Llamada internacional en espera
Entre 100 y 400 nuevos puestos de trabajo podrían llegar a la ciudad si una empresa canadiense dedicada al servicio de atención de llamadas, call center, decide instalarse en San Pedro. Las gestiones se realizan a contrarreloj por parte de las autoridades locales, que no estaban preparadas para recibir una propuesta de estas dimensiones. San Luis, Tucumán y Mendoza son las otras posibilidades que barajan los inversores. “La semana que viene habremos dado un paso importante”, aseguró Barbieri.
Desde hace más de veinte días, el Intendente Barbieri sueña todas las noches con un edificio donde albergar a cuatrocientos jóvenes. Le desvela la idea de irse con una gloria que, como todos saben y comentan, no le reportará su ascenso a una diputación nacional y dejar en manos de nuevos actores el Municipio que viene ganando durante tres períodos consecutivos. Por eso la confirmación oficial fue con mucha cautela: “La propuesta concreta existe. Estamos haciendo el esfuerzo”, informó el Intendente.
Una breve entrevista lo puso al tanto de la posibilidad de la llegada de un call center de capitales canadienses que evaluaba la posibilidad de su traslado a Mendoza, Tucumán o San Luis. Se sabe que la Provincia de Buenos Aires, sobre todo su interior, no es de las más aptas para tentar la radicación de capitales por varios motivos y trabas burocráticas que demoran más de la cuenta las decisiones.
En aquél mismo momento, cuando el mandatario percibió que se trataba de la generación de mano de obra intensiva en un rubro que sólo presta servicios y no contamina, ordenó a uno de sus más fieles y estrechos colaboradores guardar silencio y ponerse a trabajar. En menos de una semana armó propuestas, diseñó carpetas y comprendió que el déficit de su gestión puede medirse en toneladas cuando alguien pretende iniciar alguna actividad en su región: ninguna de sus Secretarías cuenta con un plan estratégico para la seducción de empresas.
Call es “llamar”
Aunque hasta principios de esta semana negara todas las versiones, Barbieri confirmó que se produjeron al menos dos importantes reuniones en las que se evaluaron diversas alternativas para la instalación de un centro de atención de llamadas que elija esta ciudad como sede de operaciones. El propio Intendente dijo a La Opinión: “Estuvimos reunidos en la sede de Capital” de la empresa. “Está avanzado, pero no queremos despertar mayores expectativas”, agregó.
Silencio, calma y prudencia
Sólo dos personas de su gabinete sabían que en el mismo momento en que la ciudad cumplía 102 años, y tras un austero acto en la plaza 25 de Julio, esperaba en un hotel de la ciudad una ejecutiva delegada por una empresa canadiense cuyo nombre se preserva a fin de no perjudicar las negociaciones. En el despacho de Pellegrini 150 había un encuentro pautado para las once de la mañana.
Allí, la representante de los canadienses expuso al Intendente los motivos por los cuales antes del mes de Diciembre del presente año necesitan instalarse en cualquier punto del país que facilite tranquilidad a la actividad, evitando los centros urbanos, donde la conflictividad gremial y los permanentes obstáculos para que la gente llegue a horario a su trabajo son un escollo que redunda en mala prestación a sus clientes.
La mujer, prolijamente ataviada con un traje negro y camisa blanca, desplegó su propuesta y advirtió que desde hace dos meses la empresa estudia tres propuestas concretas procedentes de las provincias citadas.
En esa misma mañana, una breve recorrida por la ciudad terminó de convencer a la segunda línea de la empresa de las bondades que una ciudad equidistante a Capital Federal y Rosario puede brindar a sus trabajadores y por ende a los dueños canadienses, que son quienes tienen la última palabra.
El miedo no es zonzo
Pese a los múltiples intentos por dar a conocer la noticia, el silencio adoptado fue explicado como “no queremos generar ninguna expectativa” o “es muy difícil que elijan esta provincia, porque no cuentan con los estímulos que ya les dieron en otro lado”. Esas dos frases impidieron que la ciudadanía comprenda que no siempre las decisiones están de un solo lado del mostrador, pero que pueden dinamizarse si una gesta ciudadana se aboca a competir con otras plazas que, por más adecuadas que sean, cuentan con Gobernadores que pueden acelerar las decisiones. Ese y no otro, es el miedo del mandatario sampedrino. Su ascendencia termina en las puertas de la casa de Gobierno de la Provincia de Buenos Aires.
Los primeros contactos ya se hicieron y, si Scioli y su Ministro de Trabajo atienden esta semana los llamados, San Pedro quedará mucho más cerca de convertirse en una alternativa para la radicación.
La otra pista que alertó a La Opinión y animó a La Radio y sus portales a “oficializar” la noticia –desmentida u obviada hasta esta publicación– fue un llamado que el día Miércoles recibió el colaborador del Intendente de los propios representantes de la empresa en Argentina. En la mañana del Jueves, tres funcionarios abordaron el auto oficial y se trasladaron a Buenos Aires. Barbieri, Almada y Alejandro Donatti desembarcaron en distintos lugares. El Secretario de Gobierno descendió en otro lugar y por otros trámites, sin conocer el destino final del Intendente.
