Los boliches eligen a los que se pueden divertir
El tema de la discriminación en los boliches es tan viejo como la existencia de este tipo de lugares. En San Pedro una vez más se han sumado casos graves conocidos a través de denuncias efectuadas por quienes intentan, en vano, que los dejen divertirse. Hay casos de jóvenes sampedrinos y otros en los que turistas se van con esa “mancha”. Los propietarios niegan que se discrimine sin razón y aclaran que la decisión de no dejar entrar a ciertas personas, obedece a razones de seguridad y capacidad.
San Pedro se ha convertido en una ciudad turística. A pesar de todas las falencias, y a pesar de las quejas de quienes ven cómo nuestra ciudad pierde esa tranquilidad que tanto ponderábamos, los turistas eligen nuestra ciudad cada fin de semana. El último relevamiento de turistas ofrecido por la Secretaría de Producción y Turismo, indicó que poco más de 24 mil personas ingresaron a nuestra ciudad durante el pasado mes de Enero. Una cifra realmente importante de personas que eligieron San Pedro para pasar un grato momento. Muchas son las quejas que oímos a diario acerca de los servicios y la atención que reciben los visitantes en nuestra ciudad pero pocas veces se hace hincapié en una problemática que se repite todos los fines de semana en los locales de diversión nocturna: la discriminación a los turistas que muy pocas veces logran ingresar a estos lugares para, simplemente, divertirse.
En la última semana trascendió que a algunas radios de Capital Federal habían llamado varias personas que habían estado en San Pedro denunciando la discriminación existente en los boliches. Al margen que, realmente, este tipo de comentarios deterioren la imagen de la ciudad como destino turístico, la cuestión no pasa por avergonzarnos de lo que sucede cuando lo escuchamos “afuera”, sino por empezar a pensar en las medidas que se pueden tomar.
Es común escuchar o leer en las páginas policiales hechos de violencia que ocurren en la puerta de los boliches y que son protagonizados por personal de seguridad de los mismos. En varias oportunidades se discutieron las medidas que deberían tomarse, sin embargo, y a la luz de los hechos, pareciera que nunca se aplicaron.
Cuáles son los factores que se tiene en cuenta para decidir si se permite o no el ingreso de determinada persona al local. Muchas veces la excusa es que no hay lugar, aunque sea temprano y en el interior del boliche no haya nadie. Otras veces, las respuestas son mucho más directas: “Solo entran los clientes”, “¿Sos turista, no? Entonces no entrás”.
Los dueños de los locales niegan por completo esta acusación y aseguran que no se deja entrar a aquellas personas que puedan ser peligrosos para los concurrentes. “Lógico, a veces se cometen injusticias, pero son las menos”, comenta el dueño de un pub local. La afirmación, genera grandes polémicas. Son muchos los que se quejan y denuncian actos discriminatorios. Y no solo turistas. Es verdad, se cometen injusticias, pero los testimonios de quienes las sufren dejan al descubierto que se trata de un hecho no tan aislado como quiere asegurar el propietario de este boliche.
Capacidad desbordada
A partir de la tragedia ocurrida en Cromañon en Diciembre del año pasado, las disposiciones que deben tener en cuenta los boliches para lograr su habilitación, incluyen también el establecimiento de un cupo de personas máximo para cada local. El mismo está estipulado a partir del cálculo de una persona por metro cuadrado.
Según las estadísticas, cada fin de semana alrededor de 10 mil chicos, entre sampedrinos y turistas, buscan ingresar a uno de los locales nocturnos de nuestra ciudad. El pub Vendetta, por ejemplo, tiene una capacidad para 950 personas. Don Florencio tiene una superficie de 600 metros cuadrados por lo que estaríamos hablando de aproximadamente 500 personas.
Teniendo en cuenta la sumatoria de las capacidades de los distintos locales y comparándolas con la cantidad de personas que quieren ingresar, queda en evidencia la gran diferencia. Y el problema: los chicos que no pueden ingresar a los locales nocturnos quedan deambulando por la calle hasta altas horas de la noche con los peligros que esto conlleva.
Sería necesario multiplicar por cinco la cantidad de boliches existentes si se quiere satisfacer a todos los jóvenes. Los dueños de los boliches también se amparan en esto para justificar el hecho de que no todos puedan ingresar al local.
