Más de 500 accidentes, con 460 heridos y 12 muertos en lo que va del año
El choque de motos del jueves pasado puso nuevamente en debate la problemática vial que afecta a San Pedro. Aunque las estadísticas bajaron año a año, la situación sigue siendo preocupante. Hay tres jóvenes de entre 17 y 22 años internados, dos de ellos en estado delicado. Las autoridades llamaron la atención por la falta de conciencia de motociclistas y padres de chicos que circulan en ese tipo de vehículo, que representa el 45 por ciento de los siniestros viales.
La semana pasada ocurrió un violento accidente de tránsito que involucró a tres motocicletas con cinco jóvenes de los cuales tres fueron derivados a centros de mayor complejidad a raíz de los severos traumatismos que sufrieron y que los mantiene internados en delicado estado de salud.
El choque se produjo en la pendiente que bordea la barranca, ubicada entre la denominada “avenida Melgar” y la plaza de las Madres de Plaza de Mayo, en la zona del Nuevo Boulevard. Dos motos colisionaron de frente y una tercera quedó involucrada, puesto que circulaba a la par de una de las que chocaron.
En una Honda Titán 150 circulaban Alejandro Ternovic, de 22 años, y Andino Schnidrig, de 19, quienes chocaron de frente contra una motocicleta tipo 110 que conducía Manuel Vives, de 17 años, que iba con Ivo Vellón, de 18, como acompañante. En la tercera moto circulaba Valentín Gurmindo, de 19.
Los cinco fueron trasladados al Hospital por ambulancias del Servicio de Emergencias SAME. Gurmindo y Schnidrig fueron dados de alta luego de permanecer en observación para evaluar las excoriaciones que presentaban y los golpes que sufrieron. Vives y Vellón entraron en coma y así permanecían hasta el cierre de esta nota, el primero en el sanatorio Trinidad, en Ramos Mejía, y el segundo en la clínica de la UOM en San Nicolás, donde también fue derivado Ternovic, con una gravísima fractura de rodilla (ver aparte).
Los cinco engrosaron el jueves, a las 14.43, hora exacta en la que se registró el accidente, según loque muestran las imágenes de las cámaras de videovigilancia de una vivienda ubicada en el sitio preciso del choque, las estadísticas locales de siniestralidad vial.
El número es preocupante: en los nueve meses que pasaron de 2019, la Secretaría de Seguridad registró más de 500 siniestros viales, de los cuales más de 350 tienen certificados con día, lugar y víctimas que sufrieron lesiones. Entre los protagonistas de esos accidentes San Pedro cuenta 12 muertos, más de uno por mes.
Estadísticas alarmantes
El sistema local tiene cargados 373 siniestros a fines de septiembre. De ellos, 273 fueron colisiones entre vehículos. Todos implicaron víctimas. En total, fueron 478: 36 graves y 430 leves, de acuerdo a las consideraciones de las lesiones sufridas, relacionadas con el tiempo de recuperación. Las 12 víctimas restantes fueron fatales. Son más de una muerte por mes por siniestros viales, lo que supera la marca de 2018, que terminó con ocho en total.
Las 273 colisiones con víctimas implican el 73 por ciento del total de siniestros viales registrados en el sistema local, que se alimenta de los informes policiales, de la Guardia del Hospital, de la tarea de los inspectores de Tránsito y del Centro de Monitoreo de la Secretaría de Seguridad.
Los trabajadores del área que conduce Eduardo Roleri deben cargar al Sistema Integral de Gestión de la Información de Seguridad Vial (Sigisvi) toda la información relacionada con cada accidente del que toman conocimiento. Eso sí: no pueden dejar ningún campo sin completar, por lo que en esa estadística, que forma parte de las de la Agencia Nacional de Seguridad Vial del Ministerio de Transporte de la Nación no aparecen una serie de siniestros que tienen víctimas con lesiones pero en los que no hubo intervención policial ni se sabe con precisión dónde ocurrieron, en la medida en que los datos llegaron desde el Hospital porque el protagonista del hecho se acercó por algún tipo de atención y refirió que había estado involucrado en un episodio vial.
El ejemplo más claro es de las caídas de moto o bicicleta: el sistema registra 55 hechos, pero entre los alrededor de 200 que no tienen registro en el mapa la mayoría está relacionado con episodios de esas características o con choques en los que las personas que participaron se retiraron del lugar sin requerir intervención policial ni mucho menos atención médica, aunque luego sí tuvieron que ser asistidos. “Es el caso de la gente que se va a la casa y empieza a sentir un dolor o una molestia y va a la Guardia, donde declaran que tuvieron un accidente y ese es el único registro que hay del hecho”, explicaron desde la Secretaría de Seguridad.
Por eso, en total, son más de 500 los accidentes de los que tienen registro, aunque no todos fueron cargados al sistema nacional. En esa tabla donde suman cada uno de los siniestros aparecen alrededor de 60 días en los que, entre enero y septiembre, no ocurrieron hechos. Incluso hay una semana del último mes en los que pasaron cuatro días seguidos sin cargar episodio.
