Los sueños de Laureano Ubiedo, el boxeador que trabaja de albañil y quiere terminar la escuela
Tiene 18 años y un invicto de nueve peleas que le permitió en 2018 ganar la Perla Deportiva en su disciplina, esa que empezó a practicar a los 16 de la mano de Ismael Ibarrola y continúa en Banfield. “Lo hago porque quiero un futuro en el boxeo, ser profesional y vivir de eso”, aseguró el joven al que a su mamá no le gustaba que “pelee”.
Laureano Ubiedo sólo tiene 18 años pero sabe lo que quiere para su futuro: ser boxeador profesional. Lo dice sin titubeos, sin lugar a alguna otra posibilidad aunque, prudente, sabe que antes de volcarse de lleno al deporte debe terminar la escuela. “Hay que estar todos los días entrenando para poder ver los resultados. Veo gente que se queja mucho porque hace algo, yo lo hago porque
quiero un futuro en el boxeo, ser profesional y vivir de eso. Todavía me falta un montón, le estoy metiendo todos los días para llegar cada vez un poquito más lejos. Primero tengo que terminar la escuela y después meterme de lleno en el boxeo y que se dé lo que se tenga que dar. Si tengo que irme afuera para tener más posibilidades de pelear, mejor”, aseguró en una distendida charla en la redacción de La Opinión.
Ubiedo, además de boxear, estudia y trabaja de albañil para una empresa porque le “gusta” ganarse su dinero para ayudar a su familia y darse algunos gustos. Su primera labor fue a los 13 cuando armaba y vendía bolsas de carbón. Después pasó por una bicicletería e hizo “chapa y pintura” con su tío. Si algo le sobra es voluntad, adjetivo que resume cualquier jornada suya el año pasado en la que su tiempo se dividió en sus tres actividades, incluidos los fines de semana en los que aprovechó para “descansar” pero, también, entrenar.
-¿Por qué elegiste el boxeo?
-Te saca mucho el estrés, iba porque me gusta mucho y había veces que tenía discusiones en mi casa o algo parecido y te descargas ahí. Los primeros días mi mamá me decía que no le gustaban esos deportes por la violencia pero me fue yendo bien, me vio pelear un par de veces que me fue bien y le gustó. Estamos bastante protegidos, no es kickboxing, y se sintió segura.
-¿Tu familia como está conformada?
-Está mi mamá, cinco hermanas, un hermano y varios sobrinos. Yo soy el del medio, están tres hermanas más grandes y después sigo yo. Mi hermano juega al fútbol en Los Andes y mis hermanas no hacen deportes. No les gusta el boxeo, les gusta ir a verme de vez en cuando pero no les gusta que me peguen, aunque por suerte no me pegaron tanto.
-¿Y tus amigos?
-A mis amigos los cruzo muy pocas veces, de vez en cuando subo algo a las redes sociales y hablamos un rato. Pero no tengo mucho tiempo, es difícil. Muchos me dicen que cómo puedo entrenar tanto pero la respuesta es que lo hago porque me gusta. Si no entreno y pierdo arriba del ring es culpa mía.
Su primer contacto con el pugilismo fue a los 16 años “en la casa de Ismael Ibarrola”. “Quería entrenar para ponerme en forma, hacían boxeo, probé y me gustó porque el entrena miento es muy exigente, te va poniendo en forma y te sentís que estás re bien”, contó y recordó que, previamente, jugó al fútbol en Villa Igoillo y Paraná. Y agregó: “Me preguntaron para pelear a los tres meses y le dije que si aunque estaba medio du doso. Como era más pesado el rival no se dio la pelea. Después fuimos a entrenar a Banfield y salieron varias peleas. Ahora estoy en Banfield con José Cancelo e Ibarrola”.
Su 2018 fue tan bueno que el Círculo de Periodistas Deportivos Mario Aníbal Giménez lo distinguió con el premio en boxeo, sobre todo porque estiró su invicto a nueve peleas y mostró unas condiciones asombrosas que lo invitan a soñar con su gran objetivo. “Todo el año me fui esmerando para ganar la Perla Deportiva. En 2017 tuve el reconocimiento pero no la pude ganar. El año pasado me dispuse a ganarla y la gané. No sé si la esperaba porque eligen a tres y puede ser cualquiera de los tres, me tocó a mí y me puse re contento. Me felicitaron todos en Banfield”, relató y dejó en claro que para el presente calendario una de sus metas es “ganar la de oro”.
-¿Cuál pelea fue la más importante?
-El debut fue bastante nervioso, el entrenador me decía en el descanso previo al tercer round que el segundo me lo había ganado él y que le tenía que poner pilas para no perderla. En el primero salí con todo y tiraba piñas hasta que no me daba el aire. La gané en el tercer round por puntos frente a Nicolás Poggi en San Pedro. Yo estoy pesando 57 kilogramos.
-¿Cómo te definís?
-Soy un boxeador rápido, me gusta moverme, mantener una distancia. Mi fuerte es la fuerza en velocidad. Me falta un poco trabajar para tratar de termi nar enseguida la pelea, con el tiempo va a salir.
-¿En qué aspectos tenes que mejorar?
-En no comer mucho. Llegó cansado de entrenar y tenes que comer pero no mucho. El peso es lo peor que hay. Hay que controlarse, comer lo que hay que comer. A veces sí hay un permitido, todo eso lo manejo yo porque no tengo nutricionista. Más allá de entrenar, tengo que cuidar mi cuerpo y siem pre lo hago yo, a veces consulto pero muy poco. Mientras tanto, busco la salida más fácil para recuperarme en caso de algún golpe o lesión.
Para llegar a ser un atleta de alto rendimiento no alcanza sólo con, en el caso del boxeo, entrenar arriba de un ring. El profesionalismo, aunque en Argentina en ciertas disciplinas no se los trata como tal, exige también asistentes como psicólogo, nutricionista, preparador físico y kinesiólogo, entre otros. Como Ubiedo y Banfield no lo tienen el joven deportista se autogestiona y hasta evita las “malas compañías” de quienes lo incentivan a que “no entrene”. “A mí me gusta el boxeo y tengo que dejar todo: fiestas, alcohol y demás. Últimamente no salgo, salvo excepciones de cumpleaños o fin de año. Todo eso es voluntad mía, no tengo a nadie que me asista.No hay mucha economía para tener asistencia”, recalcó y, al mismo tiempo, le agradeció al intendente, Cecilio Salazar: “Él me ayuda un montón, nunca me faltó trabajo y le pongo voluntad porque si me lo dio no hay motivo para hacerlo quedar mal. Creo que es muy buena persona además de ser mi cuñado es un amigo como nadie. Nunca me faltó un plato de comida ni techo y quiero dedicarle mi próximo triunfo a él”.
Su primer combate en 2019 será a mediados de enero en Santa Lucía donde buscará soste ner su invicto. “Arriba del ring quiero seguir experimentando en cada pelea y tener muchas más. Voy a estar preparado para cualquiera que me salga este año”, cerró el pibe que boxea pero, al mismo tiempo, trabaja y quiere terminar la escuela.