Operación salvataje para la Casa Museo Fernando García Curten
La convocatoria a Susana Tosso para que se jubile causó alarma en la familia que sostiene ese espacio cultural en la ciudad, ya que ello implicaría una reducción importante en los ingresos que el Estado municipal aporta para el mantenimiento. La comunidad artística y el público en general se movilizaron para solidarizarse con los García Curten. Nicolás Macchia garantizó que el dinero estará como siempre y aseguró que trabajará para articular gestiones en Nación y Provincia.
Foto: Alejandra Laurencich
Un mensaje de bronca pero también de amor que el librero y trabajador de la cultura Román Solsona publicó el viernes pasado en Facebook despertó la alarma al contar que la Casa Museo Fernando García Curten corría riesgo de cerrar ante la situación previsional de la esposa del artista, Susana “Chichí” Tosso.
La intervención del nuevo Secretario de Desarrollo Social Nicolás Macchia el sábado significó una luz de esperanza a la problemática, la posibilidad de canalizar el impresionante apoyo que en las redes sociales y otros ámbitos recibieron los artistas y el compromiso de que, pase lo que pase, el dinero que percibían hasta ahora seguirá ingresando para que la expresión de deseo del funcionario sea una realidad política: “La Casa Museo nunca va a cerrar”.
Ahora, García Curten y Tosso esperan que el proceso jubilatorio de ella llegue –sea como docente o como empleada municipal– para ver cumplido uno de los compromisos de Macchia: la generación de un subsidio que cubra la diferencia entre lo que percibe ahora y lo que va cobrar una vez jubilada.
Por otro lado, ya comenzaron las gestiones para activar la Fundación que lleva el nombre del artista y gestionar la articulación entre esa organización y el Estado local para que los subsidios de fortalecimiento a los museos que tienen el Ministerio de Cultura de la Nación y el Instituto Cultural bonaerense puedan contemplar al hogar y taller de Mitre al 1600. El padre de Nicolás Macchia fue precisamente uno de los principales impulsores de esa Fundación. Durante la gestión de Julio Pángaro en la propia Casa Museo hubo anuncios y compromisos ante la presencia de, entre otros,
Abelardo Castillo y Silvia Iparraguirre que estaban como invitados especiales. Este medio guarda en sus archivos las fotos de aquel memorable encuentro en el que el artista plástico decidió legar su obra al pueblo de San Pedro, aunque luego decidió darle otro destino ante la indiferencia municipal.
La edad no es el problema
La situación desatada el viernes dejó en evidencia una complicación que ninguno de los gobiernos desde 1992 a esta parte se ocupó de modificar. Cuando ese año se creó la Fundación que lleva el nombre del escultor más importante y reconocido en el mundo que hay en la región, el Estado municipal firmó un convenio para otorgar un subsidio. Sin embargo, el paso del tiempo mostró que algo no habían hecho bien.
Tanto Fernando García Curten como Susana Tosso figuraban en el municipio como “empleados temporarios”. El aporte estatal a la Casa Museo era ese: dos salarios. El problema es que no era un subsidio con el monto de dos sueldos, sino efectivamente la inclusión de ambos como parte de la planta municipal.
En 2008, el escultor se jubiló al llegar a la edad que prevé el Instituto de Previsión Social (IPS) y ahora le llegó el turno a su mujer. Chichí fue citada para que firme su renuncia y se acoja a la jubilación. Como sucedió con él, ella vería reducida de manera significativa los ingresos que percibe.
Desde que Pángaro avaló la Fundación, pasando por Barbieri, Guacone y ahora Giovanettoni, nunca nadie del Ejecutivo o del Deliberativo se dio cuenta que lo que debía suceder era la modificación del convenio de manera tal que el Estado aportara un subsidio equivalente a esos dos sueldos a nombre de la Fundación de manera tal no sólo de evitar el problema de la jubilación sino además para contemplar que la Casa Museo siga en pie más allá de la finitud de sus propietarios.
Compromiso municipal
El sábado, Nicolás Macchia fue a la Casa Museo para reunirse con los artistas. No sólo su condición de funcionario responsable del área de Cultura –la Dirección que todavía conduce José Luis Aguilar depende de la Secretaría de Desarrollo Social– lo obligaba sino además la herencia familiar: su padre Elvio fue uno de los impulsores de la creación de la Fundación y en el estudio Macchia está toda la documentación necesaria para su reactivación.
Al mediodía, tras dejar en su casa a Fernando García Curten y a Chichí Tosso más tranquilos y esperanzados, Nicolás Macchia explicó a La Opinión el compromiso que asumió ante ambos.
“Hay que generar las condiciones para que la Casa Museo pueda obtener la ayuda necesaria no sólo para sobrevivir, sino para permanecer, para proteger el legado de la obra de Fernando y de Chichí, que son dos artistas fundamentales para el pueblo y dos personas muy queridas por todos”, señaló Macchia.
El Secretario celebró la movilización de la comunidad, que se manifestó en el grupo de Facebook “No al cierre de la Casa Museo Fernando García Curten” con más de 2.000 adherentes en menos de 48 horas, otros 500 se sumaron al de “Apoyo” al espacio cultural, donde Florencia López, artista plástica e hija del también pintor Coqui López, señaló que “la idea del grupo es entre todos proponer diferentes formas de apoyo para que no se cierre la Casa Museo”.
En Abelardo Libros, Román Solsona recibió múltiples visitas relacionadas con la situación: desde artistas que se ofrecían para una movida cultural hasta vecinos comunes que querían dar una mano. En cada posteo, en cada noticia, cientos de sampedrinos contaban algún tipo de anécdota vinculada a la obra del genial escultor.
Aguilar, descolocado
El todavía Director de Cultura José Luis Aguilar no atendió los llamados de La Opinión para consultarle sobre el tema. Sí salió al aire en La Radio el viernes. Allí reconoció que “Fernando hace años que viene buscando apoyo, y tiene toda la razón del mundo que no lo hemos apoyado” aunque sostuvo que él hizo “un reclamo permanente” al respecto.
También deslizó que hay posibilidades de que cierre la sala Fernando García Herrazú del Teatro Siripo, tema en el que Macchia trabajaba para hallar un camino de solución para ese espacio, de cuyo grupo revitalizador formó parte su madre.
Aguilar se quejó de que el área sólo cuenta con “tres monedas” y nada dijo sobre la inexistencia de rendición del dinero que ingresa como bono contribución de los museos. Es cierto que tampoco se lo preguntaron.
Lo que sí dijo en alusión al tema fue que se sintió “tocado de la manera más baja” y que tiene “mucha bronca contenida”. Tampoco se animó a decir al aire lo que en su entorno disparan sin pruebas respecto de los móviles que llevaron a la tapa de este semanario las sospechas que recayeron sobre sus manejos financieros. Opiniones y versiones hay muchas. Lo cierto es que, una vez más, los mecanismos administrativos de rendición del dinero no existen.