Operativo por juego clandestino en el Club de Pelota
La histórica institución fue escenario de un operativo encubierto que terminó con el secuestro de computadoras. Policías camuflados ingresaron para constatar que había máquinas donde se podía apostar en juegos de azar, que explotaban concesionarios que tendrían la venia de la Comisión Directiva, donde tiene importantes relaciones el Secretario de Salud.
El juego clandestino es un flagelo que azota a San Pedro desde hace décadas y que, según la temporada, devuelve hacia la comunidad una cachetada respecto de la hipocresía con que se manejan ciertos sectores sociales cuando algún operativo revela las modalidades con que operan este tipo de lugares.
La última información que publicó este semanario estaba relacionada con la denuncia de un empleado ante el Ministerio de Trabajo primero y la AFIP después, quien extrañamente no ratificó sus dichos, por lo que todo quedó en el olvido.
Ahora, La Opinión tuvo conocimiento del desarrollo de un importante operativo en el famoso Club de Pelota, ubicado en Pellegrini y Mitre al 500 (el edificio tiene entrada por ambas arterias).
Policías vestidos de civil, camuflados como simples clientes entraron a jugar, con el dato preciso de lo que se iban a encontrar: computadoras conectadas a juegos de azar con apuestas que deben hacerse desde el mostrador del propio espacio físico donde se hallan dispuestas.
Operativo silencioso
Sucedió a fines de enero, principios de febrero, de acuerdo a las fuentes que hicieron llegar datos a este semanario y con asiento en la Provincia de Buenos Aires, donde hay expedientes que dan cuenta de lo sucedido.
Allí obra que un policía de civil ingresó por calle Mitre y que más tarde lo hicieron otros tantos. Todos se pusieron a jugar en las máquinas de azar con apuestas ilegales que tenía lugar en una de las dependencias del club.
Certificada la situación de juego clandestino, labraron actas correspondientes, llamaron al concesionario e incautaron una gran cantidad de computadoras. El responsable de las “maquinitas” tuvo una actitud poco amable con los efectivos policiales, pero luego depuso su malestar y colaboró.
Así quedó registrado en el acta del procedimiento, que se desarrolló luego de una “denuncia anónima” que alertó sobre la situación, comprobada por policías que no revisten en San Pedro.
Un club muy especial
El Club de Pelota es una institución histórica, donde se codean los más importantes empresarios y hombres de la política local. Sus mesas son espacios de rosca y hasta se comenta que muchos funcionarios de diversos gobiernos fueron elegidos ahí.
Por ello nadie descarta que la denuncia anónima pueda tener que ver con el año electoral y con la política. El hecho de que, por ejemplo el titular del área de Salud municipal Javier Sualdea haya sido Secretario de esa institución y un hombre muy ligado a la comisión directiva alimenta la sospecha.
Es que no hay forma de que los responsables de gestionar el juego clandestino en ese lugar lo hayan hecho sin la venia de quienes deciden sobre la vida institucional de la entidad, que o bien son partícipes o bien fueron demasiado confianzudos con el concesionario.
“Es un club especial, acá hay gente a la que nunca dejaron entrar, empresarios importantes, con mucha influencia en otros ámbitos”, recordó un habitué que prefirió el anonimato, no sin recordar la histórica prohibición del acceso a mujeres al edificio.
A qué juegan
Conocedores de los salones del Club de Pelota confiaron a La Opinión que en las máquinas incautadas se jugaba al menos con dos modalidades: a la ruleta online, en la que se apuesta vía tarjeta de crédito y directo en la página web de acceso; o a las que tienen una ruleta programada o bien un tragamonedas.
“Lo conectado a internet es parecido a un casino, lo que no está conectado es un Pacman”, describió la fuente, quien consideró que esa modalidad “es una estafa”. En ese caso, la apuesta se debe pagar en el mostrador del local, como se hace en cibercafés que fueron allanados y otros a los que nadie va a visitar.
Aseguran que “de vez en cuando pagan para que la gente no se dé cuenta” pero que en general “son muy pocos los que ganan algo”, porque “es un curro, no hay chance; lo pueden programar para que no gane nadie”.