“No somos chorros, estamos trabajando”
Más de 30 personas excavan diariamente en busca del plomo que transportaba el cable coaxil. Cuentan con permiso y según contaron, lo hacen porque es el único trabajo que tienen.
La historia no es nueva. Desde hace más de un año la presencia de personas excavando en busca de los viejos cables coaxil, se ha transformado en una tarea diaria y para la mayoría de los que lo hacen, digna.
Los trabajos se han centralizado en la localidad de Río Tala y actualmente son más de 40 las personas que diariamente se dedican a esto. Diferentes circunstancias, ya sea la finalización de las campañas, la escasa producción en los campos y la falta de trabajo, los han llevado a tener que adoptar esta actividad como habitual.
El trabajo
Aquí no existen las máquinas, medidas de seguridad, ni ingenieros. “Los excavadores tocan de oído” y realmente lo hacen muy bien. “A ojo”, se las ingenian para elegir el lugar apropiado, donde clavar el primer puntazo y así comenzar la jornada…
Hay que conocer la cruda realidad de cientos de familias, para entender el por qué de esta situación.
La semana pasada, llamó la atención de quienes circulaban por la Ruta 1001, la presencia de personas de todas las edades, hombres y mujeres, excavando mientras la luz natural lo permitía.
Omar es uno de las personas que diariamente concurre a los campos, pero no lo hace para juntar frutas o lavar batatas. Lo hace para rescatar la mayor cantidad de plomo posible y así poder juntar buena plata y ayudar a su familia.
“No somos chorros, queremos trabajar”, contó a un periodista de La Opinión Semanario mientras cavaba. “
“Por las radios y los diarios de San Pedro dicen que somos chorros pero no es así. La mayoría de los que estamos acá no tenemos antecedentes. Aunque es cierto que algunos pibes que vienen a trabajar han robado, pero gracias a este trabajo no lo hicieron más. Pregunten en el destacamento de Tala si no bajó el índice de robos?, agregó con firmeza.
“No tenemos otra cosa para hacer, la mayoría de los que estamos acá nos quedamos sin trabajo”, contó con tristeza. “Todos tenemos familia, hijos, y algo les tenemos que llevar”.
“Los campos no tienen trabajo, las heladas acabaron con todo. Ni los lavaderos de batatas trabajan.Yo trabajé en un galpón de Tala hasta hace un mes atrás, pero se acabó el trabajo y no me llamaron más. Tengo 23 años, 3 hijos y mi señora… todos ellos tienen que comer y no pienso salir a robar para conseguir algo”, comentó el joven excavador.
Denuncias por robo
Diariamente se reciben llamados denunciando que una cuadrilla de personas roba a plena luz del día, en la zona de Río Tala. Sin embargo, eso que se observa, nada tiene que ver con otros episodios en los que los cables de cobre, eran los protragonistas.
“La gente piensa que estamos robando. No estamos robando!!. Venimos, le preguntamos a los dueños de los campos si podemos hacerlo y si nos dan permiso, nos ponemos a excavar. Primero nos corrían a cuetazos (tiros) pero ahora han entendido nuestra situación, sólo nos piden que una vez que terminemos tapemos los pozos. Y nosotros nos hemos comprometido a taparlos una vez que sacamos el plomo”, relató.
El numeroso grupo se desempeña como una verdadera empresa, son organizados y solidarios entre sí. Cada uno respeta el lugar del otro y hasta comparten las ganancias en caso de que hayan participado de las mismas excavaciones.
“A muchos de los que vienen no los conozco. Pero existe respeto entre quienes lo hacemos porque todos estamos en la misma”, dijo Omar.
“Es un trabajo duro, pero una vez que le agarramos la mano se simplifica. Los primeros en hacer este trabajo buscaban el cobre del cable coaxil que pasaba por Tala. Y ahí sí se complicaba porque muchas personas cayeron presas”, relató el joven con respecto a los comienzos de esta modalidad. “Pero el cobre se acabó. No queda más, sólo queda un caño de plomo que era lo que recubría el coaxil y es lo que estamos sacando ahora”.
