Los hermanos Iglesias permanecen en estado crítico en el Instituto del Quemado
Agustín y Diego fueron trasladados la semana pasada tras el incendio en la panadería en la que trabajaban, cuyo titular, Federico Braendt, también está internado pero en el Hospital local. La familia Iglesias agradeció las muestras de solidaridad de los vecinos, que colaboran a diario en el difícil momento que atraviesan.
A diez días del accidente en la panadería ubicada en Manuel Iglesias al 2100, las tres víctimas del incendio permanecen internadas. Dos de ellas, los hermanos Agustín y Diego Iglesias, en el Instituto del Quemado; la tercera, el titular del comercio, Federico Braendt, en el Hospital local, con la esperanza de una derivación.
El siniestro se produjo cuando cambiaban un tubo de gas de 45 kilos en la zona del horno de la panadería. Algo falló y el fluido se descontroló sin que pudieran cerrar la garrafa. El contacto con la electricidad provocó el incendio.
Agustín Iglesias, de 20 años, fue el primer trasladado al Instituto del Quemado, gracias a gestiones que incluyeron al ministro de Salud provincial, Andrés Scarsi, y a la senadora electa por el Frente de Todos Agustina Propato. Un helicóptero sanitario lo llevó hace una semana desde Baradero. Su hermano, Diego, de 19, fue trasladado al otro día al mismo centro asistencial especializado en el tipo de heridas que sufrieron.
El mayor es quien presenta un cuadro más complejo, puesto que el porcentaje del cuerpo que sufrió lesiones es más importante, al igual que las afecciones internas. Ambos permanecen en coma inducido y son pacientes “graves y críticos”, como explicó su padre, Javier Iglesias, a La Opinión.
Federico Braendt, por su parte, permanece internado en el Hospital local. También sufrió quemaduras en el cuerpo, aunque en menor medida que los hermanos Iglesias. Su evolución es favorable y este jueves sería sometido a una intervención quirúrgica, informó su esposa, Claudia.
La despensa y panadería donde ocurrió el incendio fue clausurada por personal de Inspección la semana pasada, luego de que la familia Braendt reabriera sus puertas ya que el negocio es el único ingreso con el que mantienen la vida cotidiana y del que pueden disponer para colaborar con los Iglesias. La carencia de habilitación municipal provocó la medida y las posibilidades de cumplir con el trámite son complicadas, en la medida en que el comercio está emplazado en los terrenos conocidos como barrio El Argentino, cuya conformación como vecindario fue producto de una toma irregular de tierras que luego el gobierno avaló con un proceso de urbanización que tiene en marcha, también, la posibilidad de regularización dominial.
Los primeros partes médicos de los hermanos Iglesias eran alentadores, porque habían logrado estabilizarlos y en el Instituto del Quemado los cuidados intensivos especializados generaron expectativas.
El fin de semana, sin embargo, las cosas se complicaron. El parte del sábado fue devastador. El viernes habían mostrado una leve mejoría pero desde entonces la situación de riesgo es latente y el día a día de su evolución es relevante.
“La idea es ir quitándoles la medicación para poder sacar el respirador, porque por eso también pueden venir las infecciones”, explicó el padre de los chicos. Agustín ya tuvo varias intervenciones quirúrgicas y según le informaron los médicos a la familia, el proceso de recuperación, en su caso, podría demandar varios meses.
“La atención es increíble, están en el mejor lugar. Tienen cinco personas encima, dos enfermeras, el médico contínuamente. Es un cuidado increíble”, destacó Iglesias.
La familia agradeció las iniciativas solidarias que impulsan amigos y vecinos para recaudar fondos y costear viáticos de la familia que los acompaña en el Instituto del Quemado minuto a minuto. “Es increíble, para mí es emocionante como padre ver el cariño y lo que hacen”, dijo.
La semana pasada hubo choripaneada, pollada y torneos de fútbol para reunir recursos que contribuyan a hacer frente a los gastos. El intendente facilitó la estadía de los familiares en Buenos Aires y las muestras de solidaridad no cesan, aunque también hubo denuncias por inescrupulosos que pidieron dinero en nombre de ellos con el objetivo de quedárselo.
Javier Iglesias también es empleado de la panadería y fue él quien gestionó el ingreso de sus hijos a ese trabajo. El día del siniestro estaba de franco. Los chicos y Braendt intentaron controlar el fuego, que luego apagaron los bomberos, cuando el tubo de gas ya había sido arrojado a un patio.
En medio de especulaciones y de opiniones livianas en las redes sociales, hay tres personas internadas a raíz de un accidente cuyas responsabilidades se dirimirán en la investigación correspondiente.
Hay un panadero que comenzó a trabajar de adolescente y soñó con su panadería propia hasta que la instaló. Hay dos chicos que 20 y 19 años cuyas parejas están embarazadas de ocho meses. Hay dos familias pendientes de lo que sucederá. Hay un pueblo solidario que está atento a las novedades y dispuesto a colaborar. También hay quienes tienen ganas de generar conflictos, algo que no es el espíritu de las familias involucradas. Lo principal, aseguran tanto los Braendt como los Iglesias, es la salud de los chicos.
Federico Braendt atendió a La Opinión en su cama de convaleciente en el Hospital, en una habitación que no reúne las condiciones para un paciente de sus características. Internado, con el cuerpo quemado, a la espera de una derivación que le permita mejorar el contexto de recuperación y con una intervención quirúrgica programada, contó lo que sucedió ese día. Pero, sobre todo, dejó asentado que su preocupación mayor es la salud de Agustín y Diego, sus empleados, sus compañeros de trabajo.