En 1996 Jorge Eduardo Padula Perkins escribió unos versos dedicados a su madre Nélida Perkins, quien para entonces hacía su regreso definitivo a San Pedro, después de la muerte, cuando sus cenizas se confundían en comunión con las aguas del Paraná…
Hoy aquellos versos han sido musicalizado por la escritora y docente Valentina Gutiérrez, de Concepción del Uruguay, Entre Ríos, que hizo de ellos una dulce canción del Litoral.
Cenizas del cuerpo
que habitaba el alma,
mezcladas al agua
de su Paraná.
Entre camalotes,
el barro y la costa,
sutil su regreso
es al pueblo natal.
Cenizas de muerte
hallan en el río
bautismo de vida
y de eternidad.
El río la abraza,
etérea presencia.
Su espíritu a vuelto
al antiguo hogar.
Vuelve donde el viejo
abuelo remaba
ganando su vida
como pescador.
Y donde la abuela
la cuidó de niña
y luego mi padre
despertó su amor.
Fundidos, son uno,
mi madre y el agua,
que espíritu libre
por siempre será.
La extraño, la lloro,
pero siento orgullo
¡Ahora mi madre
se hizo Paraná!
El río la abraza
etérea presencia,
bautismo de vida
y de eternidad.