Los vecinos que tienen que pagar peaje para ir a su casa
Con temor y preocupados, un conjunto de personas denunció estar harto de la permanencia de un grupo de jóvenes que les pide plata para poder transitar por algunas calles.
Un grupo de vecinos que pidieron mantener sus identidades en reserva, por temor a represalias, denunciaron estar hartos del alto grado de atropello y vandalismo que soportan en el barrio. Cansados de tener que pagar peaje, de que los asalten o les pidan una moneda “para la birra”, decidieron reaccionar.
La gota que rebalsó el vaso y generó esta reacción ocurrió cuando un numeroso grupo de jóvenes conocidos y con antecedentes, se reunieron en la esquina de Aulí y Sargento Selada, en el barrio San Miguel, y comenzaron a cobrar peaje a todos los que pasaban por el lugar.
“Gracias a Dios que siempre aunque sea una moneda tenemos, porque sino no sé que sería de nosotros, porque estos muchachos no soportan que les digas que no. En realidad, aseguraron que tienen que pagar para no ser asaltados.
Para los vecinos es una vieja problemática que va en aumento porque no es la primera vez que lo hacen y lo mismo sucede en otros barrios. Además, aseguran que están drogados y borrachos, lo que agudiza la situación de quienes han sido víctimas del accionar de este grupo.
La zona Norte de la ciudad, junto con otros barrios, se está transformando en un sector prohibido para el ingreso de los trabajadores de reparto o servicios a domicilio. Se ha tornado en un motivo de incomodidad, fastidio y alarma para los vecinos, que, día a día advierten cómo el mensajero que antes llevaba la pizza o el helado ya no lo hace, tampoco ingresan los taxis o los remises, “Si no tenés alguien que te conozca en la remisería no te vienen a buscar, tienen miedo”, dijo un vecino.
Todos conocemos a los ladrones y la Policía también, pero no pueden intervenir porque cuando ven que se acercan los patrulleros se van o se esconden. Se juntan todos los días, empiezan a tomar de temprano delante de todos, gritan, insultan y hasta se pelean con otras barras que vienen o pasan.
Esa zona de la ciudad cuenta con una pequeña custodia policial que ocupa una de las viviendas que fueron construidas en el barrio San Francisco. Su presencia obedece a los constantes hechos delictivos que se sucedían allí pero no basta para cubrir a los demás barrios. Ahora, si se concreta la instalación de una Subcomisaría o destacamento en ese mismo lugar, será un aliciente para hacerle frente a la situación denunciada por los vecinos. De todos modos nadie se anima a hacer premoniciones con respecto al futuro de la seguridad en el lugar, Es más fácil llevar cinco pesos, antes de que te roben, te golpeen o te peguen un tiro, dijeron resignados aunque sin reflexionar sobre la situación social que se ha agravado en los últimos años.
A los tiros
Otro grupo de vecinos mostró su preo-cupación por los constantes hechos de violencia y agresión que se suceden en el barrio Hermano Indio. Hace unas semanas atrás un enfrentamiento entre bandas tuvo a mal traer a toda la vecindad. Un incendio, varias riñas y tiroteos dominaron las noches del lugar. Unos días después, con la detención de un peligroso menor con antecedentes, citado por varios testigos como uno de los promotores de lo que allí ocurría, parecía que la tranquilidad retornaba al barrio. Es evidente que no todo lo que le atribuía era real, tal como señalaban algunos familiares.
Pero duró poco ya que la semana pasada, los vecinos, volvieron a denunciar varios acontecimientos violentos. La única denuncia que se recibió en la Comisaría, involucró a una conocida familia acostumbrada a esta clase de episodios. Particularmente fueron dos mujeres las sindicadas como autoras del hecho. Mientras tanto, en las puertas del fin de semana, volvieron a escucharse las quejas de los demás vecinos. Dicen que otra vez volvieron a tirotearse, que nadie se respeta y que tienen miedo por la integridad física del resto de las familias que viven en el lugar.