Notsa garantizó la inversión en el puerto pero se llevó dos cargas a otros muelles
La multinacional que proyecta invertir 50 millones de dólares avanza en el proceso de concesión y espera comenzar las obras hacia noviembre. Tras la primera experiencia de trasbordo, decidieron no volver a cargar en San Pedro hasta tanto estén dadas las condiciones que esperaban. En diálogo exclusivo con La Opinión, el presidente de la empresa, Enrique Martínez (primero a la izquierda), se refirió a las expectativas y las dificultades. Gremios, empresas, acuerdos, desacuerdos y una reflexión: “Hay cuatro o cinco personajes que se creen dueños del puerto”, disparó.
Mientras el titular de la Asesoría General de Gobierno de la provincia de Buenos Aires Gustavo Ferrari mantenía una reunión de trabajo con representantes de la empresa National Oil Tradin S. A. (Notsa) y del Consorcio de Gestión del Puerto local en el marco del proyecto de inversión de alrededor de 50 millones de dólares para la creación en San Pedro del primer puerto de trasbordo del país, el Presidente de la compañía que forma parte del grupo Atlansur dialogó con La Opinión sobre presente y futuro de la idea.
Enrique Martínez tiene 59 años, empresario armador con vasta trayectoria naviera, es el socio argentino de la compañía, que completan dos uruguayos, un venezolano y el holandés Jan Kok, con importante experiencia en puertos europeos.
Fue él quien eligió San Pedro como destino de la inversión de Notsa y quien apuesta al desarrollo de lo que considera “un puerto ocioso durante gran parte del año” que puede tener una proyección a mediano plazo de importantes dimensiones.
Martínez no estuvo el día de la firma del memorándum de entendimiento que encabezó el Gobernador Daniel Scioli en La Plata en junio pasado porque tuvo un problema de salud que se lo impidió. Sí lo hizo cuando el mandatario provincial que aspira a la presidencia llegó al puerto para la primera operatoria con barcazas provenientes de Paraguay, una situación que generó expectativas y fue celebrada por todos pero que terminó como una experiencia “pésima” para el análisis del empresario.
Ya se fueron dos buques
Martínez aseguró que el proyecto de inversión sigue en pie y que la empresa que representa tiene un objetivo a largo plazo planteado y que lo va a cumplir. Sin embargo, confirmó que lo que La Opinión había adelantado en sucesivas ediciones respecto a cómo sería la operatoria en el muelle público mientras construían el propio tiene hoy más dudas que certezas.
No sólo dudas, sino acción directa: dos buques que iban a operar con barcazas para trasbordo fueron destinadas a los puertos de San Nicolás y Rosario porque tras la primera y “pésima” experiencia local, las condiciones no están dadas para que esas cargas sean operadas desde aquí.
“Nosotros hicimos una propuesta a las distintas empresas que trasbordan para hacer operaciones de ese tipo, lo que significaba cuatro barcos mensuales al puerto de San Pedro, que nos entusiasmó mucho”, contó Martínez.
“Conseguimos que estas empresas entre ellas, ADM, la principal, nos den durante estos nueve meses (lo que durará la obra) todas las operaciones de trasbordo para San Pedro: soja, maíz, harina de maíz, trasbordo con fertilizantes y cemento para llevar a Paraguay”, detalló.
Las condiciones eran inmejorables. La barcazas podían operar de a cuatro, dos en segunda y dos en tercera andana, mientras las otras ocho del convoy esperaban en el atracadero, ya fuera de la hidrovía, por lo que no había interrupciones.
San Pedro es considerado un “puerto limpio” no sólo porque no hay antecedentes de grandes demoras sino además porque posee baja conflictividad gremial, lo que también entusiasmó a la compañía.
Sin embargo, el diablo
metió la cola
La primera operatoria con barcazas quedará para el olvido. El buque de bandera turca Maninur Cebi fue cargado en nueve días, en lugar de cuatro a cinco, que era lo previsto. Los trabajadores tenían que aprender la tarea y manipular harina de soja, a lo que no estaban acostumbrados. En el medio hubo un paro de empleados de Aduana y además hubo conflictos que recién fueron develados por Martínez en diálogo con La Opinión.
