Más de la mitad de los que venden alcohol no se inscribieron
Desde el gobierno municipal no se están realizando operativos de control sobre la venta de bebidas alcohólicas en el marco de las leyes que instauraron el Registro de Expendedores. Sólo se inscriben aquellos que necesitan abrir nuevos locales y los distribuidores. No hay multas ni sanciones, y la bronca de los que pagaron crece.
El loable intento de reducir el consumo de bebidas alcohólicas, sobre todo en los más jóvenes se confundió con una medida en apariencia recaudadora y poco aplicable que enfrentó y enfrenta a los comerciantes. La apertura del Registro de Expendedores de Bebidas Alcohólicas lanzado desde la Provincia no realizó ningún aporte con relación al supuesto objetivo primigenio y provocó una gran confusión que a casi un año persiste. Indignación y sensación de injusticia acompañan a los que se inscribieron y pagaron para exhibir la documentación que supuestamente iba a ser obligatoria para todos.
Un grupo de comerciantes, responsables de bares y confiterías de nuestro medio comenzaron a contactarse entre ellos con el propósito de iniciar algún tipo de acción que les permita defenderse de la competencia desleal que implica estar en igualdad de condiciones con otros que no han gastado ni un peso.
El problema central más allá de la aplicabilidad de la ley, es la dificultad que tienen los municipios para hacerla cumplir. Recae sobre los departamentos de Inspección General la obligación de salir a la calle a multar y hasta clausurar aquellos comercios que no hayan hecho el trámite y suspender a los distribuidores que no se hayan inscripto o le vendan a quienes no están en regla.
Salvo alguna excepción en la primera parte del año cuando se cerró el plazo para inscribirse y era necesario salir a controlar para presionar, no se han registrado nuevos operativos y hay casos de incumplimiento muy alevosos que son los que provocan indignación en los que pagan.
“Le vamos a pedir al Intendente que intervenga porque si no lo van a hacer cumplir nos tienen que devolver la plata”, dijo el propietario del bar de un almacén céntrico con ventas regulares de bebidas que sufre la competencia de un maxi kiosco ubicado a pocos metros que vende bebidas a toda hora sin haberse inscripto en el REBA.
Desde la Municipalidad se indica que este tipo de control y otros que recaen sobre Inspección General serán objeto de una transformación general que redistribuirá las funciones y responsabilidades destinando mayores recursos, que hoy faltan.