Ola polar: por qué el cuerpo necesita comidas calientes para enfrentar el frío
Durante el invierno, el organismo incrementa su demanda energética para conservar el calor interno. Las sopas y guisos, además de reconfortar, aportan nutrientes esenciales que ayudan a fortalecer el sistema inmunológico y mejorar la respuesta del cuerpo ante las bajas temperaturas. La columna del nutricionista Juan Pablo Corleto.
Con la llegada de las bajas temperaturas, el cuerpo pide platos calientes. No es casual: las comidas tibias ayudan al organismo a mantener su temperatura interna frente al frío externo. Además, pueden ser una excelente fuente de nutrientes clave para reforzar el sistema inmunológico durante los meses más crudos del año.
En esta época, sopas y guisos ocupan un lugar privilegiado en la mesa. No sólo reconfortan, sino que también permiten incorporar verduras —ricas en vitaminas y minerales— y, en caso de incluir carnes, proteínas de alto valor biológico, esenciales para múltiples funciones corporales.
¿Cuál es la diferencia entre una sopa y un guiso?
Aunque comparten ingredientes y método de cocción, la principal diferencia está en la cantidad de líquido. La sopa es más liviana y acuosa; el guiso, más espeso, resultado de la reducción de los jugos naturales de los alimentos durante la cocción. En ambos casos, los sabores se concentran. Ingredientes como la cebolla o la calabaza pueden deshacerse visualmente, pero su presencia se percibe claramente en el gusto final.
Un método milenario y versátil
No hay registros precisos sobre cuándo comenzó el ser humano a hervir alimentos, pero se estima que es una técnica ancestral, posiblemente prehistórica. Lo interesante es que no existe una receta única: cualquier alimento que pueda ser cocido en agua o caldo puede formar parte de una sopa o guiso, lo que los convierte en preparaciones altamente adaptables a la cultura, la economía y la disponibilidad.
Desde el punto de vista económico, estos platos también tienen un plus: permiten usar productos de estación y cortes de carne accesibles. Son preparaciones nobles, nutritivas y rendidoras.
Comida y encuentro
Otra virtud no menor es su valor social. Las sopas y guisos suelen compartirse en familia o con amigos y ese momento de encuentro también tiene un impacto positivo en la salud emocional.
Entre los clásicos encontramos el guiso de lentejas, de arroz o de fideos, el tradicional locro o el guiso de mondongo. En sopas, destacan las de calabaza, puerro, zapallo o cabello de ángel. Todas opciones válidas, reconfortantes y nutritivas.
Para adaptar estas recetas a tus necesidades y asegurarte de que estás obteniendo los beneficios adecuados según tu estado de salud, siempre es recomendable consultar con un licenciado en nutrición.
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