Un nuevo hecho de violencia
El domingo en horas de la madrugada, se presentó en la comisaría local un joven quien denunció que minutos antes había sido agredido por uno de los integrantes del personal de seguridad del pub ubicado en 25 de Mayo entre Balcarce y General Pueyrredón. Esta denuncia se suma a las dos registradas contra esta misma persona en un plazo menor a los dos meses. Se trata de alguien con una larga trayectoria en este trabajo y que a lo largo de los años en los que lleva desempeñando este tipo de tareas acumuló varias denuncias. Los chicos cuentan como procede y se indignan, pero nadie se anima a dar mas detalles por temor a que se las agarren con ellos.
Según manifestó el denunciante en esta oportunidad, él se encontraba ya en el interior del boliche cuando, y sin motivos aparentes, el patovica comenzó a pegarle. El joven manifiesta no haber recibido ningún tipo de justificación por parte de este sujeto y que solo trató de defenderse de los golpes. Finalmente, el joven fue retirado del lugar, mediante empujones, por otros integrantes del personal de seguridad, que apañaron el comportamiento de este sujeto.
El joven fue examinado por el médico de la policía que determinó que el mismo presentaba lesiones de carácter leves. Si bien las mismas no constituyen un delito que baste para que este personaje quede detenido, si habría que empezar a considerar la sumatoria de casos que en este caso, resulta preocupante.
Uno de los dueños del local bailable, consultado ante este peligroso, y reiterado, comportamiento de uno de sus empleados, manifestó su apoyo para con él, considerándolo “el mejor patovica de San Pedro, conoce los barrios, sabe perfectamente quién es quién”. Aclaró que, si bien lo ha visto pelear, siempre lo hizo para asegurar la integridad del resto de las personas que se encontraban en el interior del boliche y ante situaciones que “sino las controlaba, se les iban de las manos”. Además agregó: “Muchas veces la gente denuncia en los medios cosas que no dice en la Comisaría. Con respecto a los que sí realizan la denuncia correspondiente, expresó que “habrá que esperar que decida la Justicia: no se puede hacer justicia por mano propia”.
Desde la Comisaría local informaron que la idea es realizar un informe con todas las denuncias efectuadas en contra de este sujeto para elevarlo a las distintas fiscalías a fin de evaluar la posibilidad de que se tome alguna medida al respecto.
Los casos anteriores
Con una diferencia de 15 días entre uno y otro caso, dos episodios de violencia protagonizados por el mismo empleado fueron denunciados en los últimos tiempos por jóvenes que concurrieron al boliche para divertirse y terminaron su noche en el Hospital local.
En el primero de estos últimos casos, el agredido fue un joven de 19 años, en momentos en que se disponía a entrar al local. Además de ser agredido, fue amenazado de muerte por este sujeto. Al parecer, el patovica no lo habría dejado ingresar al joven porque, le dijo, “era un negro de mierda”.
El agredido tuvo que ser atendido en el Hospital debido a que presentaba heridas, aunque todas de carácter leve.
El segundo de los casos, a los 15 días, fue protagonizado por un joven, también mayor de edad, que fue interceptado por este sujeto ya en el interior del boliche. Al parecer, sin motivo aparente, el mismo habría comenzado a insultarlo pero no conforme con esto, le propinó varios golpes de puño. Este joven también presentó heridas de carácter leve.
Factores a tener en cuenta
Según los propietarios de los locales, los factores que se tienen en cuenta para determinar quiénes podrán ingresar y quiénes no, tienen que ver con el aspecto en algunos casos. “El turismo que tenemos nosotros es más que nada de cámping. Hay personas que vienen sucias, en mallas y ojotas. Y no, no los dejamos entrar”, afirma el dueño de uno de estos locales. Tampoco se deja entrar a quienes están ebrios, sean o no clientes, afirma el propietario de otro comercio. Las denuncias que llegaron después de los últimos fines de semana muy concurridos también hacen mención a otro tipo de causas injustificadas. Sin embargo, los propietarios de los boliches afirman que ellos no reciben estas quejas y que no entienden por qué los damnificados recurren a los medios sin hablar previamente con ellos.