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    Nietos avispados

    24 de febrero de 2010 - 03:00
    Nietos avispados

    Al leer en el número anterior el título de una nota “Abuelos cuidado” pensé que por concordancia faltaba una S, porque llamar abuelos a los que no tienen nietos por no llamarles viejos o mejor ancianos, igualmente todos son dignos de cuidados para transitar los últimos tramos de nuestras vidas. Apenas iniciada la lectura vi que se trataba de prevenir a aquellas personas mayores, generalmente solas, acerca de la actividad de gestores de préstamos “generosos” a quienes apremiados por las circunstancias de “bienestar económico” de las que los jubilados debieran disfrutar, aportando a las Cajas del Estado o las AFJP, confiando en pasar una vejez sin mayores sobresaltos.
    Ya pasaron los tiempos en que, principalmente los porteños decían aquello de “ir al campo a cachar giles”, puesto que al abandonarse el campo los supuestos giles viven en poblado. “Vender buzones” era otra de las formas que garantizaba una recaudación segura al “concesionario” … desbancado sólo con la primera carta. El “toco mocho” consistía en mostrar al incauto un abultado fajo de “billetes bancarios” de los cuales sólo el de arriba era auténtico y el resto papel cortado.       
    El “cuento del tío” más generalizado consistía en hacer creer al incauto de la existencia de una herencia mostrenca de la que se podrían beneficiar “a medias”, mediante la entrega de una suma al “beneficiador estafador”.
    Pero los tiempos aquellos han pasado, no del todo, y hoy los jubilados (abuelos o no), la mayoría, se sienten más que estafados, por aquellos que juraron por Dios, por la patria, por su hornor, o por su madre (hijos malos), cumplir con los deberes de funcionarios públicos, vemos como la mayoría se enriquece a costa de los públicos dineros que aportamos en impuestos, aportes jubilatorios y hasta multas … A los docentes se les prometió el 85% móvil de aquello que ganaba quien lo suplantara en su actividad. Hoy la triste realidad revela que ni 85 % ni móvil, lo único que se le mueve para abajo es su poder adquisitvo, en tanto lo que “sobra” se destina a “otros fines” … dicho de otro modo se viola la ley.
    No bastaba con que el estado omnímodo cometiera el despojo y en previsión de ello muchos acudieron a la jubilación privada. No pasó tanto tiempo como para que el estado también echara mano a esos recursos, porque “la caja” estaba tocando fondo. Y la CAJA sirve para comprar hasta voluntades, pero tiene fondo (sin S) y antes de tocarlo el estado “se hace cargo” de las AFJP. Pero tampoco alcanza. Se nos viene el Bicentenario y hay que celebrarlo con más pompa y boato que el presidente Figueroa Alcorta paseando en carroza con la “Chata” (no confundir el carruaje) que así le llamaban familiarmente a la Infanta Isabel de Borbón, porque los españoles a las ñatas les llaman así. Como tenemos (y tendremos más) deudas, hay que crear un Fondo del Bicentenario (¿estaremos tocando fondo?) y así como juramos tanto como defender los laureles que supimos conseguir, rompìmos con el Fondo Monetario Internacional, abjuramos de los carroñeros fondos buitres, la presidenta nos recomienda comer chancho para poder hacer “chanchadas” satisfactorias, y con un DNU acudimos al saqueo del Banco Central, cuyo presidente se resiste y si hace falta lo echamos y mandamos a D’Elía a explicar nociones básicas de economía por el mundo. Por cualquier emergencia nos queda el auxilio (no espiritual) del orangután venezolano que nos compraba los bonos de deuda a “bajo” interés. No bastaba con los estafadores criollos.
    Estos con los nietos avispados de aquellos abuelitos como el de Heidi, que espero despertemos del mal sueño que venimos soportando. Faltan pocos días para que se constituya en nuevo congreso, falta que la oposición de aglutine , aunque difícil, porque parecen volver aquellos tiempos en que el Dr. Juan B. Justo, fundador del Partido Socialista, entraba al Congreso pronunciando esta frase “Sé que tiro mi honra a los perros”.
    Miguel A. Bordoy

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