Las tareas que estos hombres realizan en los campos tienen sus secretos, pues no cuentan con ninguna clase de herramientas de medición como para dar con el tendido subterráneo.
Por eso, explican con detalles como lo hacen… “Sabemos que pasan por allí, contamos cuatro pasos desde el alambrado hacia el lado de la ruta y comenzamos a excavar. Para saber si dimos con el lugar tenemos que cavar como unos treinta centímetros, y si la tierra tiene dos colores es porque allí está. Del lado del alambrado la tierra es más oscura, es decir húmeda. Del lado de la ruta es más clara, es decir seca”, contó con orgullo de experto.
Además el periodista de La Opinión Semanario pudo comprobar que era así. Pues Omar, comenzó a cavar, y, a un metro y medio, halló el paso del caño de plomo.
“Arrancamos a las 8 de la mañana, paramos al mediodía y seguimos a la tarde hasta que oscurece”, dijo con respecto a la dedicación que le prestan a este nuevo trabajo. “Más o menos cavamos 10 metros de largo por día. En un tiro juntamos algo más de 130 pesos. Si lo hacemos entre varios pibes, dividimos la ganancia. Pero si lo hacemos solos es todo para nosotros. Después lo vendemos a los desarmaderos. Lo llevamos nosotros o a veces lo vienen a buscar”, relató.
Sin castigos
Fuentes policiales aseguraron que ante esta situación se puede hacer muy poco. Primero porque no existe denuncia alguna, segundo porque los dueños les dan permiso.
Una cosa era el cobre. Allí sí hubo denuncias por parte de Telecom, principal perjudicada, aunque jamás se preocupó por recuperar su tendido y en muchos casos recuperó cobre sin haber invertido un peso en mano de obra. De todos modos, se produjeron innumerables detenciones y hasta hubo custodias puntuales en la zona. En este caso, el plomo, vendría a ser una sobra de lo que había antes allí y quizás sea ese el motivo por el cual nadie se ha mostrado preocupado. Sólo la incertidumbre de la gente que pasa y ve semejante movimiento, ha causado revuelo, pero nada más.
En su relato, Omar, decía, “En Tala no hay más robos”. Consultadas fuentes policiales, aseguraron que si bien el índice de delitos en esa localidad no era alarmante, es cierto que prácticamente no hay denuncias.
De todos modos la Policía ha labrado varias actas individualizando a las personas que diariamente concurren a buscar plomo.
Quienes conocen del tema, aseguran que en estas tierras existían tres líneas de cable coaxil. Una corre sobre el lateral de la Ruta 9, otra se extiende paralela a las vías del Ferrocarril y la otra es la que ingresa a la ciudad de San Pedro por la Ruta 1001. Por los avances de la tecnología esos antiguos sistemas fueron quedando en desuso. Además, aseguran que existe una cuarta línea de tendido subterráneo y parece ser que la tarea a seguir sería la de hallarlo. La historia se repetiría y hacia allí se dirigen los jóvenes excavadores.
Otro negocio
Son los desarmaderos quienes hacen verdaderos negocios e incentivan cada vez más para que se efectúe esta tarea. Hoy en día, la comercialización del metal es muy fructífera, y en este caso el cobre y el plomo se suman a otros productos de fácil comercialización. En el caso del cobre, actualmente, se paga muy bien y es por eso que cada vez crece el robo de cables. Aunque nada tiene que ver con la tarea que este grupo de personas realiza en Río Tala.
En cualquiera de los lugares donde se comercializa el metal se paga un promedio de 17 pesos el kilo de cobre y 4,30 el de plomo. Si se lo multiplica por la cantidad que se recolecta por día se transforma en una cifra significativa para quienes excavan pero, mayor aún, es para quienes lo compran.