“No tenemos ayuda para que hagan justicia por la muerte de mi hermano”
Elba Velo, la hermana del hombre que falleció en Pergamino tras recibir un disparo de escopeta, dijo que la detención de quien accionó el arma no es suficiente. El incidente se produjo en Bozzano y Calle 35, después de que Juan Velo concurriera al domicilio de un vecino para increparlo porque había manoseado a una sobrina de 5 años. El supuesto abusador, de 64 años, estuvo detenido sólo algunas horas y tiene antecedentes reiterados por delitos similares. “Una persona así no puede estar suelta”, explicó la mujer que es abuela de la menor.
“Mi hermano era todo para mí, nos criamos juntos y solos, porque de chicos tuvimos varios problemas. No me puedo explicar todavía lo que pasó pero nosotros no tenemos ayuda de nadie. Miren cómo vivimos, nadie nos ayuda, no tenemos abogados y la policía se portó muy bien pero fuimos diez veces a la Comisaría para preguntar por esta causa pero no sabemos más…”, explicó Elba Velo a La Opinión después de despedir los restos de su hermano Juan de 36 años, quien falleció tras recibir un disparo de escopeta y agonizar cuatro días en el Hospital de Pergamino.
Por este homicidio, está detenido en la Comisaría “Nito” Cáceres de 20 años, un joven al que la familia de Velo dice no conocer.
El hecho ocurrió el anterior fin de semana en pleno barrio La Unión, exactamente en la intersección de Calle Nº 35 y Bozzano. En esas manzanas de precarias casas a medio construir, vive Elba Velo, la hermana del fallecido y abuela de una chiquita de cinco años que fue manoseada por un vecino de 64 años. Ese suceso, que tuvo lugar durante el atardecer del viernes 8 de Septiembre, fue el desencadenante. Cuando Elba y su hermano acompañaron al padre de la chiquita a la casa del abusador a pedir explicaciones, los recibieron a los tiros. El hombre de 36 años y su hermano Ezequiel Díaz de 19, fueron trasladados al Hospital de urgencia. Velo presentaba una lesión en el tórax con compromiso de órganos vitales y por ello debió ser derivado hacia un centro de mayor complejidad. En este caso el Hospital de Pergamino, donde murió el miércoles siguiente.
Este lunes, la hermana del occiso confirmó que su otro hermano de apellido Díaz recibió el alta médica y aguardaba que lo notificaran para prestar declaración, porque por su estado de salud no lo había podido hacer hasta el momento.
Pero el reclamo de toda la familia es que la justicia tome medidas contra el abusador, Hugo Piñero, quien había sido detenido por unas horas pero recuperó la libertad a pesar de contar con otros antecedentes penales por delitos similares. “Este hombre no puede estar en la calle porque es un peligro para cualquier criatura, pero nos dicen que no se puede hacer nada. De otros barrios lo echaron por lo mismo, pero lo meten preso y lo largan”, explicó la hermana del occiso y abuela de la niña abusada.
“Le tiró a quemarropa”
“La nena estaba acá en mi casa, jugando afuera, este hombre pasó y le tocó la cola. Mi hermana que lo vio me vino a decir”, explicó Paola Benítez de 20 años, la madre de la chiquita de cinco años que fue atacada por Piñero. “Con mi marido fuimos a hablar con este hombre porque vive acá enfrente, y él nos dijo que no había hecho nada, que siempre alzaba a los chicos pero no era nada malo”, agregó la joven.
Sin embargo, el malestar continuó esa misma noche. “Después que fuimos a hablar con él, el mismo hombre pasó por acá alcoholizado y nos gritó cosas”, dijo la joven.
Alrededor de las 9 de la noche, Nicolás Pérez de 18 años, el padre de la chiquita, se dirigió hacia la casa del abusador acompañado por Juan Velo y por el hermano de este último, Ezequiel Díaz de 19 años. “Fueron a hablarle, nada más, que a decirle que esas cosas no se hacen con criaturas, pero salieron otros dos que estaban en la casa y empezaron a discutir. Uno se fue para adentro pero antes le dijo: “Dejá Piñero, que este problema lo arreglo yo”. Y antes de darse cuenta salió con el arma y les disparó a quemarropa”, relató Benítez a este medio. “Le tiró a cuatro o cinco metros, le tiró a matar”. La policía, más tarde, detuvo a Piñero y a Cáceres, acusado de disparar la escopeta, pero las otras dos personas que se encontraban en la casa en el momento del crimen desaparecieron. “Son gente que no conocemos, que se juntan en la casa de este hombre a tomar. Hubo vecinos que nos dijeron que esa noche, antes de que pasara todo, habían tirado más tiros al aire”, agregó Benítez.
Su madre también aportó otros datos. Dijo que Piñero había llegado al barrio hace “apenas unos meses” y que siempre se lo veía alcoholizado. “Se peleaba con un hijo mayor que tiene, y se veía todos los días gente que se juntaba con ellos, siempre eran unos cinco o seis tomando en el patio”.
“Era una persona honrada”
“Mi hermano tenía 36 años y nunca había tenido un problema con nadie. Era una persona de trabajo, y muy unido conmigo porque prácticamente vivía acá en mi casa”, dijo Velo agregando que era soltero y compartía una casa con su madre en las 150 viviendas.
“Los fines de semana se juntaba acá con los amigos y la familia, y el lunes volvía a su trabajo de changas en el campo. Esa era su vida, nunca le hizo mal a nadie. Decía que no quería tener mujer e hijos porque era mucha responsabilidad, y que le gustaba ser solo”, agregó su sobrina Paola.
“Tenemos mucha impotencia, mucha bronca, no tenemos palabras para explicarlo porque creemos que Piñero también es partícipe de lo que pasó y sin embargo está suelto. Ahora pasa por el frente de la casa de nuestra abuela como si nada, porque lo vieron. Este era un barrio tranquilo hasta que esa persona llegó, porque nunca se escuchaban ni disparos, ni abusos sobre las criaturas. Pero a nosotros nadie nos ayuda porque no somos nadie”, dicen los miembros de esta familia, que aseguran que desde que ocurrió el abuso y posterior ataque, con disparos de escopeta, nunca se acercó una asistente social para ofrecerles contención o alguien de la fiscalía para escuchar lo que tienen para decir.