Lucio Mansilla y La Laguna: un barrio aterrado por los daños en autos y agresiones a personas
Pirómano y rompecoches, y a su vez con una alta carga de agresividad, ha lesionado a mucha gente. Los vecinos lo sufren a diario. Cayó preso, pero apenas por algunas horas. Nadie toma una decisión de fondo: ni la Justicia ni el área de Salud Mental del Municipio.
“Somos 28 familias que estamos viviendo con muchísimo miedo”, dijo una vecina que reside en proximidades de Lucio Mansilla y La Laguna.
En el barrio el temor es por una persona que merodea la zona y es el autor de cuanto daño e incendio de vehículos existieron en los últimos meses. También está sindicado como el autor de agresiones a personas que circulan por allí, en todo tipo vehículo, o peatones.
“Se viven situaciones violentas. Un operario de una fábrica resultó herido por un golpe en la cabeza cuando iba a trabajar. Un camionero fue atacado cuando estaba descargando materiales en una empresa cerca de aquí. En algunos casos los ataca con un machete”, fue parte del relato que un grupo efectuó en el programa Sin Galera, al ver que las denuncias que realizaron por diferentes casos no tienen el efecto deseado: la detención de este individuo.

“Es el mismo que rompió ocho vehículos, como parabrisas, luneta y vidrios de puertas. También lo acusan de ser el mismo que causó daños en inmediaciones a la Plaza Martín Fierro. Y en 25 de Mayo y Lucio Mansilla, y en Simonino y 11 de Septiembre. Hemos vivido noches tremendas, con hechos gravísimos”, continuaron aportando.
Consideran que se trata de una persona que presenta alteraciones mentales y reside en una casilla de chapa, tipo puesto de venta, que está instalada en la vereda de Lucio Mansilla, a pocos metros de La Laguna.
“Hoy es una situación de violencia generalizada. Estamos todos aterrados. Tenemos miedo por nuestros hijos, nuestras casas, por todos estos desmanes y la quema de vehículos y demás, como el que sufrió una mujer que creyó que había chocado contra algo, y que cuando paró más adelante se encontró que tenía el impacto de una piedra de gran tamaño”, acotaron.
Pese al coraje de haber denunciado los hechos, “sale liberado al otro día. Y nuevamente hay que estar atentos a que no nos suceda nada”.
El definitiva, lo que esperan es una respuesta desde el Estado: Salud Mental o la Justicia, o ambas, para poner fin a una sucesión de episodios que ya no resisten ni explicaciones ni justificaciones, que solo demuestran la inacción existente.
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