“Norberto no se suicidó”
La familia de Tito Boccardo nunca creyó en la hipótesis del suicidio. La semana pasada, tras un informe criminalístico que concluyó que fue asesinado, la Justicia detuvo a Cristina Mateos, quien era su pareja, por lo pronto única sospechosa del crimen.
Norberto “Tito” Boccardo, no tenía más aspiraciones que la de cualquier vecino. Desde muy joven formó una familia, trabajó durante nueve años en Tupperware y siempre planificó emprendimientos. Las pequeñas embarcaciones de paseo que en principio trabajaron en Playa Mansa, la barcaza que diseñó y logró habilitar, y los trabajos de herrería de la conocida firma Tor Plas constituyeron la empresa que hoy continúa en manos de uno de sus hijos.
Una familia sencilla a la que ya llegaron nietos y que durante los últimos años decidió mantenerse con bajo perfil sin renunciar al reclamo de investigación y justicia.
“Fueron dos años y 45 días”, repite la madre de sus hijos, quien semana a semana llegaba hasta la Fiscalía a preguntar cuándo le iban a entregar el cuerpo para cumplir con su voluntad final: la cremación.
Nadie avalaba la hipótesis del suicidio
El Fiscal Marcelo Manso entendió que tras el expediente y el rostro de los integrantes de la familia había algo más que una carátula. Volvió a leer las actuaciones que estuvieron a cargo de Gabriela Ates y a trabajar con la Policía Científica hasta llegar a presumir que su pareja, Cristina Mateos, ahora detenida en Quilmes, podría haber sido la autora del disparo que terminó con la vida del hombre que se había afincado en Villa Jardín desde el año 2012, cuando regresaron de Santa Clara del Mar. Allí vivieron dos años tras lo que decidieron regresar a la ciudad para estar más cerca de su nieta.
Cerca del mar estrechó vínculos de amistad. Uno de ellos secomunicó con La Opinión tras leer la noticia el pasado viernes. “Tito para mí fue, es y será un gran amigo. He compartido muchísimas cosas con él. Se lo extraña mucho. Flor de golpe me pegó la vida”, dijo con la voz quebrada por el llanto. “Es la impotencia que sentía, que no se iba a hacer justicia”, agregó.
En San Pedro, uno de sus compañeros de trabajo sostuvo: “Era el comentario, no tenía el perfil. Si me decías que Tito se iba a suicidar te decía que era imposible. Un tipo bárbaro, honesto, laburante. Nos íbamos los viernes a la isla con él y otros amigos, siempre nos juntábamos para comer hasta que se puso en pareja con esta mujer”.
Como estos, decenas de mensajes comenzaron a llegar a esta redacción y a las redes sociales. “Yo le pido a la gente que preste testimonio”, solicitó Marcelo Manso cuando se le comentó que una gran cantidad de vecinos de la ciudad manejaban hipótesis diferentes a la de un suicidio.
“Muerte dudosa”
Quienes llegaron esa mañana a la vivienda que Boccardo compartía con Mateos percibieron que la escena no era compatible con el relato que había ofrecido en primera instancia y que los hijos de la concubina ya habían estado en el lugar junto al médico de la policía que en principio caratuló el caso como “muerte dudosa”.
Hay vecinos que tenían una relación estrecha con Boccardo y que lo escucharon discutir en los últimos tiempos con su pareja. Incluso recuerdan que varias veces le pidió que abandonara el lugar. Hubo un episodio doloroso para sus seres queridos por el uso de fotos en redes sociales en las que se lo veía con “su nueva familia”.
También el dinero de ahorros de toda la vida parece haber jugado un rol importante para resolver una situación financiera que le era ajena. “Nunca supimos a dónde fue a parar la plata que tenía ahorrada”, dijo uno de los que más reclamaba la búsqueda de la verdad en la causa.
En la sala velatoria, la familia de sangre no imaginaba que al día siguiente recibiría un llamado de los hijos de la ahora acusada para retirar muebles y enseres que cargaron en vehículos de una conocida marca de productos lácteos.
Cristina Mateos es viuda, tiene tres hijos y su marido falleció a consecuencia de una enfermedad. Según sus allegados, la pérdida de esta nueva pareja la llevó a sumirse en el silencio entre las paredes de su casa, ubicada en calle Arnaldo 455, en la que se cumplió con la orden de detención y traslado a la Comisaría de San Pedro.
Otros la señalan como dueña de una vida activa, incluso partícipe de ceremonias y creencias particulares que la llevaron a apartarse de la Parroquia San Roque, donde alguna vez se desempeñó como sacristana.
Palabra de amigo
“Tito era mi amigo y a través de él, sus hijos. Marcos continúa con la empresa que creara Tito, un taller metalúrgico de tornería, fresados; además de haber incursionado en la hechura de embarcaciones en plástico. Le gustaba la náutica; de hecho tuvo lancha, barco recreativo y en los últimos tiempos una chata para el traslado de animales por el río”, recuerda uno de sus mejores amigos en San Pedro.
El mismo hombre agregó: “De Tito solo te puedo hablar bien, un tipo bonachón, ante un problema no dejaba de ayudar; trabajador, en casi 40 años que lo conocía jamás tuvo pelea con nadie, sumamente respetuoso con la gente”.
Con las mismas sospechas que el resto, apuntó: “De mi parte te puedo decir que estoy muy contento que salga a la luz, pues algo ya se había comentado en el mismo velorio, que sus hijos puedan llevar el dolor de un asesinato pero no el trauma de un suicidio”.
“De más está decir que lo que te comento en cuanto a la persona de Tito es sumamente comprobable en todos los que en vida fuimos sus amigos y no tengo pruebas que pueda aportar del hecho en sí, te reitero fueron comentarios en el mismo sepelio”, afirmó a este medio.
Lima & Lima
Durante los primeros tres meses, la familia Boccardo confió sus sospechas al Estudio Jurídico del Dr. Hugo Lima (h), al que le fueron entregando distintas sumas de dinero para que siguiera los trámites y lograra la devolución del cuerpo. Pasado el tiempo, decidieron acudir ellos mismos, sin representación legal, día a día a la Fiscalía.
“La esposa de Tito hizo un camino desde su casa hasta la Mitre al fondo”, cuenta hoy uno de los miembro de la familia, asombrado porque el mismo abogado ahora defiende a la acusada de haber sido autora o partícipe del crimen.
El sábado, en diálogo con Sin Galera, Lima dijo que “no hay ninguna prueba contundente” contra Cristina Mateos. Señaló que la familia del fallecido “no la aceptaba” como nueva pareja, pero que ellos “se llevaban bien”, aunque allegados a Norberto Boccardo dan cuenteas de otras versiones.
Parte de la prueba que involucra a Mateos en el crimen esla cantidad de restos de componentes de pólvora que había en sus manos, mayor a las que hallaron en las de la víctima.
“Ella le pasó la mano por la cabeza”, dijo Lima en relación a su defendida y lo que hizo cuando el cuerpo fue hallado sin vida.