Números increíbles
Circulan en la web algunas encuestas sobre las candidaturas a Concejal. Las diferencias dan muestras más de las deficiencias de los métodos que de las preferencias de los electores.
Encuesta tambien mata proyecto. Esa es la lógica de las campañas electorales de los últimos tiempos, donde lo que importa es cuánto se mide entre la porción de la población que las consultoras eligen y consideran representativas. Eso cuando hay consultoras. A veces las encuestas son diseñadas, ejecutadas y sistematizadas por los propios partidos, a ojo de buen cubero, o por aventureros que venden paquetes de un trabajo que tiene su demanda y deja buenos dividendos.
Una encuesta es un trabajo complejo del que se desprende mucha información y que necesita de criterios de armado y sistematización de los datos relevados. En San Pedro, si bien no hay consultoras que se dediquen a realizar sondeos, aparecieron varios trabajos que circulan en la web sobre la tendencia para las elecciones del Domingo próximo.
Hay datos que posicionan a Rosa como ganador por pocos puntos sobre Mofansani; otros que le dan al peronista una ventaja sobre el delfín de Barbieri. También aparecen los que destacan a Casini ganador por más de 30 puntos, a Monfasani por 20 ó a Rosa por 15. La seriedad de esos números no aparece fortalecida en ninguno de los casos.
Algunas de las encuestas se hicieron por voto directo en páginas web, otros a personas en la calles, en distintos puntos de la ciudad y algunos por vía telefónica.
Las metodologías, en general, no guardan relación con la cientificidad que se atribuyen los consultores reconocidos del país. En síntesis, todo parece indicar que la medida sigue estando dada por quién o quiénes alcancen la nada accesible suma de 3.200 o 3.500 votos. Las encuestas sirven cuando están fundadas en un mapa que observe franjas etáreas, sectores sociales, muestreos por barrio y otros parámetros que nadie ha tenido en cuenta.
Si bien las encuestas no pueden determinar el voto, contribuyen a marcar tendencias y a dar cuenta de ciertos desarrollos de la campaña, empujando a los candidadtos —que suelen darle a esos resultados una preeminencia que en realidad no tienen— a modificar tácticas en la estrategia de campaña que se hayan marcado.
En la ciudad hay profesionales de las Ciencias Sociales que, si bien no se dedican a consultorías políticas, conocen —por formación y experiencia— la lógica propia de los estudios de opinión pública. En general, opinan que las encuestas que circulan en la ciudad carecen de rigor alguno, pues se realizaron sin contemplar las complejidades propias de ese tipo de trabajo.
Pierre Bourdieu —tal vez el sociólogo más reconocido por la comunidad científica en el siglo XX—, en una conferencia que tituló “La opinión pública no existe”, dijo: “Las problemáticas que proponen las encuestas de opinión están subordinadas a intereses políticos, y esto pesa enormemente tanto sobre la significación de las respuestas como sobre la significación que se le confiere a la publicación de los resultados. La encuesta de opinión es, en el estado actual, un instrumento de acción política; su función más importante consiste, quizá, en imponer la ilusión de que existe una opinión pública como sumatoria puramente aditiva de opiniones individuales; en imponer la idea de que existe algo que sería como la media de las opiniones o la opinión media”.
Cuánto más acertada es la consideración del francés si se tiene en cuenta que las encuestas divulgadas a nivel local fueron hechas teniendo como modelos los recortes que se publican en los medios, que por lo general son datos que fueron elegidos de una multiplicidad de información relevada y de la que se dan a conocer apenas los resultados generales con arreglo a lo que solicitó quien la haya encargado, que es, en última instancia, quien decide qué se difunde. A nivel nacional, las cosas tampoco están bien planteadas. Entre las siete encuestadoras más importantes hay diferencias respecto de los porcentuales que podrían obtener, según la intención de voto, los candidatos a Diputados Nacionales por la Provincia de Buenos Aires. Una de estas consultoras —la única y a contracorriente de las otras— da como ganador a De Narváez por más de cinco puntos sobre Kirchner y fue utilizada por un diario nacional para su tapa e informe interior de varias páginas. Sus colegas hablaron de una clara operación política, aunque no lo critican, porque consideran que ante esas situaciones es la propia consultora la que pierde terreno, porque pone en juego su credibilidad para futuros trabajos.
Cabe recordar que una encuesta es, siempre, un recorte de una realidad mucho más amplia. Se supone, claro, que ese recorte guarda un grado de representatividad que legitima su existencia. Hay quienes opinan que en el mercado de las ofertas de sondeos electorales cada vez aparecen más improvisados. A juzgar por las diferencias que aparecen en las encuestas locales, éstos son los que dominan el escenario en los resultados publicados en nuestra ciudad.