Otra mirada
Carta en respuesta a la carta enviada por al autor Martín Caparrós, Contagio Vía México:
El autor: si bien comparto algo la carta del autor Caparrós, creo que es nuestra obligación reflejar también otros aspectos del ser humano.
A veces el hombre se comporta miserablemente. Lamentablemente hoy conocemos nuestro mundo casi exclusivamente a través de un televisor y lo que es más grave, aparecer en televisión ofrece cierta legitimidad. “Cito: a través de la publicidad creamos un inmenso mercado de nuevas necesidades y proponemos indirectamente modelos cada vez más superficiales generando una pérdida gradual de la capacidad de distinguir lo real de lo virtual. Paradójicamente, poner cierta conducta en el centro de la atención pública termina prestigiándolas o al menos quitándole la característica de condenable”
Siempre que se produce una dolencia sobre una población hay personas que especulan (ganan) con esto.
Citan los libros que por 1871, cuando se produjo la epidemia de Fiebre Amarilla en nuestro país, murieron aproximadamente 14.000 personas. El cementerio de la Chacarita fue tristemente inaugurado para reubicar a los muertos porque el cementerio del Sur había quedado colmado. Fue tan dramático, que en un momento ni siquiera había sepultureros, ni carpinteros para hacer fosas o ataúdes, la mayoría habían perecido o huido.
La raza humana, que se jacta de su racionalidad, se comporta muchas veces en forma miserable, salvo excepciones.
Durante aquella terrible “peste”, los veteranos de la guerra del Paraguay, fueron picados por mosquitos Aedes Aegipty y/o Haemagogus, trayendo consigo el virus hasta sus hogares, principalmente conventillos de la zona de San Telmo. En pocos días la enfermedad se propagó en forma exponencial (aún la ciencia no conocía de vectores o virus, se pensaba que la enfermedad se producía por “emanaciones”). Los muertos eran tantos que apareció la puntual miseria: Muchos procuradores firmaban documentos en forma fraudulenta, durante las horas más difíciles faltaron médicos, auxiliares, voluntarios, pero siempre hubo señores que se ofrecían full time, si de trabajar en testamentos se trataba, ofreciéndose al público para hacer adjudicaciones, sea o no el testador, enfermo o sano. Se los encontraba a disposición a toda hora del día y de la noche. Las tarifas que cobran los “mateos” para transportar los ataúdes fue otro de los escándalos que se sumó al precio de los escasos medicamentos que existían. Hubo saqueos y asaltos a viviendas a plena luz del día.
Pero la razón de esta nota, es justamente subrayar lo contrario de nuestras miserias. Quiero resaltar que hubo gente que pudiendo huir de la ciudad se quedó a ayudar y perecieron luchando. Estas personas eran civiles, poetas, médicos y sacerdotes, a esta agrupación se la denominó la Comisión Popular de lucha contra la fiebre. Algunos hospitales y calles de la Capital Federal (e incluso de nuestra ciudad) llevan sus nombres: Argerich Manuel, Muñiz Francisco, Lucio Mansilla, Roque Pérez, Billinghurst, Guido Spano, Vedia, Mitre… entre no más de 60 hombres que en su mayoría fallecieron en forma anónima intentando ayudar a otros que ni siquiera jamás conocieron. Por esto si pasa por el Parque Ameguino (ex cementerio del Sur, Caseros al 2300) a unas 10 cuadras de la estación Constitución, acérquese, deténgase en el centro del Parque, cierre los ojos y ore por las 11.000 víctimas que se encuentran en fosas comunes, bajo sus pies, y agradezca que aun quedan personas que ante situaciones extremas le dan la espalda a las miserias de la raza humana y salen a pelearla, aunque sepan que tal vez no vuelvan a gozar de la dicha de estar sanos.
Todo esta “movida” que hace la OMS frente a estas Pandemias y que los hombres de salud pública acompañamos (sin por esto avalar las especulaciones y discriminaciones que surgen e incluso sufrimos hoy día) es en realidad, porque este nuevo virus, que gracias a Dios produce baja Letalidad no se transforme en un SARS (Síndrome Agudo Respiratorio Severo) o en una Gripe simil a la Gripe Española que en su ápice, mataba por día más personas que las que padecieron durante el bombardeo de Hiroshima.
Por eso es todo ese revuelto, que en honor a la verdad, en forma colateral, refleja algo chancha nuestra humana idiosincrasia, parafraseando a Caparrós, pero eso no debería estar en el centro.
Aunque su grado de amenaza es bajo, la OMS, cada país, los estados, ante la aparición de estas Pandemias permanecen en alerta (ya en Fase 6) por que siempre existe la muy remota y escasa probabilidad (gracias a Dios) que por pasajes y/o recombinación entre individuos de la misma especie o interespecie se trasforme en un microbio que produzca lo que el SARS o la Gripe Española, produjeron; simplemente por eso es toda esa “chancha movida”.
Dr. Alejandro García MP: 10.098.