“La primera operación fue con Estibaje San Pedro, del señor Pancrazio; la experiencia fue pésima, pésima”, sostuvo el empresario y precisó: “Había hablado con los gremios para hacer la operación y decirles cómo era. Ellos dijeron que tenían experiencia en fruta y aseguraron un ritmo que no se dio; está bien, era la primera, la harina de soja es lo más complicado para hacer trasbordo porque se apelmaza. Ellos creían que era más sencillo y se equivocaron”.
“Estaba dentro de las previsiones que el ritmo de carga fuera menor al previsto, 300 a 400 metros por hora estábamos bien, pero fuimos a 200”, explicó. No sólo el ritmo de carga hizo que los inversores vieran incrementados sus costos, sino también lo que para ellos fue una sorpresa: 16 empleados más de lo que habían pactado.
“La empresa de estiba comete un error, nosotros habíamos cerrado por 23 hombres y fueron 28; resultó que al final la empresa nos puso 39 hombres en el Maninur Cebi, a un ritmo de carga del 50 por ciento de lo pactado”, detalló el presidente de Notsa.
“Yo contrato a Estibaje San Pedro que coincidentemente es la agencia marítima, lo que es raro, es un círculo vicioso; con mi experiencia de puertos nunca vi una situación similar, donde sean los mismos”, sostuvo.
“Le dije que 39 hombres no me daban, vinieron los gremios, nos reunimos, les dije que los números no me cierran, que el ritmo no me servía, ellos dijeron que no podían, entonces les dije que cuando faltaba la mitad del trasbordo que si hacían 700 metros horas no había problemas en tener 39 hombres, si aumentaban el ritmo aceptaba”, relató. Sin embargo, no sucedió.
Consultado sobre si acaso el problema eran los gremios o los propios trabajadores, Martínez no dudó: “Ellos tienen ahí adentro muchachos bien predispuestos, pero hay cuatro o cinco mal aprendidos, que es una lástima. Les dije que habría trabajos durante 9 meses hasta que hagamos el puerto nuevo y que seguiría el trasbordo en el muelle público, pero hubo cuatro viejos carcamanes metiendo la cuchara, que decían que con los 5 meses de fruta le alcanzaba para vivir todo el año”.
“Hay un grupete que espanta a los que quieren invertir”
Notsa y los gremios dialogan. La firma les pidió que “mejoren los números”. Los tienen que presentar ante la empresa Loginter, quienes estarán a cargo de la logística, porque Martínez fue tajante: “Con Estibaje San Pedro no trabajo más”.
Hasta ahora, el “pensar los números” viene demorado. Ello hizo que un barco con fertilizante en roca para ser trasbordado a barcazas y enviado a Paraguay saliera desde San Nicolás; otro con maíz rumbo a un puerto transoceánico hizo lo propio desde Rosario. Perdió San Pedro otra vez.
“Ahora estamos tratando de que los muchachos de los gremios entiendan que hay que llegar a un acuerdo”, señaló Martínez, para quien es necesario formar trabajadores porque una vez que su puerto esté en marcha operarían con ese y con el muelle público a la vez.
“Lamentablemente perdimos dos barcos para San Pedro, pero hoy, de parte nuestra, no podemos seguir”, señaló el empresario y aclaró: “No soy intransigente, pero esto fue hablado; lo que un día se escribió con la mano al otro día se borró con el codo. Hay que sentarse, firmar un convenio, y ya no de palabra, porque se las lleva el viento, aunque para mí la palabra tiene más valor que un cheque, porque soy de los viejos tiempos, pero ahora no”.
El análisis de Martínez es el mismo que en su oportunidad hizo este semanario y el que han hecho muchos otros que pensaron en el puerto local como oportunidad de inversión: “Hay un grupete que espanta a los que quieren invertir. Nosotros somos grandes, con experiencia, uno de nosotros manejó diez años el puerto de Rotterdam (Jan Kok), no nos vamos ante el primer tropiezo. Nosotros descubrimos San Pedro y no lo vamos a perder porque haya cuatro o cinco personajes que se creían dueños del puerto y esto les molesta”, sentenció.
Tal como alguna vez se ha planteado, aquellos que pelearon por la “no privatización del puerto a manos de Arcor”, algo falaz como consigna, terminaron avalando una privatización de hecho, como la que actualmente opera en exclusiva, ya que las cargas de Terminal Puerto San Pedro también se han visto limitadas.