OH! LA CULTURA Y LOS CULTUROSOS
Considero la cultura en el sentido más amplio y pragmático: todo lo que el hombre transforma de la realidad, por eso “labores culturales” se les llama a las tareas agrícolas, lo más sencillo y práctico. En nuestro país los hombres de la cultura muchas veces elucubran, elucubran y suben hasta la estratosfera y desde semejante altura miran a los simples mortales, nosotros, que somos como hormigas observadas desde la altitud del ser humano racional (¡?). Seres de experimentación? Lo que ARTURO JAURETCHE llamaba a la “intelligentzia” nacional eran esos intelectuales del tipo de Victoria OCAMPO, Manuel GARCIA LAINEZ, MARTINEZ ESTRADA, Eduardo MALLEA, y tantos otros que pulularon en el suplemento cultural del diario La Nación o (antiguamente), el diario La Prensa, ambos manejados por una oligarquía nativa que mucha gente que conozco y quiero, se empeñan en desconocer. El pueblo, los GIECO, SOSA, TARRAGO ROS, VICTOR HEREDIA y tantos otros, no estaban en ese segmento. La cultura nacional, ha sido confundida muchas veces con “lo folkórico”, con las guitarras y el bombo, la poesía gauchesca, lo académico pareciera reservado a lo foráneo, a lo que Don Arturo llamaba la “colonización pedagógica” que había impregnado los ámbitos de estudio y de transformación de la sociedad argentina. El hombre ilustrado es, aún hoy, quien se ha educado en el exterior, en especial en universidades yanquis o inglesas! La cultura es lo folklórico pero también el pensamiento nacional auténtico. Dios nos libre y nos guarde de estos intelectuales que, como lo fueron los economistas formados en la llamada “Escuela de CHICAGO”, manejaron la década infame de los años ’90, cuando el liberalismo de los gobiernos MENEM-DUHALDE y DE LA RUA, se empeñaron en “privatizarnos” la vida, los sueños y el porvenir. La “cultura nacional” de ALSOGARAY, ASIS, etc. justificaban el cierre o quiebra de empresas, el desguace del Estado, la desocupación y también a los excluidos. En la Revista “CRITERIO”, ya en el año 1928 un escritor nacional, de raíz radical, Ernesto PALACIO, decía: “El problema no es escribir a favor o no del pueblo, la solución es escribir desde el pueblo…” Por Elvio Macchia