Cerca del mediodía, en las oficinas ubicadas en pleno microcentro porteño, sobre la calle Carlos Pellegrini, hubo una reunión en la que se dieron a conocer todas las alternativas y la búsqueda de un local adecuado para desarrollar las actividades. El encuentro culminó con éxito y los representantes de la firma canadiense ya elevaron una propuesta sampedrina para ser evaluada en el más alto nivel.
“La semana que viene habremos dado un paso muy importante”, afirmó Barbieri, respecto de cómo siguen las gestiones luego de las reuniones en San Pedro y en Capital.
Espero tu llamado
Los proyectos de la empresa contemplan el establecimiento de un centro de llamados o “Call Center”, que empleará en un plazo determinado de 100 a 400 personas con turnos rotativos durante las 24 horas.
Un call center, centro de llamados o centro de atención al cliente es un servicio que se ofrece a las empresas que necesitan tener contacto fluido con sus clientes. Consiste en la atención de llamados que derivan esas empresas –que pueden ser bancos, telefónicas, etc.– tanto para reclamos, soporte técnico y servicios de atención al usuario. Algunos call center no sólo reciben llamados sino que los hacen hacia posibles clientes, a los que ofrecen los servicios que prestan aquellas empresas que contratan al centro de llamados.
“Un call center satisface aspectos de la relación con el cliente de forma aislada: promociones, información, consulta, reclamos, cobro, recepción de incidencias, entre otros. El objetivo es la propia capacidad de prestar el servicio de atención al cliente a través del teléfono con unos niveles de calidad óptimos”, explicó un representante de otra importante compañía internacional con sede en Rosario.
Los centros de atención telefónica son un fenómeno reciente, producto de la proliferación de servicios que necesitan un soporte rápido por parte de las empresas para con los usuarios. En el país, los primeros que se instalaron lo hicieron al calor de la devaluación, al encontrar aquí la posibilidad de abaratar costos y continuar con el servicio en sus lugares de origen gracias a la interconexión globalizada de las comunicaciones.
Perfil del teleoperador
Las tareas de teleoperador son realizadas en general por jóvenes, aunque no es privativo de esa franja etaria. Los requisitos básicos son la buena dicción y la amabilidad. “El perfil básico de un gestor de servicios de call center es el siguiente: debe mostrar gran predisposición a conservar el puesto de trabajo, tener facilidad de comunicación, capacidad de trabajo en equipo, voz agradable y la capacidad de mostrar estabilidad emocional”, explica un trainer, el entrenador de los que toman llamadas, quien antes de ascender a ese puesto estuvo en el box con la vincha de auriculares y micrófono en la cabeza. “Los ascensos son siempre con gente de adentro, por lo que las posibilidades de crecimiento son siempre importantes”, afirma el capacitador, cuyo puesto puede redituarle hasta 5.000 pesos.
Un call center trabaja las 24 horas, ya que pueden recibir llamadas del país o del resto del mundo, de hablahispana o en inglés. Algunos se dedican exclusivamente a uno u otro servicio, pero en general suelen tener departamentos bilingües y exclusivos de castellano.
Los turnos son de seis horas, por lo que muchos jóvenes deciden ingresar a este tipo de trabajo, porque los sueldos suelen superar el promedio de cualquier otra labor, especialmente aquellas a las que alguien puede acceder como primer empleo, y además ese horario permite estudiar o sumar un segundo trabajo para aumentar ingresos. En las ciudades grandes son los estudiantes universitarios los que más buscan y obtienen este tipo de trabajo.
La posibilidad para San Pedro es importante, porque significa una opción para los 1.700 jóvenes que año a año salen de las escuelas secundarias. Conseguir un trabajo estable en la ciudad no es tarea sencilla y este tipo de empresas garantizan trabajo formal –en blanco–, pago puntual, obra social y convenios de trabajo que posibilitan a un habitante sampedrino pensar en un trabajo “tipo oficina” que, para aquellos que puedan adecuarse al ritmo de trabajo y que se sientan satisfechos con las posibilidades que brinda, puede ser visto como “para toda la vida”.
En las grandes ciudades el recambio de personal es constante, porque la mayoría de los jóvenes estudiantes que se emplean como teleoperadores dejan el puesto una vez que se reciben o consiguen un trabajo más ligado a la vocación por la que iniciaron sus estudios. Esa situación obliga a un gasto importante por parte de las empresas en entrenamiento de los nuevos. San Pedro cuenta con la ventaja de ofrecer un horizonte de recambio más dilatado.
Dinamizar la economía
Contar con entre 100 y 400 nuevos puestos de trabajo implica desde ya una dinamización de la economía, en la medida en que se trata de la inyección de dinero en el circuito de consumo local.
Si se hacen números, con un sueldo promedio de 1.600 pesos mensuales habría unos 160.000 pesos de mínima y 640.000 de máxima que ingresaran a la rueda de circulación monetaria en bienes y servicios a consumir.
