No es culpa de ellos
Escribo esta nota por los comentarios que se hicieron ayer sobre la policía. Yo también tengo un hijo preso y no por eso los culpo a ellos. Al detenerlo sólo cumplieron con su trabajo, para eso le pagan. En todo caso como padres deberíamos preguntarnos dónde estábamos, mientras nuestros hijos crecían fuera de la ley. Si bien es cierto que hacemos lo que está a nuestro alcance, eso no alcanza. Son ellos, nuestros hijos, los que permiten que los policías coman, vivan bien, sean corruptos, porque dan lugar, odian a esos que los detienen pero a su vez ayudan a que existan. Que no roben, que no pasen la barrera y los policías sólo tendrán que cuidar el tránsito. Todo los justificamos, pero ¿nos ponemos en el lugar de esas personas a quienes nuestros hijos invadieron, lastimaron? ¿Qué derecho tienen? Y cuando los policías emplean la misma medicina son monstruos. ¡Ojo! No los defiendo, yo en particular no tengo buenas experiencias con ellos, en ciertas ocasiones han obrado mal conmigo pero como sociedad habría que ver cómo -desde edad temprana- salvarlos de la delincuencia. Creo que falta descubrir valores, motivarlos, seguirlos para que no pierdan el rumbo. Ellos en la cárcel (no en el calabozo de San Pedro), tienen reglas, códigos, respeto que cumplen, conviven con amabilidad, con solidaridad, con amor al prójimo y además el que quiere tiene un oficio; dentro de ese sistema es “alguien”, cosa que no pasa cuando sale. No encuentra nada para él en la sociedad y vuelve otra vez a las andadas. Lamentablemente es imposible. Lo que me gustaría para comenzar es “que en las escuelas dentro de cada salón hubiese dos personas (la maestra y una observadora) con preparación psicológica y social para que durante un mes observe a cada curso y detecte los niños inclinados a los desórdenes en todo nivel y así poder trabajar con ellos con un acompañamiento de su familia cercana (padres, tíos y abuelos en caso de tener roce constante con ellos); de algún club porque si se le inculca una vida sana tiene menos posibilidades de delinquir. Porque no hay que creer que comenzaron de grande, no... los adultos que ya son delincuentes se enmendarán, si ellos quieren, pero habría que comenzar con los más chicos para evitar nuevas personas con carácter delictivo. Por eso te digo, es cierto muchas de las cosas que se dicen de la policía, pero ellos, no son los padres de nuestros hijos. Y si tanto los repudian comiencen con una nueva vida no aceptando nada de lo que les ofrecen y que no esté bien. Por mi hijo, nosotros, su papá y yo, somos en gran parte responsable de su situación. Cuando ellos son detenidos comenzamos a buscar culpas más grandes y a justificar su conducta sin darnos cuenta que el daño que causamos es también responsable de que vuelva a caer. Tengo un solo hijo y está preso, es parte del sistema que alimenta a policías. Nora.