Los docentes abusadores cada vez más complicados
La adolescente declaró bajo cámara Gesell y ratificó en todos sus términos la denuncia inicial contra sus padres, acusados de abuso sexual y corrupción de menores. Ambos presenciaron la declaración, hicieron anotaciones y tuvieron expresiones que provocaron que les llamen la atención. La chica contó además otra situación de la que fue víctima, lo que abre una nueva causa que apunta a un colectivero y remisero.
La investigación por el caso de abuso sexual contra una adolescente de 14 años que denunció haber sido sometida por su padre con la complicidad de su madre avanza a paso firme en la Justicia y la Fiscala Ramos sigue reuniendo elementos que comprometen a los acusados.
La semana pasada, la joven víctima declaró bajo el sistema de cámara Gesell. Allí ratificó en todos sus términos la denuncia inicial que presentó una de sus tías en la Comisaría luego de que la chica le contara la vejación que había sufrido esa misma mañana y lo que sucedía puertas adentro del hogar familiar.
El docente, que se desempeñaba en un cargo jerárquico, fue trasladado a la Unidad Penal Nº 3 de San Nicolás, mientras que su esposa, también profesora, fue alojada en la Comisaría de la Mujer de la misma ciudad, a la espera de una celda en algunas de las cárceles para mujeres del Sistema Penitenciario Bonaerense.
Un relato estremecedor
En su declaración, la adolescente contó que su padre la sometía sexualmente con la complicidad de su madre pero también que fue violada por otra persona, lo que obliga a la Fiscala Ramos a abrir una nueva causa por abuso.
Durante su testimonio, la víctima contó que un chofer de colectivos y remisero había abusado de ella. En ese marco, dijo que los padres lo sabían pero que no hicieron nada al respecto.
Lo mismo les había dicho en una comunicación telefónica que había mantenido con altavoz el viernes por la mañana, antes de que ambos docentes cayeran presos, cuando se dirigía a San Nicolás con su tía.
Respecto de la situación del tercer implicado en el caso, el vicedirector de la escuela secundaria de Santa Lucía, César Prieto, no quedó explicitada la versión que indicaba que habría sacado a la víctima y a su hermana mayor encapuchadas de la casa familiar el viernes de las detenciones.
Aun así, Fiscalía considera que la suya es una situación complicada en relación al delito que se le imputa, encubrimiento agravado y ocultamiento de menores. El acusado aseguró que nada supo de la denuncia de abuso y la situación desatada en torno a ello sino hasta entrada la noche, cuando se presentó en la Comisaría. Para la Justicia hay elementos que permiten sospechar que sí estaba al tanto de lo que sucedía, ya que habría tenido una comunicación con una abogada para evaluar qué pasos seguir.
Luego de la declaración testimonial de la víctima, sus hermanas más pequeñas, de 9 y 12 años, asistieron a la pericia psicológica previa a la cámara Gesell, por la que también ellas deberán pasar.
Una vez cumplidos los requerimientos judiciales, las tres regresaron a San Pedro, donde están bajo la custodia de una organización religiosa y bajo la guarda del Servicio Local de promoción y protección de los derechos del niño.
Presenciaron todo
El sistema de cámara Gesell que se utiliza para que los menores de edad presten declaración testimonial en el marco de un expediente judicial tiene dos ambientes separados. En uno estaba la víctima para contar lo que le había sucedido. En el otro, sus padres, acusados de los vejámenes.
Mientras la chica contaba en detalle los sometimientos a los que era obligada por su propio padre con la anuencia de su madre, que no sólo observaba sino que tenía un grado de participación en los abusos practicados contra ella, ambos progenitores prestaban atención.
Sentados uno al lado del otro, tomados de la mano, casi en medio de arrumacos propios de una pareja en situación amorosa, los docentes acusados de abuso sexual con acceso carnal y corrupción de menores escucharon la declaración.
Él tomó nota todo el tiempo de lo que su hija contaba. Incluso hacía ademanes para mostrarse soprendido por lo que la chica decía y hasta llegó a decir que las cosas no eran así como les relataba la adolescente. Más de una vez tuvieron que llamarles la atención mientras prestaba el testimonio.
Como se dijo, ambos siguen detenidos y fueron trasladados de Ramallo a San Nicolás. Tras la renuncia a patrocinarlos de la abogada Marisa López Bravo y el rechazo de Hugo Lima (h) de tomar el caso, siguen bajo la asistencia de la Defensoría Oficial, aunque tienen distinto defensor a cargo.
El docente cuenta con la asistencia letrada de Pablo Pratti, Defensor Oficial de San Nicolás y hermano del Juez de Garantías Ricardo Pratti; y su esposa la de Pablo Vaccani, Defensor Oficial de San Pedro designado en el cargo cuando la Fiscala Ramos tomó la UFI 9, ya que su presencia en los casos locales obligaba a no cruzar casos con su esposo, el Defensor Alejandro Ares.
La ruta hacia la pornografía infantil
Como adelantó La Opinión en su tapa de la semana pasada, la Justicia analiza los videos de contenido pornográfico encontrados en los domicilios allanados durante el fin de semana posterior a las tres detenciones, ya que en cada vivienda requisada hallaron material de esas características.
En la observación inicial habrían detectado que hay elementos para sospechar de la posibilidad de que existan imágenes sexuales que involucran a menores de edad, aunque no corresponderían a registros de los vejámenes a los que fue sometida la adolescente que se animó a denunciar.
En el resto del material habría grabaciones de encuentros íntimos con diversos protagonistas, que por lo pronto no aportarían demasiado a la causa, más allá de dar cuentas de que los protagonistas de esta historia tenían una especial inclinación hacia ciertos juegos sexuales extremos, los que, aun así, forman parte de la privacidad de la pareja y del resto de los involucrados, al menos mientras no haya allí la detección de presencia de menores de edad.
El cumpleaños de 15
La adolescente víctima del vejamen de sus padres cumple hoy 15 años. Tres tortas le llegaban desde diversos ámbitos cercanos, aunque ella no tenía ánimo para festejos.
Sus hermanas volvieron al colegio, las tres. Ella no, quizás hoy iría a saludar acompañada por una profesional, sobre todo teniendo en cuenta la fecha.
Las cuatro chicas tienen vaivenes emocionales. La única que no declaró, la mayor, suele tornarse un poco agresiva con su hermana, como desde el primer día en que se supo de la denuncia.
Los vínculos familiares también atraviesan complicaciones. Hay una tía a la que no veían desde hace mucho tiempo con la que se trabaja para construir una relación y que estaría en condiciones de hacerse cargo de ellas.
Con la que se animó a denunciar todavía hay cierta reticencia de las otras tres, producto de la manipulación del padre, que siempre les habló mal de ella pese a que fue la destinataria de la confianza de la víctima. Con la abuela materna sucede algo similar.
Quizás valga la pena considerar hechos y antecedentes que puedan haber llevado a la madre de las chicas a adoptar conductas que sólo pueden surgir de una historia familiar muy compleja.
“Estoy tranquila porque no quería que mi papá se lo hiciera a las más chiquitas”, fueron algunas de las palabras que usó la víctima, quien en su declaración habló mucho. También se mostró preocupada por sus hermanitas, porque sabe que su denuncia es lo que provocó que estén en la situación de asilo por la que atraviesan.
La mayor de las hermanas, de 16 años, todavía no pasó por la pericia psicológica inicial, previa a la cámara Gesell. Su situación es de las más difíciles de sobrellevar. “A vos no te interesa”, repitió varias veces cuando la víctima insinuó que ella también podría haber sido vejada por su padre.