Max & HUIFE S.A. con nuevo domicilio
El excéntrico empresario, guarda varios secretos. Dijo que el viernes presenta su proyecto definitivo ante el Municipio, pero aún no confirmó su visita.
Tras las rimbombantes declaraciones que realizó espontáneamente en los Tribunales de San Nicolás, ante el Secretario del Juez Villafuerte Ruzo, por la causa “Disney Enterprises Inc, formula denuncia Inf. Ley 22.362” que se tramita bajo el Nº 3116/07, Max Higgins abrió un nuevo capítulo.
Anunció al Intendente que el próximo viernes, su estudio de arquitectura presentará el proyecto definitivo ante el área correspondiente para ser sometido a un estudio de impacto ambiental a cargo de una Universidad del Estado, como lo requirió Barbieri, algo que Higgins aceptó sin objeciones.
Almorzó en el Howard Jhonson SPA y Marinas, que pertenece a la Sociedad San Pedro Resort, que componen Fabio Oscar Dell Acqua y Leonel Alejandro Monjo. La cláusula tercera del contrato social del flamante complejo turístico, contempla la “explotación sala de juegos de azar”, iniciando la inversión con un capital social $50.000.
“Antes se reían de San Pedro, ahora se ríen de La Opinión” dijo un hombre de prensa, de estrecha amistad con los colaboradores de Higgins. Parece que investigar el origen de capitales es un pecado a la hora de recibir el mayor proyecto turístico que llega a la zona y por qué no a la Argentina y que seguramente comenzará a erigirse en los plazos trazados, pero con el beneficio de haber usado el nombre de Disney para obtener promoción mundial.
Aunque hasta hoy, el restaurante y el campo no tienen vinculación alguna, ambos piensan que un casino puede ser posible e instalable en la zona.
Un millón es mucha plata
El precio que Max Higgins dice haber pagado por el campo que le vendió Sassón, Sassán, Sassoon -los tres apellidos confunden letras según el organismo de contralor del que se trate- es verdaderamente sorprendente de acuerdo a lo que cotizaban las propiedades de la zona. Al menos, en los registros oficiales hasta hoy no se registra trámite de escrituración alguno y tal como publicamos en el informe anterior, nadie se ha ocupado de verificar como es que pasó de manos este predio cuyos primeros propietario fueron Ponfil, Juan María y Carlos y Domingo Noseda “que parece, que por no pagar los impuestos fueron embargados” y recién pudieron regularizar ante el Juzgado de Paz de San Pedro en Septiembre de 1988, cuando la propiedad pasó a manos de Oscar Lorenzo García, en 1989. Ese fantástico balcón al Paraná, quedó en manos de Orlando Salvador Campana Damonte, el 30 de Septiembre de 1998, quien realizó la compra para HUIFE S.A.
Dos meses después, el 17 de Diciembre de 1998, logra escriturar a su nombre y con domicilio en Juan Hernández 1777 2º Piso de la Capital Federal.
Quien siempre se ha presentado como propietario es Sasson/an/oon, al menos ante las inmobiliarias sampedrinas, pero… resulta que como la Pata Daisy era muy, pero muy curiosa, descubrió que “casualmente” HUIFE, la propietaria del campo, cambió su domicilio legal a la misma dirección donde funciona la oficina de Max Higgins, en Alicia Moreau de Justo 1150, Oficina 3 que se le alquilan a “Madero Bussines Center”.
Esta coincidencia de un millón de dólares está respaldada por un edicto que dice:
“HUIFE S.A por acta de directorio del 17/09/2007 se resolvió trasladar sede social sita en José Hernández 1777, Piso 2, Ciudad de Buenos Aires a Alicia Moreau de Justo 1150, 3º piso B, 301 Ciudad de Buenos Aires.”
Las casualidades han hecho que esta resolución haya quedado firme el pasado 2 de Octubre de 2007 y que por el momento no hay entidad alguna que indique una operación de ese monto, motivo por el cual se supone que aquí sólo hubo una venta o traspaso de acciones y no una operación inmobiliaria.
Todo esto, acompañado por las obras de alambrado perimetral, presentación de Durán Durán y cartelería paga cash, que con seguridad llevará en el maletín a todas partes, porque al menos a este medio le ha costado mucho rastrear todas estas huellas que parecen conducir al sendero del mundo de las fantasías de los juegos de azar. Quienes aguardan la apertura de fuentes de trabajo, pueden seguir albergando esperanzas, pero la gran diferencia es que ahora están informados de esta catarata de casualidades, difícil de desenmarañar.
Llamar la atención
El empresario jamaiquino (aunque es de origen norteamericano), vestido con un traje azul a rayas (igual al que trajo en su primera visita, del 18 de Octubre), camisa azul claro con cuello y puños con rayas blancas, zapatos negros, corbata celeste, con dibujos de personas jugando al tenis y pañuelo en composé, físicamente, es más alto y “grandote” que en las fotografías de los diarios y revistas.
El impacto visual fue aún más atractivo cuando se lo vio acompañado por su abogado Dr. Hugo Lima (h), su secretario, Andrés Sprintz, la Dra. Cristina Estrella (miembro de su staff), y la traductora-secretaria, que ya no es Daiana y sus tres guardaespaldas, uno de ellos muy parecido a uno de los hombres con turbante que arribó en la primera visita.
Traía un bolso de mano, un maletín y una billetera Louis Vuitton, y al igual que su secretaria lucía anteojos Armani, que por lo pronto no se encuentran entre los publicados para la temporada 2007/2008.
Nuevamente dejó bien a la vista, el crucifijo dorado, con cadena haciendo juego y en el centro del mismo, una piedra color roja. En sus manos, infaltables los anillos y la pulsera de aproximadamente 1,5 Cm. de ancho con eslabones que se encastraban entre sí y en el centro formaban su nombre con piedras (diamantes, según algunos), completando con un reloj a tono, al igual que sus gemelos y dije en el botón del bolsillo del saco.
Al momento de dialogar con la prensa, se mostró accesible a contestar, incluso en un momento sacó de uno de sus bolsillos el documento de identidad marrón, que le ha otorgado nuestro gobierno, como extranjero. Dijo que le gustó la banda Miranda y que pedirá que grabe un CD para la Higgins Warner Music.
Así, al menos se lo vio bajar en las puertas de los estudios de La Radio, donde mantuvo una larga charla, luego de estacionar su Mercedes Benz gris topo, modelo S420, patente RTS 001, y dónde pese a la presencia de una traductora, mostró al menos ante dos preguntas incómodas que conoce muy bien el castellano.