Los socios de la Coopser tienen sanatorio
La inversión de la cooperativa de prestación de servicios eléctricos amplió sus horizontes. Los socios son dueños de una clínica que por el momento funciona como un fideicomiso pero que les pertenece porque ha sido comprada con fondos de la entidad aprobados en una Asamblea.
El Consejo de Administración manifestó su interés desde un principio, cuando la clínica fue cerrada y sus empleados resistieron dentro del establecimiento. Hubo un intento de alquiler por parte del municipio que fue rechazado por los trabajadores y una actitud de los accionistas, en su mayoría médicos, que no pudieron cumplir con las responsabilidades y las deudas que habían contraído. En octubre volvió la oferta con 14 millones de patrimonio de sus asociados que fueron destinados al pago de sueldos atrasados y a las refacciones más urgentes. Por entonces, Oscar Silva e Iván Groppooficiaron de voceros para acordar un modo de llegar al día de la inauguración con la mayor cantidad de prestaciones médicas posibles.
Apenas comenzaron las tareas de refacción se encontraron con un panorama que requería más de lo previsto. Entre detalles desconocidos hallaron baños sin agua caliente, instalaciones eléctricas al borde del colapso, cañerías deterioradas por el paso del tiempo, mala distribución de acceso a consultorios y quirófano, además de otros temas de infraestructura y servicios que se fueron resolviendo. A ello le agregaron beneficios con los que el establecimiento no contaba: televisores, frigobares, barras de herramientas de llamada, luz individual, sillones, mobiliario y hasta colores.
La propiedad y las decisiones están atadas al Consejo de Administración y por ende los médicos que trabajarán en el lugar han acordado sus condiciones. Muchos de los que pertenecían al plantel como accionistas mayoritarios comenzarán a atender hoy miércoles, incluso aquellos que cumplen tareas en el sector de la salud pública.
Los planes para el socio
La diferencia de este sanatorio con el resto de la actividad privada es que la propiedad es colectiva. La misión de Coopser es administrar de manera eficiente y con criterio solidario las prestaciones a sus socios. Los que poseen obra social o prepaga ya están en condiciones de asistir. Los que pagan por servicios de enfermería y ambulancia continuarán con las mismas prestaciones y en el mismo edificio donde hoy funcionan. Los que no tienen obra social, en un futuro cercano, podrán asociarse para recibir atención.“No es una prepaga ni una obra social, es algo que pensamos para los socios que no tienen acceso”, dijo Oscar Silva a La Opinión.
Con Pami las tratativas están en marcha, “estamos esperando la respuesta porque queremos firmar cuanto antes”, indicó respecto a la cápita de pacientes que fue derivada al Hospital. Mucho dependerá de la voluntad de los afiliados solicitar el regreso a las instalaciones de la calle San Martín para ser internados.
Con Osde el panorama es distinto porque faltan algunos pasos que la prestadora deberá acelerar ya que sus afiliados sólo poseen la Clínica San Pedro.
En cuanto a las que ya funcionan en el nuevo sanatorio hay una lista completa que se publica en la doble página central de este semanario y conviene guardar porque allí también se detallan especialidades médicas, horarios y teléfonos.
El impacto
Medido como decisión de política sanitaria, el peso de la Coopser es innegable, la aparición de un actor con respaldo económico pondrá en jaque y necesidad de competencia a toda la medicina privada. Muchos de los profesionales que alquilarán consultorios poseen lugares propios o trabajan en la otra clínica.
Los que eran accionistas de la clínica están comprometidos a abonar en cuotas deudas por cargas sociales y de Afip que fueron renegociadas.
La generación de 52 puestos de trabajo seguro, también implica la puesta en marcha de una cadena de consumo que se había perdido cuando los trabajadores dependían de ferias de alimentos o bonos contribución para subsistir. Desde el primer día de administración percibieron sus haberes puntualmente.
Durante este tiempo se recurrió a proveedores sampedrinos para las reparaciones y en el listado de quienes operarán comercialmente con el sanatorio hay desde carga de combustibles, a verdulería, carnicería o librería y papelería.
Para la administración y atención están cubiertos todos los turnos, las 24 horas y los fines de semana, según prometieron el día que cortaron las cintas junto al Intendente Cecilio Salazar.
Oncología, maternidad y otros desafíos
Además de la ampliación para consultorios externos en una casa alquilada sobre calle Almafuerte, hay planes para construir nuevas instalaciones tanto en el sector donde hoy se estacionan autos como en un hipotético tercer piso. Un ala especial para embarazadas y niños está dentro de las expectativas de los administradores.
El sector oncológico es prioridad. Ya están los profesionales y el lugar destinado a quimioterapia y tratamiento permanente.
En total, el Sanatorio abrirá con once habitaciones disponibles. En planta alta hay cinco, con dos camas cada una, y en la planta baja son seis, con tres camas por habitación. A esas, se suman cuatro camas en terapia y dos en la guardia.
El último paso será la mutual que mediante una cuota que se liquide junto con el resto de los servicios sociales, ya sea el de sepelio o enfermería, sirva para ofrecer prestaciones comunes a todos los asociados.