Los ladrones del Correo sabían que había dinero y cómo actuar dentro de las oficinas
La sede del Correo Argentino fue violentada el viernes por la madrugada. Los delincuentes rompieron una puerta lateral y se llevaron una caja fuerte de 300 kilos en la que había entre 80 y 110 mil pesos. Utilizaron un inhibidor de alarmas, por lo que la empresa de monitoreo nunca se enteró. Las hipótesis que maneja la Justicia tienen a todos los relacionados con la oficina bajo sospecha.
El Gerente del Correo Argentino y el personal de la sucursal local ubicada en la Peatonal del Centenario llegaron el viernes a la mañana a trabajar como todos los días. Sin embargo, grande fue su sorpresa al notar que la puerta por la que entraban a diario había sido violentada. Inmediatamente llamaron a la policía, que certificó lo sucedido: habían robado.
Los ladrones hicieron una tarea de inteligencia previa, prepararon el terreno para que las alarmas no sonaran y actuaron con total tranquilidad entre las 4.00 y las 6.00 de la mañana para llevarse del lugar una caja fuerte que pesa unos 300 kilos, donde había entre 80 y 110 mil pesos.
La investigación está a cargo de la Fiscalía de la Dra. Ates, aunque remitiría las actuaciones al Juzgado Federal para delegar competencia. Las máximas autoridades policiales se hicieron presentes: el Jefe Distrital Dante Paolini, el titular de la DDI Eduardo Mori y el Jefe Departamental de San Nicolás, Sergio Gil.
Las hipótesis son varias y están en sintonía con lo que esa mañana los empleados sospecharon de inmediato al notar la situación: para cometer un robo de estas características había que tener datos precisos que permitieran actuar como lo hicieron.
Inteligencia para delinquir
Como se dijo, el robo tiene que haber sucedido entre las 4.00 y las 6.00 de la mañana, de acuerdo a la circulación de los móviles policiales. Aun así, la situación pudo no haber sido captada como una instancia de robo por parte de los efectivos que patrullan, ya que en la sucursal del Correo Argentino es una modalidad prácticamente normal que haya una camioneta oficial sobre la Peatonal, cargando correspondencia y encomiendas.
La inteligencia previa existe ya que sabían que habría dinero. El Correo había recibido unos 500 mil pesos días antes para cumplir con el pago de asignaciones universales y familiares tanto en San Pedro como en Río Tala y Gobernador Castro.
Lo que no sabían –ni supieron hasta que abrieron la caja fuerte de 300 kilos que se llevaron– es que para el viernes sólo quedaban entre 80 y 110 mil pesos, una suma baja para tamaño riesgo. También se llevaron una decena de teléfonos celulares.
Los ladrones, que según los cálculos policiales no podrían ser menos de tres personas, utilizaron un inhibidor bloqueador de frecuencias para intervenir la que utiliza el centro de monitoreo de la empresa de seguridad que tiene a su cargo las alarmas de la sucursal.
De esa manera, en el sitio de recepción de señal nunca hubo novedades respecto al Correo Argentino San Pedro, lo que permitió que el trabajo tuviera lugar con suma tranquilidad. Así fue: con amoladoras industriales y taladros de precisión, lograron quitar la caja fuerte y llevársela desde la oficina hasta el vehículo, dispuesto en la Peatonal.
Todos bajo sospecha
Las hipótesis que investiga la Justicia dan cuenta de que sería imposible cometer un delito de estas características sin la mencionada inteligencia previa, a la que sólo se podría acceder contando con información precisa desde adentro. Por ello, una de las primeras medidas judiciales a tomar tiene que ver con la citación a declarar a todos los empleados.
El análisis no sólo pasará por los que trabajan en San Pedro, sino además por toda la conexión con la Regional y la Central del Correo Argentino que tiene esta sucursal.
Los elementos utilizados para cometer el ilícito llegaron a las oficinas con los característicos precintos azules de la empresa estatal, que reconoció como tales la Jefa Regional de la empresa, lo que habilita aún más a abrir el abanico de sospechas.
Es que en el Correo no sólo conoce el movimiento el personal local: están los que viajan a buscar las encomiendas, el personal que conduce la seguridad de las sucursales, e incluso los que llegaron de afuera el sábado anterior al robo en las oficinas para colocar paneles de yeso sin custodia alguna. No se descarta tampoco al personal policial que hace adicionales en ese organismo.
“El dato salió de adentro”, coinciden los que analizan el hecho. Como nadie está fuera de sospecha, no están exentos de ello ni el Gerente local ni el expolicía que tiene a su cargo la seguridad del Correo en la zona. Una vez más, las fuentes consultadas por La Opinión coincidieron que para un hecho de estas características “hay que hacer fotos, planos, recabar mucha información”. Por el caso no hay imputados.
Un sistema poco seguro
Las medidas de seguridad son casi obsoletas. No hay cámaras adentro ni afuera de la sucursal, ni tampoco las hay en la zona donde está emplazada. El sistema de alarma también es vetusto y fue fácilmente sorteado por los delincuentes.
La alarma está ligada a un centro de monitoreo a través de varias frecuencias VHF, lo que permite la conexión permanente. El inhibidor utilizado lo que hace es, al sintonizar las frecuencias precisas, seguir emitiendo señal. Mientras eso sucedía, los delincuentes cortaron los cables para ingresar a las oficinas.
La sospecha es que a los techos del Correo subieron por una obra que está ubicada a la vuelta, por calle Pellegrini, al lado de un local de esparcimiento nocturno. Tras colocar el aparato y cancelar las frecuencias de las alarmas, barretearon la puerta lateral de acceso para perpetrar el robo.
El uso de este tipo de inhibidores es común en robos de estas características, aunque para la ciudad fue una verdadera novedad. Un scanner conectado a otro dispositivo que posee pequeñas antenas y ya está: bloquear, cortar, ingresar, robar, irse sin que nadie haya visto nada.
Si el sistema de alarmas y la falta de cámaras sorprende, tanto más lo hizo la puerta. Hasta el propio Jefe de Seguridad reconoció a las autoridades que un Correo no puede tener una puerta a la que basta una patada para que se rompa.
El antecedente Río Tala
En diciembre del año pasado hubo un robo similar contra la sucursal del Correo Argentino de Río Tala. En realidad, el hecho tuvo lugar en la Cooperativa de Servicios de la localidad, donde la empresa estatal se había mudado tras el tornado del mes anterior.
Ese día se llevaron 15.000 pesos pero habían ido por los aproximadamente 300.000 que el Correo custodiaba para el pago de asignaciones familiares. Lo que sucedió fue que los delincuentes se equivocaron de caja fuerte y se fueron con mil kilos de peso y poco dinero.
En ese momento, el Jefe Distrital Dante Paolini había remitido una nota al Gerente del Correo, Jorge Zulato, preocupado por las bajas condiciones de seguridad de la cooperativa para que funcione allí esa dependencia.