Llegó diciembre y también el fantasma del trabajo esclavo
El Ministerio de Trabajo y Uatre comenzaron con las inspecciones para evitar las condiciones laborales a las que son sometidos los empleados temporarios que son contratados para las cosechas de esta época. En dos establecimientos detectaron irregularidades. Advirtieron que los operativos continuarán. Una polémica entre los concejales Neyra y Rosa.
La noticia de los 200 trabajadores esclavizados por Nidera que destapó La Opinión en su página web y que hizo tema nacional Horacio Verbitsky vuelve a la memoria cada diciembre, como un zumbido insoportable que marcó un antes y un después en los controles gubernamentales respecto de la protección de los derechos de los empleados rurales.
Por ello, cada vez que llega diciembre hay acción. El Ministerio de Trabajo por un lado y la Uatre por el otro ponen en ejercicio la maquinaria de control que no siempre está bien aceitada. En San Pedro ya comenzó.
El gremio que conduce Cecilio Salazar y los inspectores de la dependencia provincial que a nivel local coordina Paula Taurizano detectaron las primeras irregularidades en la zona de Pueblo Doyle e inmediaciones.
La semana pasada volvieron a encontrar trabajadores en negro en un vivero donde el año pasado habían asistido a la misma problemática con el propietario de la producción que en ese establecimiento vendieron en planta.
Como la flor del jazmín…
Once mujeres fueron contratadas por un hombre oriundo de Buenos Aires para recoger jazmines en planta que le compró al establecimiento Don Agustín. En negro y de palabra, acordaron el trabajo. De 6.00 a 15.00, por 250 pesos la jornada. El transporte lo proveería el empleador, con su camioneta.
El jueves, en varias tandas, las trabajadoras llegaron al campo, ubicado en la Ruta 191, en inmediaciones de la llamada “Curva de la Muerte”. Comenzaron la tarea de recolección y conformación de los “atados” que constituyen “un cajón”, que en realidad es una bolsa.
A las 10.30, el dueño de la producción se acercó, observó cómo iba el trabajo, sacó cuentas y decidió cambiar las condiciones de contratación. “Se ve que no le rendía y nos dijo que nos quería pagar 40 pesos por bolsa”, contó una de las trabajadoras a este semanario.
Ello generó una discusión que terminó con las once mujeres fuera del establecimiento. La Radio y La Opinión llegaron al lugar, advertidos por las propias trabajadoras, que hicieron lo propio con Uatre. El Secretario General adjunto del gremio, Horacio Neyra, se presentó junto a la Delegada del Ministerio de Trabajo.
Allí comenzó una nueva discusión. “Yo pago así, vos quién sos para poner el precio”, se le escuchó decir al empleador, luego de asegurar que tenía todo “en regla”, lo que las propias mujeres negaron. “No hay contrato, es todo de palabra”, dijeron. No sólo se enojó, aseguran que también “chapeó” con ser hijo de un retirado de una fuerza de seguridad y haber estado preso por homicidio.
Las autoridades le pidieron la documentación y fijaron una audiencia para el otro día en el Ministerio, donde el dueño, de alrededor de 35 años, se presentó sin documentación alguna, pero con la plata en la mano. “Les pagó lo que dice el convenio a las compañeras”, confirmó Neyra.
“El año pasado vino uno de Escobar y pasó lo mismo”, se quejó el sindicalista. Fue en el mismo establecimiento, con la misma producción pero con distinto comprador. Por ello, gremio y Ministerio le llamarán la atención al propietario de Don Agustín.
Las trabajadoras cobraron la jornada como corresponde y aguardaban la posibilidad de ser contratadas para terminar la tarea.
Encontronazo entre Neyra y Rosa
Semanas atrás, una inspección en el establecimiento La Oración, en proximidades de Pueblo Doyle. “Había 16 compañeros, tres en blanco y el resto en negro”, detalló Neyra, quien tuvo una reunión con el representante de la empresa, Sergio Rosa.
Ambos concejales, uno peronista y otro radical, uno sindicalista y el otro abogado de la empresa, tuvieron un altercado durante ese encuentro. Esto dijo Neyra a La Opinión sobre esa reunión: “El representante de la empresa es Sergio Rosa, vino y dijo que a esa gente que no sabe leer ni escribir si no le daban trabajo ellos no se los iba a dar nadie. Le dije que esa es la misma gente que van a buscar para ir a votar cuando hay elecciones”.
Por su parte, Sergio Rosa desmintió la versión de Neyra: “Como respuesta sólo me queda decir que si este muchacho para destacarse o intentar sacar una ventaja política recurre a la deformación de expresiones de otros o a ensuciar a otros, equivoca el camino”, dijo el radical.
En ese sentido, agregó: “Ese comportamiento le puede dar algún protagonismo fugaz, pero la mentira y el golpe bajo como herramienta solo te lleva al fracaso. El reconocimiento de la comunidad se da exhibiendo conducta e ideas útiles. Ojalá hayan sido sólo comentarios desafortunados”.
Sobre la situación de su cliente, señaló: “Es una empresa importante que tenía trabajadores no regularizados, que hacía poquito que habían entrado y que ya fue solucionado”.
Durante la audiencia en el Ministerio de Trabajo alcanzaron un acuerdo para que un peón general que oficie como capataz cobre como tal y para que los empleados no registrados pasen a formar parte del sistema. El gremio reclamó “que blanqueen, categoricen y paguen como corresponde”.