Noche de gala
Más de trescientas personas aplaudieron de pie a Raúl Rizzo y Juan Palomino.
A sala llena se presentó “La Tentación”, de Pacho O’Donnell, el Sábado a las 21:30 horas, en el Salón de Actos de la Escuela Normal. Bajo la dirección de Santiago Doria, e interpretada por dos grandes artistas nacionales; Juan Palomino y Raúl Rizzo quienes encontraron un tiempito para recorrer nuestra ciudad, caminar por la Peatonal del Centenario, y degustar algunas confituras en pleno centro, antes de subir al escenario.
Ya en las tablas se repasó un segmento de la historia argentina, corría el año 1828, con Don Manuel Dorrego, gobernador en Buenos Aires que había sido electo por los sectores más populares y de objetivos federales, quien participaba de la idea de establecer la paz sobre la base de la independencia oriental.
A la luz de una vela, en un diálogo dinámico, persuasivo e intimidatorio con el embajador inglés Lord Ponsonby, Dorrego se ve abrumado por las propuestas tentadoras que lo llevan a vacilar ante las necesidades económicas de su familia y el riesgo de su propia vida.
A pesar del paso del tiempo y de los “avances” que nos atropellan a diario parece que la historia argentina siempre depara algún capítulo donde las miserias humanas y la corrupción no están ajenas. Con el transcurso de la obra y sobre todo al abandonar la sala de espectáculos, el público no deja de pensar sobre su propio destino en sociedad.
La “tentación” de las presentes
Varias jóvenes – adultas aguardaron el arribo de Palomino desde las 20 horas en el hall del establecimiento. El galán apareció con un loock informal que deslumbró a su fans y no tuvo inconvenientes en posar para los flashes.
“Es muy guapo y amable, no dudó cuando le pedimos un par de fotos, lo guardé como fondo de pantalla del celular”, relató contenta una admiradora.
Mientras otra esbozó “no sabía exactamente que presentaban, es más, pensé que era Rosas, pero con el pasar de los minutos la no coincidencia física y de actitud de Juan ‘Manuel’ revelaron que la época no acordaba, ahí caí que se trataba de Dorrego”.
Un momento indeseable
Esta vez el público ante la solicitud de apagar los teléfonos celulares reaccionó de inmediato, pero no faltó la sorpresa del sonido del timbre del recreo en la mitad de la obra, para luego sumarle el molesto ruido de la puerta de la sala de ingreso. Cabe destacar el trabajo corporal de Raúl y Juan respondiendo al exabrupto sutilmente.
Excelente planificación para montar la escenografía de época que invitaba a la complicidad.
Pobres los sillones giratorios de la Municipalidad que utilizaron, forrándolos descuidadamente que a través de la luz resaltaba el cromado… y los grafittis plasmados en los paneles laterales… En toda regla siempre hay una excepción…