Matías Soler, testigo de la barbarie en el Boca-River
El arquero sampedrino que juega en la 9na. de Boca Juniors fue testigo principal de la reyerta que provocaron sus compañeros con los jugadores de River.
La triste imagen recorrió los principales medios del país. Un grupo de jugadores, de sólo 14 años, se tomaron a golpes de puños como si el fútbol fuera una cuestión de vida o muerte.
Aunque pareciera que sí, y lamentablemente habrá que acostumbrarse a actos como este. Ocurre en todos lados, y San Pedro no es la excepción. Coincidentemente, en este encuentro jugó el arquero sampedrino Matías Soler, el mismo que aparece mirando desde lejos como sus compañeros se golpean con los jugadores de River.
Según Clarín: Los Superclásicos entre River y Boca fueron el plato principal del Sábado de Inferiores. En el turno inicial, a las 10, los pibes de la novena de Boca ganaban 2 a 0 (goles de Yamil Romero y de Maxi Alvarez); así mantenían la punta y el invicto. Pero a los 27 minutos del complemento, el árbitro Fernando Broin sancionó bien un penal para River. El arquerito Matías Soler le detuvo el disparo a Alan Arario, pero Pablo Carreras aprovechó el rebote para sellar el 2-1. Desde entonces, River bombardeó el área rival con pelotazos, sin imaginar que el último sería el inicio del bochorno.
Se habían cumplido los cuatro minutos adicionales sobre los 35 reglamentarios, cuando la pelota llovió desde cuarenta metros y Broin no dudó en marcar otro penal para River (en ese instante no se apreció cuál fue la infracción) y en expulsar a Nicolás Sánchez, defensor de Boca. Aparecieron las protestas visitantes al juez y el descontrolado Pompei estuvo cerca de llegar al área: lo pararon a tiempo. Igual explotó el lío: empellones entre los jugadores, botellas que caían en el campo, gente que saltaba desde las tribunas, un manotazo que se convirtió en trompada, más y más trompadas, patadas voladoras. Dos minutos de riña entre chicos de 13 y 14 años que recién inician su camino en el fútbol.
Pompei les pidió a los suyos que ingresaran al vestuario, con excepción del arquero Soler, a quien mandó al arco para que se patease el penal y bajar así la persiana del partido. Así, casi un cuarto de hora después de sancionada la pena y sólo con los dos protagonistas de la jugada clave en el campo, Arario puso el 2-2 final.
Como resultado de la gresca, quedaron los tres puntos de sutura que recibió Alexis Frías (de Boca) y los más que significativos golpes de sus compañeros Gabriel Verón y el central Sánchez. El árbitro expulsó a seis jugadores. Foto: Clarín/ Olé.