En el cuadro de los accidentes del mapa de siniestralidad vial local hay 273 colisiones, 8 vuelcos, 13 atropellos a peatón, 18 atropellos a animales, cinco despistes, 55 caídas y un incendio. Como se dijo, los choques representan el 73 por ciento de los hechos.
Según los datos que se cargan al Sigisvi, donde hay 268 episodios registrados con todos y cada uno de los datos obligatorios que pide el sistema, el 45 por ciento de los siniestros viales involucran a una motocicleta y el 37 por ciento a un auto.
Aunque entre 2015 y 2018 la reducción de siniestros fue importante, el número registrado hasta el momento en 2019 sigue siendo alarmante y la cantidad de víctimas fatales, preocupante. Entre las autoridades hay coincidencia en que a los controles debe sumarse un proceso de concientización que abarca a todos los sectores de la comunidad. El choque entre motos de la semana pasada habla de ello: eran cinco jóvenes de entre 17 y 22 años que circulaban sin casco.
Cada víctima
es un gasto público
En ese mismo sistema están registradas las víctimas: 12 fallecidos; 36 heridos graves; 141 heridos leves; 117 ilesos; 13 sin denominación. La mayoría de los que protagonizan accidentes viales en San Pedro sufren algún tipo de lesión. Eso es lo que muestra la estadística, que además revela que apenas el 37 por ciento no necesita asistencia médica, es decir del Hospital público, donde van a parar, ante la emergencia, los pacientes provenientes de un siniestro vial.
El año pasado, La Opinión reveló que un paciente traumatizado significaba una erogación promedio de 30.000 pesos, que el jefe del Servicio de Emergencias del Hospital, José Herbas, calculó ahora en alrededor de 40.000 por el aumento del costo de los insumos.
“En la emergencia no hay excusa, uno tiene que tener todos los recursos y la capacidad para atender a todos los pacientes. Por suerte tenemos un equipo preparado y movilizamos a todo el cuerpo médico ante casos como estos”, destacó el médico.
Herbas hizo un llamado a la reflexión y recordó que varios inspectores, entre ellos el propio jefe del área, Ángel Jesús Burgos, fue atropellado por infractores que intentaban resistir los controles. “Hay que observar qué sociedad tenemos, porque más allá de los controles, que han dado resultado porque se redujo la cantidad de accidentes de 6 a 1,2 por día, un verdadero logro, pero no se puede evitar la severidad de cómo los chicos manejan y las consecuencias de esos hechos” señaló y contó que el jueves, cuando se retiró del Hospital tras la atareada jornada con los protagonistas del choque frontal, iba por calle Pellegrini y vio a “una joven en una moto tipo Dax que venía haciendo zig-zag a todos los autos. Por suerte no fue tocada o no tocó a ningún vehículo, pero venía a una gran velocidad”. “Esa es la inconsciencia de la que hablo”, señaló.
Con él coincidió Burgos, que reveló que los jóvenes que protagonizaron el accidente del jueves eran habituales infractores. “Uno de los chicos tenía multas por alrededor de 100.000 pesos, por infracciones severas como alcoholemia, que le valieron estar un año sin licencia, y tuvo que pagar el total de las 10 contravenciones que tenía para poder recuperar la licencia”, contó.
Maniobras peligrosas, exceso de velocidad, falta de casco, todas infracciones que incluso cometían sin tener la licencia vigente. “Se le retuvieron cuatro motos, en cuatro ocasiones: seguía manejando”, señaló.
“Esto uno lo dice para que la gente entienda, no para hacer hincapié sobre este chico, porque tenemos identificado a un grupito de chicos que están en la misma cantidad o más de infracciones, y siguen en el ruedo, que representan un peligro para sí mismos y para los demás, que no tienen seguro porque no tienen licencia de conducir, por ejemplo”, analizó el funcionario.
El límite entre la información y el morbo
A los pocos minutos del accidente, cuando los jóvenes protagonistas llegaban en ambulancia al hospital comenzaron a circular videos del choque. Uno de ellos los mostraba en el pavimento, con primeros planos de las heridas y los gritos de dolor, filmado por alguien que llegó apenas se produjo el choque.
El otro corresponde a las cámaras de videovigilancia de una vivienda de la zona y muestra el momento exacto del impacto entre las dos motos, pero también cómo vuelan por el aire y caen al piso los motociclistas.
Ambos registros fílmicos permitieron relatar algunos aspectos del accidente, con el objetivo de informar sus circunstancias. En ningún caso su publicación era necesaria para dar cuenta desde el punto de vista periodístico de lo sucedido. No hacía falta. Sobrepasaba el límite entre la información y el morbo. Al menos así lo entendieron La Opinión y algunos otros medios locales, que decidieron no hacer público esos videos, que se viralizaron rápidamente por WhatsApp.