Los vecinos de la zona rural se organizan por los continuos robos
Son productores y empresarios que viven sobre la Ruta 9, en inmediaciones de los parajes La Buena Moza y Panamé. Una comisión que se formó con esta iniciativa se reunió el viernes para pedir mayor control policial en la zona. Estarían dispuestos a brindar una ayuda económica a las fuerzas que no cuentan con recursos para patrullar áreas tan vastas.
Una comisión de vecinos que viven o tienen propiedades sobre la ruta Nº 9 y las inmediaciones, plantearon sus inquietudes a los jefes policiales sampedrinos este viernes, en una reunión que contó con la presencia de preocupados asistentes muchos de ellos damnificados de robos y asaltos ocurridos en la zona.
El encuentro, que tuvo lugar en el Parador La Granja, contó con la presencia del Jefe Distrital y el Capitán Jorge Ortega que está a cargo de la patrulla rural con sede en Doyle y de reciente creación, quienes no sólo escucharon los pedidos de los vecinos sino también se pusieron a disposición de todos los habitantes de la zona pero por supuesto, no pudieron restar importancia a las limitaciones con las que hoy se encuentra la policía sampedrina y bonaerense en general. Sólo basta como ejemplo, recordar que la nueva sede de Doyle cuenta con dos vehículos y apenas un puñado de oficiales para patrullar una zona de más de 2.000 kilómetros de caminos, en palabras del propio Ortega.
Por eso, la reunión fue apenas un paso preliminar para lo que intentará ser una organización algo más concreta de vecinos, que permita crear una red de contención especial. Quizá algo similar a lo que pusieron en marcha en Río Tala los vecinos de los cuadrantes 4 y 9, que se aprovisionaron de teléfonos y radios para estar conectados y en contacto directo con la policía.
“Estamos arriesgando la vida”
Una de las vecinas de la zona asegura que vive atemorizada por los continuos robos que se producen en la zona y que son muchos los habitantes indignados por la falta de seguridad. “Muchos ni quieren denunciar porque dicen que pierden el tiempo. Es que los ladrones actúan con tal impunidad y jamás un robo se esclarece”, explicó.
El Parador La Granja es uno de los espacios que cuenta con una guardia policial constante porque una patrulla en forma continua circula y se estaciona allí para controlar el tránsito de los ómnibus que paran y parten desde allí. Pero por supuesto, su presencia no impide que a pocos metros se produzcan hechos. “Vivimos en una inseguridad constante. A una vecina le robaron un equipo electrógeno que cuesta más de cuatro mil pesos, y nadie se explica cómo se lo llevaron”.
Una de las ideas de quienes integran esta comisión de vecinos es colaborar económicamente con la policía para que puedan contar al menos con recursos para la compra de combustible, pero todavía el impedimento sería que se cuente con el personal disponible para un patrullaje más intenso. En realidad, hace un tiempo que los vecinos de La Granja reunían esta colaboración mensual de entre 200 y 300 pesos, pero muchos desistieron de seguir haciéndolo. “Muchos aseguran que pagan sus impuestos y por eso se resisten a ayudar pero la realidad es otra y si nosotros no nos ocupamos, el estado tampoco lo va a hacer. Y nosotros estamos arriesgando la vida”, dicen los vecinos. La zona que comprende el paraje La Buena Moza hasta la Estación Experimental del INTA, y sus alrededores, es actualmente uno de los sectores productivos más pujantes porque existen allí varios emprendimientos de arándanos o viveros importantes. Muchos de los propietarios son inversores provenientes sobre todo de Capital Federal que decidieron dedicarse a un nuevo rubro, y que han apostado buenas sumas de dinero a realizar mejoras en sus campos. Por eso, en el último tiempo se han convertido en un blanco elegido por los ladrones y asaltantes, generando un reclamo con real fundamento que ahora sigue sumando voces.