Mercedes Fusi insiste en el fuero civil con la inexistencia del secuestro de Diego Bernardotti
El estudio jurídico nicoleño del Dr. Gotardo Migliaro, solicitó esta semana el beneficio para la condenada por el secuestro, al cumplirse cuatro años del hecho, y contestó la demanda por la causa civil que le inició la familia Pascual, reclamando una indemnización de $ 100.000, alegando que se trató de una “simulación de una situación de secuestro extorsivo para obtener crédito de un tercero”.
Mientras un capítulo se cierra, otro parece abrirse en torno al caso del secuestro extorsivo de Diego Bernardotti, y sus dos captores, Mercedes Fusi y Oscar Branchini.
Esta semana, el nuevo estudio jurídico que patrocina a la mujer, solicitó al mismo Tribunal que la condenó en Septiembre de 2005 a una pena de seis años de prisión, el beneficio de la libertad condicional al haberse cumplirdo el pasado 24 de Agosto cuatro años de su detención. Es decir, el tercio de la pena que marca la ley para que pueda abandonar en forma definitiva su celda en la unidad penal nicoleña.
Resulta llamativo que Fusi, después de contar tanto tiempo con la representación del estudio del Dr. Jorge Mariezcurrena, que fue a todas luces satisfactoria, haya decidido cambiar de abogado. El Dr. Gotardo Migliaro, reconocido penalista de San Nicolás, es quien está tramitando ahora su libertad y aunque ninguna de las partes aclaró el motivo de este traslado de manos, trascendió que una persona allegada a Fusi la habría contactado con este estudio jurídico.
El Dr. Migliaro dijo que recién ahora y al cumplirse el tiempo estimado en la ley, se puede solicitar la libertad condicional para su defendida. Luego, habrá que esperar que la unidad penal eleve un informe sobre su conducta para que la Justicia se expida.
En la misma situación se encuentra Oscar “Maradona” Branchini, quien cuenta con la representación de un defensor oficial y desde hace unos meses está alojado en la cárcel de Baradero donde cuenta con un régimen semiabierto.
La versión de la complicidad de la madre
El segundo capítulo del caso del secuestro, se abrió meses atrás cuando el abogado de la familia damnificada presentó una demanda por daños y perjuicios contra Fusi y Branchini.
Como se publicó en este medio, el Dr. Naldo Gómez, representante legal de la familia Pascual, solicitó una indemnización de $ 100.000 alegando diferentes “alteraciones psíquicas” sobre el menor secuestrado, quien habría requerido de una terapia psicológica durante ocho meses posteriores al hecho.
La Opinión accedió al texto de la contestación de esta demanda que presentó en este caso la Dra. Matilde Migliaro en el Juzgado Civil donde se tramita, a cargo del Dr. Matías Mujica Brichi. En el mismo no sólo se niega el reclamo sino también, que haya existido un verdadero secuestro.
“Niego que el menor haya sufrido tormento moral durante treinta siete horas, ni que durante tal lapso hubiera existido un secuestro a su respecto, ni que en el mencionado plazo temporal mi conferente les hubiera requerido a los actores una suma de dinero a efectos de “volver a ver a su hijo con vida”, indica la abogada.
En su argumentación sobre la “verdad de los hechos”, se realiza una síntesis de la original acusación de Fusi sobre Clide Pascual, a quien sindicó como autora intelectual del secuestro de su propio hijo, de la siguiente manera:
“La señora Clide Pascual, mantenía una amistad de vieja data con la señora María Mercedes Fusi. En la época en que acaeció el hecho que dio origen a la presente (que desde ya, adelanto, no se trató de un secuestro extorsivo, pese a la existencia de la mencionada causa penal), la señora Pascual (junto con su esposo Bernardotti) se encontraban muy endeudados, con varios acreedores (inclusive, encontrándose los mismos al borde de la falencia concursal), por una suma de dinero muy elevada. Recordemos que en dicho momento (año 2002), el país se encontraba atravesando una grave crisis económico-financiera, en la cual las llamadas “PYMES” (como la que tenía la actora con su marido), se hallaban en una desastrosa situación por haber recurrido al crédito con exceso. En dicho momento, no había posibilidades de refinanciación lógicas para ellos y en un estado de desesperación, convinieron con mi conferente (señora Fusi), obtener crédito de un tercero, por lo cuál acordaron simular una situación de secuestro extorsivo del hijo de ambos, Diego Bernardotti, para obtener de terceros y/o familiares, una suma de dinero necesaria para continuar con el giro comercial.
Una vez que comenzó el desarrollo del suceso, la intervención de otros familiares del matrimonio Pascual-Bernardotti, provocó que los mismos hicieran la denuncia policial, para convalidar ante los terceros (ajenos a los hechos), que se trataba de un verdadero secuestro. Con el hallazgo del dinero y la detención de mi conferente, se frustró parcialmente el fin buscado, recuperando ellos parte del dinero en cuestión y queriendo continuar con su ánimo de lucro, al promover esta demanda fuera del término de vigencia de la acción, con inusitada publicidad en la localidad de San Pedro, para intentar convencer a la opinión pública que eran ajenos al hecho. En síntesis, cabe aplicar el principio de que “nadie puede alegar su propia torpeza” y menos obtener beneficios económicos de una conducta ilícita en la que fueron partícipes”.
El texto termina confirmando que “la sentencia del Tribunal Oral no se encuentra firme, habiéndose apelado” ante el tribunal de Casación Penal y se ofrecen que se cite a declarar a cuatro testigos. También se pide un informe sobre “la existencia de juicios de contenido patrimonial en los que figuren como demandados los señores Clide Irene Pascual y Juan Carlos Bernardotti…”
Una voz autorizada dijo sobre esta querella, que ahora enfrenta Fusi, que la mujer “sólo quiere que termine el juicio civil porque quiere comenzar una nueva vida”. Algo similar había expresado en sus últimas declaraciones públicas la propia Clide Pascual, demostrando el interés de toda su familia por cerrar un caso que los sometió a una continua exposición pública. Pero después de eso, su abogado presentó esta demanda que abre un nuevo frente de batalla entre las dos mujeres, e impide que este deseo compartido se cumpla para sanar heridas y empezar a olvidar.