Luna de Independencia
Una apelación extraordinaria llevará el caso del club a la Corte Suprema de Justicia de la Provincia, que deberá analizar el expediente del caso en que la entidad fue condenada a pagar más de medio millón de pesos. Ahora Independencia gana dos años para gestionar posibles soluciones.
Los colores azul y oro del club Independencia brillan junto a la sonrisa de emoción de sus dirigentes, socios y simpatizantes. A poco de que el segundo fallo de la Justicia condenara a la institución a pagar más de 700.000 pesos de indemnización a la víctima que fue apuñalada por un menor de edad, la Corte Suprema de la Provincia aceptó un recurso de nulidad de fallo presentado por el abogado de la entidad –Dr. Benito José Aldazábal– como último recurso para evitar una condena que obligaba a enajenar los bienes o el seguro remate poniendo en riesgo de desaparecer a un ícono de la cultura popular y deportiva de la ciudad.
La condena
El hecho sucedió en 1998, en uno de los clásicos bailes que la entidad organizaba en su gimnasio de la calle Ayacucho. En un baño, el por entonces menor de edad Oscar “Brea” Fernández apuñaló a Néstor González, provocándole una herida que lo dejó lisiado.
La Justicia condenó al club y a la familia Fernández a pagar más de 700.000 pesos por lo sucedido. Tras once años de litigio, el fallo fue ratificado y parecía que el destino de Independencia estaba sellado como institución, ya que la única manera de afrontar la erogación de tamaña cantidad de dinero era enajenando los bienes, es decir desprendiéndose de la sede social que albergó a varias generaciones de sampedrinos.
Buenas noticias
Sin embargo, el fin de semana trajo noticias importantísimas para el club. Una de las últimas cartas jugadas por el Dr. Benito Aldazábal, arrojó excelentes resultados. Presentaron un pedido de nulidad de fallo ante la Corte Suprema de Justicia de la Provincia, que aceptó la revisión del fallo a partir de los argumentos ofrecidos.
“Optamos por interponer este pedido de nulidad, sosteniendo que se había omitido una cuestión esencial y la Cámara declaró admisible el recurso. El expediente se va a la Corte Suprema de la Provincia, que tendrá que decidir sobre si tenemos razón o no”, explicó Aldazábal.
Este tipo de recursos reviste carácter excepcional y no siempre es aceptado. Aldazábal detalló que “cuando se inició la demanda, quienes lo hacen la inician contra los padres del agresor, porque era menor de edad, y contra el club; no porque éste no haya arbitrado los medios adecuados para evitar el siniestro, sino simplemente por haber ocurrido en sus instalaciones”. Esto es la figura de “tesis de responsabilidad objetiva” y los abogados del club consignaron que “no se habló de responsabilidad subjetiva”, por eso el club pudo excusarse en que su tarea de prevención fue correcta para evitar el hecho. “Este es un acometimiento sorpresivo que no pudo ser evitado, tenía la posibilidad de que esto se puede prever, los hechos fortuitos de excepción no se pueden evitar. Al club no se lo demandó porque no tomó los recaudos de seguridad, sino porque ocurrió ahí. El fallo de cámara hace omisión de tratamiento a esto, que para nosotros es esencial. Eso habilita nuestro pedido de nulidad, por esa omisión”. Hay que recordar que la compañía aseguradora contratada por Independencia quebró sin hacerse cargo ni estar imputada por su falta de cumplimiento.
Dos años para gestionar
Este recurso aceptado por la Corte Suprema provincial permite que el club tenga dos años por delante para gestionar formas de solucionar el problema sin que implique su desaparición como entidad. La Corte suele tomarse ese tiempo para analizar expedientes ante este tipo de interposiciones judiciales.
“Puede ser el primer paso para resolver estas cuestiones. Independencia tenía un seguro de 100 mil pesos, pero la compañía cerró, igual no hubiera alcanzado para nada”, agregó Aldazábal.
Ahora, las gestiones se aceleran para resolver el tema antes de que se cumpla al plazo que tiene la Corte para expedirse. Una de las máximas posibilidades es el dictado de una ley provincial que proteja los bienes de este tipo de instituciones. De hecho, el jueves la Cámara de Diputados dio media sanción a una ley que proclama la inembargabilidad de los bienes de este tipo de entidades, de manera tal que si el Senado convierte en ley la propuesta, el club quedaría inhibido de vender sus inmuebles, pero a la vez no le serían rematados. Para ello, hay que tener en cuenta que a la hora de aplicar leyes sobre estas cuestiones prima el derecho de la “ley más benigna”, lo que permitirá anclar el caso Independencia en ese marco.
“La otra que quedaría es recibir un subsidio para evitar la desaparición de la entidad”, opinó Aldazábal. Las autoridades de Independencia vienen realizando gestiones en ese sentido. Estuvieron reunidos con el Ministro de Educación de la Provincia, Mario Oporto, para hacerle llegar una propuesta de construcción de unidad educativa en los terrenos que forman parte de la cancha de fútbol, para lo que el Estado provincial compraría el predio.