A ello podría sumarse los diversos sectores de la economía que podrían dinamizarse a través de la presencia del call center. 400 trabajadores significan cuatro turnos de 100 cada uno. Eso significan 100 computadoras, sillas, mesas, teléfonos… todos mobiliarios que se renuevan constantemente, en la medida en que el uso diario y sin cesar de esos elementos implica un desgaste rápido que debe ser solucionado de inmediato.
A su vez, podría implicar la dinamización de casas de comida rápida, ya que los trabajadores de call center tienen un break de 15 minutos en las seis horas de labor para comer. Por lo general, en las ciudades donde están instalados, la costumbre es encargar comida en grupos para el momento del corte y comer algo rápido antes de volver al box.
Llegar hasta el lugar de trabajo necesita una movilidad que las empresas de este tipo no ofrecen, por lo que las agencias de remise tendrán nuevos clientes que puedan utilizar el servicio a diario. Además, los empleados están bancarizados y cobran a través de cajeros automáticos, lo que suma una actividad más que se vería beneficiada.
La juventud con capacidad de consumo es un factor importante para la dinamización de la economía local. Los empleados de fábricas como la automotriz japonesa Toyota dan cuenta de ello.
Además, este tipo de empresas suele contratar a otras para los servicios de seguridad y limpieza, tareas que demandan constante presencia de trabajadores en el edificio, porque su actividad no se corta en ningún momento del día.
Buscando lugar
Los representantes del call center recorren la ciudad en busca de lugares adecuados para la instalación. Necesitan un edificio de importantes dimensiones donde instalar los boxes en los que los empleados desempeñan sus tareas. Tienen varios en vista que reúnen las condiciones y aguardan la decisión canadiense para iniciar las negociaciones. Todas ellas se manejan en estricto secreto, pues el folklore en torno a la especulación inmobiliaria llegó también a los oídos de esta empresa.
Las posibilidades son concretas, pero la competencia es importante, especialmente San Luis, que tiene paquetes de beneficios tentadores para cualquier empresa. Las gestiones locales deberán hacer todo lo que esté a su alcance. La provincia podría poner lo suyo, que puede ser mucho. Los sampedrinos podríamos hacernos eco y sumar el aporte propio.
La utopía sirve para caminar
“Se nos escapó la Toyota”, “Perdimos la Quilmes”, “no se quién fue, pero Mercedes Benz quería venir a San Pedro”, “se pinchó el Puerto de Arcor”, “ojalá venga otra Papel Prensa”, “cuánta gente trabajaba en Exportsan”, “¿te acordás de Metalcyl y Amelú?”…
Las mesas de los cafés se divierten echando culpas y añorando aquellas “comisiones de industria” que desde un pujante Centro de Comercio entusiasmaban a todos brindando beneficios y golpeando puertas para la radicación de nuevas fuentes de trabajo.
Por entonces la ecología era un tema menor y la actividad conjunta una forma de vida. Otras generaciones son testigos, y algunos de aquellos pioneros de gestas populares con un objetivo común superando las recortadas funciones de las autoridades lamentan la supremacía del individualismo cada vez que el futuro de la ciudad se pone en juego.
Decenas de proyectos que pretenden “bajar” –palabra ofensiva, toda vez que subestima a quienes viven de las migajas de la Capital y el Conurbano– a territorios más aptos se abortan hoy a fuerza de coimas, prebendas o negligencias incomprensibles.
En San Pedro, la explosión turística que se produjo a fuerza de una avidez sin límites en el negocio inmobiliario y la necesidad de comenzar a incorporar dinero fresco lograron sepultar de la agenda pública los problemas estructurales que originó la supresión de aquella prolífica mano de obra que con poca instrucción lograba un trabajo en el campo, en Blasón o, con mucha suerte, en la ya legendaria Tupperware, que se transformó en el paradigma del brutal esquema que tras la convertibilidad se llevó en la mochila fuentes de trabajo que se parecían en mucho al ingreso al primer mundo. La fábrica de plásticos representó el progreso para centenares de familias sampedrinas que parieron hijos que hoy no encuentran un lugar para dignificarse como personas contando con ingresos propios.
Lo sabemos: demasiado preámbulo para tratar de explicar por qué hasta el momento nadie quería hablar del Call Center y lo que podría significar para San Pedro. Es posible que el lector crea que se trata de una utopía. Y eso es: ni más ni menos que una utopía que muchos desocupados de la ciudad aguardan con la esperanza de un sueldo digno, en blanco y con obra social.
Teleperforados
Teleperformance y Atento son dos de las empresas de servicio de atención al cliente más famosas. Su fama se debe no precisamente a buenas noticias, sino a que su dimensión –son de las más grandes del mundo– provocó serias complicaciones con los trabajadores. Las disputas intergremiales entre Comercio y Telefónicos estuvieron a la orden del día. Estas dos empresas se especializan en las llamadas externas, lo que se conoce como “telemarketing”, donde los trabajadores tienen relación laboral atada a comisiones por ventas. Los niveles de estrés, las malas relaciones entre supervisores y empleados dieron lugar a múltiples artículos periodísticos y libros sobre el trabajo del “telemarketer”, una de las posibilidades de trabajo del teleoperador. Muchas de esas dificultades fueron superándose a medida que pasaron los años.