#NiUnaMenos: San Pedro tuvo marcha hacia Las Canaletas, donde descubrieron una placa en memoria de Mariela Figueroa
Este año, la concentración fue en la plaza de La Amistad. Desde allí, la columna encabezada por Emerson Gómez, hijo de la víctima de femicidio Mariela Figueroa, y sus familiares marchó hasta el Viejo Astillero, donde descubrieron una placa conmemorativa. Las agrupaciones Libres de Miedo y Minerva Mirabal leyeron un documento en el que volvieron a pedir al gobierno, especialmente a Karina Chiarella, que se ocupe de la problemática relacionada con la violencia de género.
El colectivo Ni Una Menos volvió a marchar, como cada 3 de junio desde 2015, en reclamo por políticas públicas contra la violencia de género, y San Pedro tuvo su réplica, convocada por las organzaciones feministas locales, que este año decidieron marchar desde la plaza de La Amistad al barrio Las Canaletas.
La decisión tenía un sentido: en el centro cultural El Viejo Astillero, que montó el artista Juan José D'Estéfano, se descubrió, al final de la marcha, una placa en recuerdo de la víctima de femicidio Mariela Figueroa, quien nació y creció en el barrio Las Canaletas. Fue su familia la que quiso que la placa se descubriera allí, en su barrio, en ese espacio al que le gustaba ir.
La actividad comenzó a las 17.00 en la plaza de La Amistad, donde hubo una radio abierta. Una hora más tarde, la columna encabezada por Emerson Gómez, hijo de Mariela Figueroa, y sus familiares, entre ellos las hermanas y el padre de la joven asesinada en abril del año pasado, marchó por 11 de Septiembre y Juan Ismael Giménez.
Al llegar al Viejo Astillero, Emerson fue el encargado de descubrir la placa que recuerda a su madre. Fue un emotivo momento, tras el que las organizaciones que convocaron a la movilización leyeron el documento elaborado para la ocasion, en el que hubo reclamos al gobierno por las políticas de género.
Luego del texto, que al final de esta nota se reproduce completo, el padre de Mariela Figueroa, "Picho", agradeció el homenaje a su hija. La placa fue obra de Juan D'Estéfano, Carlos Tapia y Pablo Secchi, y está ubicada en el acceso al Viejo Astillero.
El documento completo que leyeron durante la actividad por parte de las organizaciones locales que convocaron a la movilización Ni Una Menos:
Hace años ya que las agrupaciones feministas venimos recorriendo las calles de San Pedro, las plazas, los lugares de “poder", señalando la violencia machista que recae sobre nuestros cuerpos, proveniente del puño de quien dice amarnos, de la boca de quien se señala compañero, del arma asesina ejecutada por la mano supuestamente amiga. Pero también señalamos la ausencia del Estado, la revictimización de nuestros cuerpos en manos de quienes deberían abogar por el cumplimiento de nuestros derechos.
Hoy decidimos trasladarnos hasta acá porque tras consultar con la familia de Mariela Figueroa, nuestra compañera asesinada el 19 de abril de 2018, decidimos que este era su lugar preferido, que acá queríamos recordarla. Lo hablamos con Juanjo D'Estefano y entre todes hoy queremos recordar a Mariela acá y en todos lados. Hoy y para siempre, conscientes de que el olvido es la mayor de las injusticias.
En Mariela recordamos también a Natalia Duarte y a todas las víctimas de femicidio cuando todavía no se hablaba de él como tal, sino que se escondían en carátulas de Homicidios o crímenes pasionales, que quedaron, muchas veces, sin resolver. No pudimos salvarlas nosotras, que creemos además que el Estado no hizo nada nunca para salvarlas.
Hoy queremos además hablar de los que quedan, atravesados y atravesadas por el femicidio, las víctimas “colaterales” de la violencia machista en su máxima expresión. Se calcula que en Argentina, en los últimos 10 años, al menos 3.378 hijas e hijos quedaron sin madre a causa de un femicidio. Sí, casi 3400 pibes y pibas huérfanas. Por mes, unos 20 pibas y pibes sufren el arrebato de su mamá en manos de un femicida que, muchas veces es, además, su papá o alguien de su entorno más cercano.
En esta jornada de lucha, de visibilización, de memoria, abrazamos a la familia de Mariela Figueroa, a sus papás, hermanas, seres queridos, y a Emerson, por quien no vamos a bajar los brazos hasta conseguir que el Estado se haga responsable, para que no haya más Marielas, ni Natalias, ni familias destrozadas e ignoradas.
Nuestro país cuenta con la "ley Brisa", sancionada en julio pasado, que contempla el derecho de esas niñas y niños a quien el Estado no pudo proteger en primera instancia. Contempla una mensualidad equivalente a un haber jubilatorio mínimo y una cobertura integral de salud para los hijos e hijas de las víctimas de femicidio menores de 21 años. Sabemos que es lo mínimo que el Estado puede hacer, y aún así no lo hace.
Conocemos en parte, porque probablemente no nos alcance la vida para dimensionar la totalidad, de lo que ha tenido que pasar Emerson y la familia de Mariela; conocemos también la realidad de los hijos de Natalia Duarte, nuestra otra compañera asesinada en febrero de 2018, que deben hacerse cargo de sus tratamientos de salud, sin que el Estado aporte ni dinero, ni acompañamiento ni el más mínimo interés.
Llevamos, dijimos, muchos años en las calles y vamos a seguir, por Natalia, por Mariela, por Emerson, por cada familia desarmada por la ausencia del Estado. Exigimos, como cada vez, las respuestas al Intendente Cecilio Salazar y a su secretaria de Desarrollo Humano Karina Chiarella; pedimos la intervención del Concejo Deliberante para asegurar que se cumplan los derechos que asisten a estas familias.
Lo hacemos conscientes de que, en años de reclamos, el Estado ha hecho oídos sordos, pero con el pleno convencimiento de que nuestras compañeras asesinadas se merecen que sigamos gritando, se merecen que pidamos justicia, que no las olvidemos, que ninguna otra piba muera asesinada.
Vivas, libres y sin miedo nos queremos. Protegidas y asistidas por un estado presente. Hermanadas y empoderadas para siempre.