Malvinas: Memoria y tristeza
Nuestros abuelos (aquellos que habían participado en la guerra mundial y la Civil Española) nos decían, ante nuestra euforia en Plaza de Mayo, por la gesta del 2 de Abril, “No confundan un litigio armado, con un partido de fútbol”. No nos importó, sentíamos una suma de ideas bullir en nuestras mentes y en los corazones: -Que no en vano habíamos vivido el culto de la soberanía. -Que tenemos vocación, alma y agallas de potencia. -Que unidos, los argentinos podíamos intentar asumirnos como Nación. -Que éramos capaces de mirar cara a cara, a los poderosos del Mundo. -Que el pueblo no quería a los teóricos o filósofos del país chico. -Que habíamos asumido nuestro deber histórico. -Que por algo somos los primogénitos de la libertad en América. -Que primero está la Patria, por sobre intereses políticos o personales. -Que no somos campo de pastoreo para intereses ajenos. -Que terminaba la inútil retórica americanista. -Que los pueblos hermanos nos tendían sus brazos. -Que teníamos el punto de reencuentro de todos los argentinos. La firme decisión de no ser colonia, de mirar de frente a los poderosos, que el panamericanismo era una falacia para EE.UU. y que la capacidad nacional no se subordina a beneficios de nadie. La fe del pueblo, la sangre de nuestros soldados (cuyos nombres olvidó la memoria colectiva), nuestras fragatas, nuestros Pucará, nuestros tanques, nuestros héroes, nos devolvían el orgullo. Hoy, con fuerzas armadas sin poder, con funcionarios desconocedores de la defensa Nacional, sin política exterior definida, en un mundo que nos presta más atención por la internación de Maradona, que nos considera poco creíbles; se agiganta el grito: ¡Gloria a nuestros Muertos en Malvinas!, ¡Gloria a nuestros Veteranos!, están en nuestro corazones y les debemos el mayor de los homenajes: El recuerdo y el haber hecho que nos sintiéramos, una Nación JUSTA, LIBRE Y SOBERANA. Saludos, Lic. Francisco Scolaro. DNI: 4.702.585, Palomar Pcia. de Buenos Aire