Otra vez, la zona rural en alerta
Los robos en el campo no cesan y hay preocupación entre los habitantes de la zona. La ausencia de la Patrulla Rural es un reclamo de los vecinos que esperan la recorrida de los móviles y sólo obtienen respuestas de la Comisaría que, a pesar de que el amplio espectro que abarca la red vial no es su jurisdicción, son hasta el momento los únicos que han respondido llamados, aunque luego de que se consumaran los hechos, muchas veces violentos.
Diversos robos devolvieron el debate entre los habitantes de la zona rural, que asisten preocupados a una situación por la que no obtienen respuestas oficiales y que alimenta las múltiples versiones que recorren los más de 1400 kilómetros de la red vial local.
La seguridad del campo está a cargo del Comando de Prevención Rural de la Policía Bonaerense, cuyo destacamento está en Ruta 191, en inmediaciones de la estación de rebaje, y que depende de un Jefe de Zona con asiento en Pergamino.
Desde el robo al destacamento que tenían en Pueblo Doyle, cuando dejaron el inmueble con la única custodia de un perro que no pudo con los ladrones que se llevaron desde municiones hasta armas, la Patrulla Rural no logra revertir la negativa imagen que tiene en la comunidad.
El reemplazo del entonces titular Cristian Suárez fue Diego Verdón, a quien luego lo relevó el actual jefe, Roberto Iacometti.
A pesar de que en enero pasado el Ministerio de Seguridad provincial entregó dos móviles nuevos, de manera tal que la fuerza que protege al campo posee cinco camionetas para hacer sus recorridos, la presencia de esta fuerza es escasa.
Pero aún en los fines de semana, e incluso durante los días hábiles hasta hay sospechas de que durante esos días el personal disponible sería mínimo.
Desde el límite con Arrecifes, Baradero, Capitán Sarmiento, Ramallo y Pergamino, todo lo que sea campo es jurisdicción del Comando de Prevención Rural. De un tiempo a esta parte, la patrulla no se ve, la prevención no existe y la preocupación crece, aunque no muchos se animan a decirlo públicamente.
Ahora, en La Bolsa
El fin de semana pasado se registró un nuevo hecho. Esta vez fue en el paraje La Bolsa. La denuncia fue presentada en el Destacamento de Santa Lucía y, como tantas otras veces, fue la policía de seguridad urbana la que intervino.
Un joven de 25 años que se desempeña como casero en el establecimiento rural La Base denunció que se ausentó del lugar, de 60 hectáreas dedicadas a la agricultura, con fines de esparcimiento. Fue el sábado, entre las 19.30 y las 21.50.
Cuando regresó, constató que delincuentes violentaron el candado de un galpón y la puerta principal de la vivienda.
De allí se fueron con diversas herramientas, una suma indeterminada de dinero en efectivo, una escopeta del calibre 12/70 y una carabina del 22, ambas sin registro ni documentación respaldatoria.
Los efectivos de seguridad urbana del Destacamento de Santa Lucía informaron a la Fiscalía en turno, la UFI 11 de la Dra. Ramos, que dispuso la presencia de la Policía Científica y requirió la colaboración de la Sub DDI San Pedro – Baradero, por un lado, y del CPR, por otro. Todos fueron, menos aquellos a los que les correspondía la jurisdicción.
Sin respuestas, a pesar de todo
A principios de junio, dos violentos hechos registrados en la zona rural obligaron a una reunión entre el Gobierno local y todas las fuerzas de seguridad. Al salir, los participantes del encuentro señalaron que hubo acuerdo y buena predisposición entre todos para articular y coordinar tareas.
Sin embargo, algunas cosas no se dijeron en relación al Comando de Prevención Rural. Por interés corporativo o por decisión política, nadie dijo que durante ese encuentro los policías rurales señalaron que ellos sólo estaban para custodiar el campo y los caminos laterales, por lo que no podían coordinar con los de Seguridad Urbana operativos en los accesos a la ciudad, ayudar en los allanamientos, controlar las carreras de galgos ni los caballos sueltos.
Participantes de esa reunión dijeron que tras escucharlos entendieron por qué las camionetas del CPR siempre brillan, al igual que los borceguíes del personal, poco embarrados para una fuerza que se supone actúa en el campo.
Preocupaciones compartidas
La Sociedad Rural expresó hace 20 días su preocupación por la creciente modalidad de robo de hacienda en los campos, aunque la queja era elevada al Poder Judicial, para pedir “seriedad y rigurosidad”. Ayer volvió a reclamar luego de que sutrajeran herramientas, insumos agropecuarios como bidones de glifosato y electrodomésticos en el paraje La Bolsa.
Entre los no agremiados, que están menos preocupados por si sus reclamos afectan o no a los gobiernos de turno, hay quienes temen que los hechos no sean al azar.
Sospechan que alguien podría estar “marcando” los campos donde hay mayor facilidad para robar, con algunos datos más o menos precisos de ciertos movimientos tanto de los habitantes como del dinero que manejan.
En medio de esas versiones, se tejen sospechas de toda índole y crece la desconfianza. Advierten, acaso, muchas “casualidades” que comienzan a sentar precedentes de un accionar recurrente, aunque no poseen indicios precisos que les permita elevar una denuncia al respecto.
Tareas conjuntas
El Jefe Departamental Dante Paolini estuvo ayer en San Pedro para reunirse con el Jefe Distrital y organizar "órdenes de servicio" conjuntas para la Policía de Seguridad Urbana y el resto de las fuerzas que actúan en la ciudad, lo que incluye a la Patrulla Rural. El Comisario Mayor impartió una serie de directivas precisas y elaboró un diagrama de tareas que incluye solicitud de colaboración de los de Iacometti.