Los jóvenes no callan
Este medio realizó un relevamiento de opiniones del sector que más ha percibido el comienzo de los operativos: los jóvenes. ¿Qué opinan sobre la noche?, ¿Qué les da miedo?, las medidas tomadas y la inseguridad en primera persona.
Micaela 20 años
“Vi bastantes operativos, pero no les tengo ni un poquito de fe. ¿Qué va a pasar en Semana Santa cuando todo desborde? Todo esto de los operativos y del cambio de horarios, son movidas que hacen para mostrarle a la gente que están actuando, pero en realidad no van a llegar a ningún lado, porque no están tomando el problema desde la raíz.
Los que más me da miedo es que los delincuentes quedan siempre libres y a veces ni siquiera los agarran y siempre estamos expuestos a que nos hagan algo”.
Matías (18 años)
“Me di cuenta que fue un fin de semana con menos líos, pero todos sabían que iban a salir a controlar por todos lados, entonces no hicieron ninguna. Si lo hubiesen querido hacer bien no hubiesen salido a gritar que iban a salir a la calle, lo hubiesen hechos callados. Me parece que les importa más que los medios digan que están trabajando que realmente arreglar las cosas y encontrar a los culpable de que todo este tan mal. ¿Sabés lo que más me molesta?, la gente que se llena la boca hablando de los negros de mierda, yo soy morocho de piel y por eso solo ya soy una persona para desconfiar o para no dejar entrar a un lugar. Yo trabajo y estudio y tengo el mismo o más miedo que toda la gente, ya me daba miedo responder estas preguntas perseguido de que alguien se de cuenta que soy yo y me haga algo. No se trata de negros y blancos, se trata de unos cuantos que roban y están libres y otros cuantos que somos víctimas de esos y nadie nos cuida.
Lo que más me da miedo de todo de esto, es el egoísmo de la gente, los prejuicios y que maten a alguien que quiero por robarle 10 mangos.”.
Juan Andrés 21 años
“La noche se convirtió de una salida de ocio, con amigos y disfrute a toda una supervivencia, hoy, compuesta por las más variadas edades, y, se quiera o no, de las respectivas clases que componen nuestra sociedad.
Lo cruel de las borracheras, la resaca y lo impresentable que podía ser uno los Domingos, día en familia, se agravó a moretones en la cara, cicatrices, roces con la muerte, culpa de las riñas pasadas. Si el Intendente salió, escoltado, a patrullar calles, no nos dice nada, ni da el ejemplo, ni demuestra una responsabilidad que cargó a su hombro. Es tan irrelevante como que vaya de compras, con su sueldo como tal, y no se preocupe por si la canasta familiar, o escolar, está o no, más cara. Hay máximas de vida que te dicen: no lo va a entender hasta que le pase, bien cerquita, todo esto que a la gente no deja respirar.
¿Miedo? es lo que tenemos que dejar de tener. ¡Basta de miedos! La gente tiene miedo, y por eso habla sin pensar, grita y grita, ruega por militarizar, que vuelva la vieja derecha que tanto nos lastimó la frente, y que se termine esa agonía de no saber si ellos, y los seres que uno quiere, van a volver a casa, hoy. Que venga alguien, con más rangos que el anterior, más bigote y con un palo más grande, para encerrar contra un rincón a los criminales y excluirlos, no buscando la tan cuestionada reinserción de instituciones asilares, como cárceles, colegios pupilos para adolescentes, etc. ¡Basta de pensar en soluciones, cueste lo que cueste!: la cabeza del Presidente, Intendente, el Comisario, o quien fuere.
Como clase media, o media baja, si somos capaces de expulsar de la sociedad a esta clase baja que tanto nos amenaza adivinen ¿quiénes somos los próximos? Seamos justos, busquemos equilibrio.
No se trata de militarizar ciudades, largar efectivos a las calles con 6, 12, 24 meses de capacitación, armados, haciendo justicia POR INSTINTO. Mucho menos limitando a esta juventud a volver a la casa a las 6 de la mañana. Cuando las exclusas se abren todas, en simultáneo, dejando en las calles un río de temor, donde la envidia y la lucha por ser mejor, gracias a bienes materiales, es moneda corriente.
Tampoco se trata de hacer de la inseguridad un negocio, que los medios opositores, sean televisivos, gráficos, cuales fueren, destruyan gestiones en vigencia. Este es un trabajo de hormiga. Todos tienen que dar lo mejor de si en búsqueda del nuevo equilibrio. Hagamos algo al respecto, y cuando se dice HACER ALGO no me refiero a deshacerlos a ellos, los que hacen peligrar lo que nos costó, con el sudor de la frente. Digamos: “Cuando el carro anda, los melones se acomodan” del disco doble, ricotero, Lobo Suelto, Cordero Atado. Hagamos algo. Conservémonos como seres.”
Nicolás 19 años
“Yo no vi muchos operativos, para mi esto que están haciendo va a durar dos semanas para que la gente se tranquilice y después vuelve todo a lo mismo. Con el cambio de horario lo único que lograron fue que haya peleas en todas las esquinas, porque salen todos juntos, por otro lado no hay remis y muchos decidimos irnos caminando y ahí corremos más riesgo de que nos pase algo, además muchos van a empezar a salir en otras ciudades y eso también es un peligro, salir a la ruta habiendo tomado, no ayudaron en nada con esa decisión, sólo empeoraron las cosas. Otra cosa que veo es que no controlan el ingreso de menores, está prohibido pero entran igual. Lo que más me da miedo es que me golpeen para robarme”.
Analía 20 años
“Yo lo que vi en algunos lugares fueron los bomberos 5 minutos, pero igual no salí hasta tarde. Me parece más de lo mismo, salir más temprano y acostarte más temprano. No sé si es la solución, porque ahora la salida es peor porque salen todos juntos a la misma hora.
Inseguridad hay todos los días, pero la diferencia con los fines de semana es hay más alcohol y eso potencia pero los hechos que pasan. Veo las noticias y me da miedo, pero no salgo sola a ningún lado.”
Romina 17 años
“Fue un fin de semana muy tranquilo. Me parece muy bien lo que hicieron, me gustaría que no dure lo que un pedo en la mano. Porque muchas veces se hacen cosas para tapar el quilombo y después cuando el quilombo pasa cada uno a su casa otra vez a no hacer nada por la gente.
Para mi lo peor es que mezclen todo, una cosa es que los menores entremos y otra es la inseguridad y se quedan peleando por si piden o no documentos en un boliche o bar, pero el tema es que te roban a las 5 de la tarde cuando volvés de la escuela. ¿No se dan cuenta de eso?
Lo que más me da miedo es cuando tengo que andar por la calle sola, siempre miro para todos lados pensando que me van a robar, ya me afanaron el celular dos veces y quedé re traumada, vivo perseguida”.