el Barrio El Caserito para denominar a una pandilla que se ha ganado el terror y la indignación de los vecinos por formar parte de la cotidiana violencia que se vive en este sector de la ciudad.
La “barrita” a la que hacen referencia, es un grupo de chicos entre los que se cuentan mayores y menores de edad. Se les adjudica entre otros logros, la participación de algunos de sus miembros en el asesinato de Alfredo Arroyo. El joven cuyo cuerpo apareció desnudo y con la cara destrozada en una esquina del barrio San Miguel hace más de un año.
Esos mismos chicos están acusados ahora de disparar sobre dos personas en el término de dos días. El primer suceso ocurrió el viernes a la noche en Las Provincias y Aulí. Se enfrentaron allí con un joven de 26 años y le dispararon en un pie. El domingo a la tarde, como consecuencia de la misma situación descerrajaron varios disparos sobre el padre del joven. Se trata de Miguel Angel Arriola de 55 años, el ex titular del Sindicato de Embaladores, Descartadores y Alambradores (SEDA), quien vive en el mismo barrio, en Los Andes y Aulí.
“No se los puede nombrar porque sino uno queda expuesto. La otra semana vinieron y me tirotearon la casa. Siempre andan armados y la policía tiene razón en que no puede hacer nada”, dijo Arriola a este medio confirmando que el enfrentamiento es personal entre su hijo y los atacantes.
“Eran tres los que disparaban”
El ex sindicalista dijo que el problema con esta pandilla se inició hace aproximadamente cinco años. “Un día le estaban pegando entre cinco a un solo chico en la esquina de mi casa. Mi hijo se metió y se la agarraron con él. Ahí empezó el problema”, comentó.
“Hace dos años, pasaron en bicicleta por el frente de mi casa y me pegaron un tiro, casi le pegan a mi nuera. El viernes pasado, me llamaron de la Comisaría para avisarme de mi hijo. Veo que en la esquina estaba la policía. Le habían pegado un balazo en el pie al pibe mío porque se defendió y le pegó a uno de ellos”, dijo Arriola.
El domingo, se produjo el segundo incidente. “Estaba en la vereda de mi casa regando y hablando con unas mujeres que son amigas de mi hija y todos los domingos vienen a mi casa. Ellos pasaron por Aulí mostrando las armas. Entonces yo llamé a la policía. Pero la patrulla tardó en venir. Dieron la vuelta y se pusieron en la esquina de Bozzano, a 20 metros de mi casa, apuntándonos. Cuando ví a uno armado con una escopeta, agarré un palo y salí a defenderme”, dijo el hombre. Al enfrentarlos, los jóvenes comenzaron a dispararle.
“Me pegaron en la ceja, en la cabeza y en el cuello cerca de la yugular, en la mano y en varios otros lugares del cuerpo. En la cabeza me hirieron con un calibre 22. Eran cinco o seis los que estaban, pero tres los que tenían armas, y con las tres nos tiraron. Yo caí y me llevaron al hospital”, terminó de relatar Arriola.
Su preocupación ahora, es cómo continuará su vida en ese lugar. “La policía cazó a dos, pero ellos me amenazaron de muerte delante de todos. Y yo no critico a la policía porque sé que no pueden hacer más. Pero sí me parece mal que el domingo tardaron en venir a mi casa porque habían afectado a 50 efectivos a la carrera de ciclismo, dejando la ciudad desprotegida. Si hubieran llegado antes, quizá los podían desbandar antes de que nos dispararan”, expresó.
Arriola aseguró que tiene miedo por su familia. “No sé qué hacer. En el sindicato yo tenía un arma porque me habían asaltado. Pero después me deshice de ella porque no soy de andar armado. Anoche nos turnamos para dormir en mi casa, porque en cualquier momento pueden volver”.