Otra opción es la del otorgamiento de un subsidio directo para pagar la deuda. “Se dan tantos subsidios que bien podría otorgarse uno a una entidad como esta, que tanto bien hace a la comunidad”, destacó Aldazábal. Uno de los que brindó su apoyo y prometió trabajar para que Independencia supere el difícil trance es el Diputado Provincial sampedrino Julio Pángaro. El ex intendente tiene buenos planes no sólo para la entidad sino para la integración social de todos los sectores abriendo caminos a través de la educación y el deporte.
En caso de que la Corte Suprema de la Provincia no dé lugar al pedido interpuesto por el club, queda la opción de apelar en la Corte Suprema de la Nación, con los mismos argumentos.
Los padres de Fernández también van a apelar el fallo, porque aducen que el joven no estaba viviendo con ellos en el momento del hecho, por lo que consideran que no ejercían la patria potestad sobre él.
Tal vez, el final de película sea la oportunidad de recrear esa Luna de Avellaneda que alberga los más nobles ideales del ser humano.
La cultura en el club
El Centro Cultural Aníbal de Antón formará parte del Club Independencia. La entidad ofreció un lugar en la planta alta, en la esquina de Ayacucho y Combate de Obligado, para que este grupo de personas dedicadas al fomento de actividades artísticas y culturales pueda, tras cinco años de condición itinerante, tener un espacio definitivo donde desarrollar su tarea.
Este fin de semana inaugurarán la sede con una muestra de arte en la que expondrán sus trabajaos Myrian Bonilla, Claudio Hernández, Coqui López, Yayo Altolaguirre, Alberto Aguilar y Juan José D’estéfano. Además, actuarán Rubén Maseroni, Fabián Sosa y el Vocal Amanecer. También habrá proyecciones del grupo de documentalistas Nuestra América Profunda. El acto de inauguración será el sábado a las 21.00 y la muestra permanecerá hasta el domingo inclusive, abriendo sus puertas a las 16.00. La entrada será libre y gratuita. Así, el mítico club de la calle Ayacucho sumará a sus actividades deportivas esta aventura cultural que un grupo de entusiastas comenzó hace cinco años y que ya tiene arraigo en la ciudad. Hace unos meses, habían desarrollado en las instalaciones del club un ciclo de cine que contó con numerosa presencia de público cada sábado durante dos meses.
Cuidar el club
Independencia es un club de barrio, de esos en que las rodillas se pelaban al calor del primer juego con amigos. Este club significa para San Pedro un espacio de integración invalorable. Por allí, pasaron miles de pibes que a través del deporte y la amistad conocieron nuevas experiencias que los marcaron para siempre.
De la misma manera, todos los clubes de barrio cumplen una función socioeducativa que ninguna otra institución podría suplir. Por eso tal vez el éxito de películas como Luna de Avellaneda, que hizo reflexionar sobre la importancia que tienen estas entidades que de a poco habían ido perdiendo espacio.
En muchas provincias del país hay una tendencia a volver a poner en escena la relevancia de los clubes de barrio. Múltiples programas de distintos gobiernos intentan fortalecer esos lugares a través de subsidios, incentivos y el diseño de planes que permitan a los niños y jóvenes acercarse al club donde sus padres o hermanos mayores pasaron momentos inolvidables.
Muchas legislaturas provinciales sancionaron leyes que protegen a los clubes, sus inmuebles y con ello su patrimonio sociocultural, su historia. Los bonaerenses aguardan desde hace muchos años que sus Diputados y Senadores pongan la mira en varios proyectos que descansan en los cajones de las cámaras. Entre ellos, uno que presentó el sampedrino Eduardo Polimante cuando era Diputado Provincial y que pretendía declarar la inembargabilidad de los bienes de estas instituciones.
Los clubes necesitan la protección de toda la comunidad, y las leyes son el instrumento ideal. El gobierno de la Provincia tiene dos programas que intentan devolverles su esplendor a los clubes. Uno de ellos es “Los barrios viven”, que comenzó cuando Carlos Bilardo era Secretario de Deportes, que otorga subsidios a entidades y deportistas para fortalecer el trabajo de los clubes de barrio, reconociendo su importancia social. “Desde la política tenemos que recordar a los clubes de barrio todos los días en nuestras gestiones, no cuando hay campaña, cuando venimos a pedir los gimnasios”, dijo Scioli cuando presentó el proyecto, en un club de Morón. “Sabemos lo que es el club de barrio para el desarrollo social, deportivo y cultural de cada municipio”, agregó el Gobernador, y explicó que por ello se dividió el presupuesto de la Secretaría de Deportes, con el objetivo de “hacer una partida presupuestaria especial para acompañar a la infraestructura, a las obras que necesitan hacer en cada club”.
Tal vez Scioli pueda enterarse de la complicada situación que vive Independencia y haga praxis sus palabras. Los legisladores también podrían hacerse eco de lo que representan y facilitar la aprobación de una ley que quitaría la espada de Damocles a muchos clubes bonaerenses. En la medida en que sean pasibles de juicios como los que condenaron a Independencia, los clubes abandonarán cada vez más actividades.