Lo golpearon salvajemente para robarle la moto y lo dejaron tirado en una zanja
Seis delincuentes lo interceptaron cerca de Lucio Mansilla y Mateo Sbert. Lo llevaron hasta un callejón y allí lo apalearon hasta dejarlo tirado en un zanjón. Además, le robaron la moto, su herramienta de trabajo para las changas de realiza diariamente.
El lunes, aproximadamente a las 5.00 de la madrugada una persona que circulaba en inmediaciones de Mateo Sbert y Lucio Mansilla a bordo de una moto fue interceptado por seis individuos, salvajemente golpeado y despojado de su rodado.
El hombre, que se dirigía a su lugar de trabajo, transitaba en una motocicleta Motomel negra. En un momento fue sorprendido por desconocidos, que lo abordaron con fines de robo.
Iban en dos motos, es decir tres en cada una de ellas. Obligaron a la víctima a tomar por el callejón lindante con el Refugio de Mascotas, la antigua perrera.
En un momento, lo bajaron y comenzaron a pegarle con una eslinga y una cadena con candado. Tras el brutal ataque, lo arrojaron a una zanja lindera.
“Mi marido fue sorprendido cuando pasaba por el barrio San Francisco. Eran dos tipos en una moto grande. Se lo llevaron para atrás de la perrera. Lo golpearon por todos lados, lo agarraron con un candado, lo tiraron a una zanja, le rajaron la cabeza, le robaron la moto y ahora está todo lastimado”, contó María, su esposa, a La Opinión.
“Anduvimos por la calle Lucio Mansilla viendo si existe alguna cámara de vigilancia. Nos dijeron que hay una de la Municipalidad, por lo que nos fuimos al Centro de Monitoreo. Luego nos mandaron a la Comisaría y aquí nos dijeron que si era necesario se pedían las filmaciones, y nos tomaron el número del celular para avisarnos si hay novedades”, continuó en su relato.
María sostiene que alguien pudo haber registrado el hecho, siendo testigo presencial o haber quedado grabado en una filmación.
“Hay otras cámaras. Queremos saber quién lo golpeó y se llevó la moto. Nosotros la necesitamos. Para él es una herramienta porque vive de hacer changas como albañil y, a veces, corta pasto. La verdad, nos cortaron los brazos”, expresó.
Ante la impotencia por la situación que atraviesan en estas horas, con preocupación sostuvo que “nadie hace nada. Hicimos la denuncia, nos mandaron al hospital, donde se comprobó que por suerte no tiene fractura, pero no puede mover el brazo. Por lo tanto, no puede trabajar. Y él es quien mantiene la casa, es el hombre de la casa”, dijo su esposa.
La Policía trabaja sobre varias hipótesis con el dato de que quienes operan por esta zona serían una banda de jóvenes, quizás menores de edad, de contextura delgada y que en este caso vestían ropa oscura.
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